camara 360

Hoy es viernes 13, día señalado en cualquier calendario de un amante del terror. Cada viernes 13 son tendencia los psicópatas y asesinos en serie, las maldiciones, las casas encantadas, los fantasmas vengativos, los mejores momentos de Belén Esteban o cualquier otra manifestación tópica del horror humano… Pero tranquilos, hoy no voy a hablar de asuntos de “suto o muete” sino de cosas que son tendencia.

Y es que está claro que hoy en día no eres nadie si no tienes una de estas dos cosas: una off shore en Panamá o un vídeo 360º. Cómo el primer asunto es un poco como el cuéntame de nunca acabar… mejor me centro en el segundo.

Video 360º.

El vídeo 360º es a 2016 lo que el 4K a 2015, lo que el dron a 2014; es decir: pura tendencia en el audiovisual. Estoy seguro de que todos habéis visto ya una buena cantidad de videos en 360º, sea con gafas de VR o sea moviendo el dedito por la pantalla de vuestro Smartphone; gracias a la proliferación y reducción de costes de los equipos de grabación este tipo de piezas comienzan a inundar canales de youtube, muros de FB, timelines de Twitter y demás redes sociales.

Y está muy bien; toda innovación tecnológica debe ser aplaudida y recibida con los brazos abiertos. Pero sin volvernos locos, porque tampoco todo tiene que ser ahora en 360º. Igual que no tiene sentido usar un dron para explicar cómo preparar una receta mexicana y no hace falta grabar en 4K si vas a mandar un saludo a alguien por whatsapp o snapchat. Cada herramienta tiene su sentido, su razón de ser. Y con los nuevos avances no hay que caer en el todo vale, sino explorar sus posibilidades en pro de una mejora real y significativa del panorama audiovisual existente.

No hay que olvidar que la tecnología abre caminos nuevos para contar cosas de forma original, pero no narra per sé. Somos nosotros, los creadores y profesionales, los que estamos obligados a encontrar la manera en que el relato crezca y se enriquezca gracias a esta tecnología. Por eso siempre es necesaria la reflexión previa antes de lanzarse a usar una nueva innovación tecnológica.

De ahí que, sin ser ni mucho menos un experto en la materia (en este mismo blog hay gente haciendo ya cosas muy punteras en este campo) me permito compartir con vosotros algunos pensamientos sobre cómo enfocar el uso de las cámaras 360º.

1) Lo primero que debemos hacer antes de grabar un vídeo de este tipo es pensar: “¿Esto se puede contar con una cámara de toda la vida?” Si la respuesta es sí, estaremos vendiendo humo. Un ejemplo de esto, que vi hace un tiempo, sería un vídeo 360 de la salida de una carrera urbana. Más allá del mero divertimento de moverte en cualquier dirección y ver corredores por todas partes, el planteamiento no aportaba nada extra; la información debe presentarse de la forma más eficaz y sencilla posible y, en este caso, una cámara normal colocada en la posición apropiada ya estaría mostrando el relato en toda su dimensión. Abigarrar y recargar el discurso audiovisual por que sí es una tentación que debemos ser capaces de superar.

2) Algo que parece obvio pero no lo es tanto: si disponemos de una visión 360 deben suceder cosas en todas direcciones, debe aparecer información para el espectador desde todos los ángulos posibles. De nada sirve contar con una tecnología 360º si sólo presentamos la acción del vídeo de manera tradicional (es decir, desde un único punto de origen). Y, cuidado, no basta con pensar sólo en los ejes derecha-izquierda, delante-atrás… también hay que atender el menos obvio de arriba-abajo. Si conseguimos mostrar en nuestro vídeo a un niño al que se le escapa un globo de helio de las manos y podemos ver cómo vuela ascendiendo por el cielo o cómo a alguien se le cae un pastel de cumpleaños y se chafa contra el suelo, iremos por el buen camino.

En este punto me parece imprescindible hacer una revisión del cine mudo y sus mecanismos narrativos; y de maestros clásicos como Welles o Hitchcock que sacaron todo el partido al uso del plano secuencia. De ellos seguramente aprendamos mucho en cuanto a planificación técnica para encarar una grabación de estas características. Miedo me da pensar cómo habría planteado el bueno de Orson el arranque de “Sed de mal” contando con tecnología 360º…

3) Paradójicamente, la capacidad de mostrar más puede y debe usarse en ocasiones para mostrar menos. La narración audiovisual, en todas su facetas, siempre ha brillado cuando elige sugerir más que enseñar explícitamente. Si en una narración de 360º empleamos sonidos inquietantes a nuestra espalda, una sombra que cruza por uno de nuestros flancos, un objeto que rueda por el suelo entre nuestras piernas, etc. estaremos contando con recursos y elementos muy efectivos a la hora de crear una atmósfera y de imbuir al espectador en un estado de ánimo concreto; en definitiva, de meterlo en nuestra historia a un nivel que de otra forma no podríamos lograr. Este tipo de planteamientos resultan especialmente interesantes en según qué géneros, como el suspense o el terror.

Little planet

4) Otra consecuencia del uso del vídeo 360 es la proliferación de “bolas del mundo” por todos lados. Con este término me refiero al efecto que se puede crear para mostrar una imagen esférica que contiene la información de todos los ángulos de grabación. A mi personalmente no me gustan mucho y no puedo evitar que me recuerden siempre al planeta enano de Kaito en “Dragon Ball Z”. Pero más allá de gustos subjetivos, si creo que esta opción (aunque estéticamente llamativa) tiene el inconveniente de añadir cierta confusión a la imagen. Y si tenemos en cuenta que en la narración audiovisual la claridad es un pilar fundamental para la correcta exposición del relato, recomendaría siempre componer con especial cuidado los planos que quieran mostrarse con este efecto para no terminar obteniendo una imagen excesivamente barroca y que no transmita aquello que queríamos transmitir.

5) Y como casi siempre en el audiovisual hay que romper una lanza por el uso creativo del sonido. En un escenario envolvente como el 360 la información sonora tiene mucho que aportar. Y no sólo el sonido que “se ve” o está en cuadro sino del sonido fuera de cuadro, que puede servir como pista, anticipador o alerta de acontecimientos que están por venir (empleado en estos casos para escucharse en uno sólo de los auriculares e indicando así de donde viene el sonido, por ejemplo). En general todo lo que permita al cerebro del espectador trabajar en la búsqueda de respuestas ejercerá de potenciador de la historia.

Podríamos seguir tirando del hilo y sacar otros muchos consejos y reflexiones sobre el tema, pero yo de momento lo dejo aquí. Invito a que sean otros más sabios que yo, compañeros de Innovación Audiovisual o lectores, los que salten a la palestra y continúen con el siempre necesario arte de la reflexión acerca del correcto uso de las nuevas tecnologías. Porque no perdamos de vista que lo que parece un gran cambio puede no serlo si se usa mal y que alguien que gira 360º sobre sí mismo quedará exactamente en la misma posición en que estaba al principio.

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Image 1 by TechStage vía Flick. Image 2 by Nigel Howe via Flick.

@javijaureguitv