De la segunda pantalla ya hemos hablado hasta la saciedad y cada vez es mas recurrente encontrar literatura tanto académica como profesional. EL post de hoy pretende ser otra vuelta de tuerca y el resumen de una publicación académica escrita con mi compañero Antonio Baraybar. Es lo que hemos denominado como la teoría de la implicación del espectador por contenidos de segunda pantalla.
En el consumo tipo lean beack, podemos distinguir distintos niveles de uso de contenidos y herramientas para segunda pantalla, ya que la clasificación además de considerar los contenidos no obvia las posibilidades de interacción según la plataforma utilizada. En primer lugar y como nivel de implicación mas bajo, encontraríamos al público cuyo consumo básico se limita a la información (ya sea a través de telediarios, programas informativos o información rosa). Este consumo podemos relacionarlo en la segunda pantalla con el uso de acceso a la web a través de navegadores cuyo objetivo principal es contrastar información (prensa y revistas on line).
A continuación, nos encontramos las audiencias que consumen audiovisuales destinados al entretenimiento (deportes, magazines, tv shows, etc.). Se entiende que el uso de esta segunda pantalla está más relacionado con las redes sociales, que permiten comentar, generar comunidad e incluso participar en el desarrollo del debate.
En tercer lugar identificaríamos a los espectadores de productos sociales, aquellos referidos a series, películas o algunos eventos deportivos (especialmente fútbol o baloncesto). En donde la utilización de los dispositivos está más asociada a consulta de metadatos (estadísticas, datos sobre aspectos técnicos, uso de redes especializadas tipo imdb, filmaffinity, etc.)
En el siguiente grado encontraríamos al público más fan, con mayor implicación o que poseen un mayor compromiso (engagement). Son el caso de las grandes producciones cinematográficas que ofrecen a estos espectadores un consumo de ocio que traspasa la pantalla, nos referimos a los discursos transmediáticos (ARG, Webseries, juegos, etc.).
Por último, alcanzaríamos el mayor grado de implicación del espectador dentro del ámbito del periodismo de investigación y del género documental. En este caso los creadores incitan a que el espectador continúe el proceso activo de búsqueda informativa asociado a la concepción del propio contenido. Para ello animan a la participación y al esfuerzo personal para alcanzar un mayor grado de conocimiento sobre los asuntos abordados.
Esta imagen nos representa cómo podemos entender la teoría de la implicación del espectador por contenidos en la segunda pantalla. Es evidente que visualmente nos recuerda a la pirámide de la teoría de las motivaciones humanas de Maslow. Por supuesto, esto no deja de ser una teoría personal y que como todas está para discutirla y debatirla.
Imagen 1: Frame de Amelie (J.P. Jeunet, 2001)
Imagen 2: Linares y Baraybar 2015.
@rafalinares
Es interesante y muy bueno que alguien ponga esta teoría sobre papel, para poder pensar mejor cómo conectar con el público a la hora de crear contenidos. Lo único es que yo creo que el público debería analizarse de manera independiente del contenido. Desde mi punto de vista a un lado tenemos los tipos de contenidos que pueden ser informativos, entretenimiento, sociales etc… y por otro lado tenemos los distintos tipos de público con distintos grados de implicación. A mi parecer un espectador de informativos puede alcanzar un nivel de implicación de «redes sociales» o «metadatos», si, cuando está viendo las noticias», se siente especialmente apelado por una de las historias tratadas en el programa y decide compartirla en sus perfiles o comentarla con los amigos etc. Puede que alguien que vea un documental, disfrute del contenido, pero adopte una actitud pasiva y apague el dispositivo tras el visionado sin profundizar en la materia. Del mismo modo considero que un espectador de un programa como «Sálvame» puede alcanzar un nivel de implicación de «investigación», si decide indagar profundamente en la vida de los personajes expuestos en el programa. Yo creo que, aunque los perfiles de audiencia de cada tipo de programa sean más o menos característicos, lo cierto es que no existe una correlación inequívoca entre el nivel de implicación de su audiencia con el tipo de contenido. Creo que lejos de suponer una dificultad, esto significa que da igual el tipo de contenido que estemos creando, si descubrimos qué es lo que activa a nuestro público, siempre tendremos la posibilidad de apelar a un núcleo de seguidores completamente implicados.
Pablo me parece muy interesante tu aportación y creo que tienes mucha razón. Mi propuesta estaba mas enfocado a intentar ordenar el contenido y su implicación de una manera muy generalista, y es evidente que se pierden muchos matices.
Rafa, creo que este artículo es muy interesante y bastante útil para todos los que nos dedicamos al contenido. A mi juicio, creo que los matices a los que se refieren posiblemente se ordenen en un estudio antropológico del espectador, diferenciando:
– El grado de implicación del espectador con las segundas pantallas: Según su grado de actividad en Social Media esta pirámide podría ser más grande o más pequeña (por ejemplo)
– Como siempre, la preferencia en el consumo de determinados productos audiovisuales según su clase social, educación etc. Por ejemplo, un espectador políticos y activistas que interactuarían más con un debate de actualidad, mientras que un «nerd» interactuaría más con contenidos de producciones de ficción, etc.
¿Qué opinas?
Estoy totalmente de acuerdo, la pirámide se podría hacer mas compleja ( se podría plantear otra forma de visualizarla) teniendo en cuenta los grados de implicación y sobre todo las comunidades, que serán mas sensibles a unos temas que otros. Nuestro objetivo era hacer una primera representación partiendo de la famosa pirámide Maslow que nos sirvió de inspiración