Caballitos de Mar Digitales

Los caballitos de mar se reproducen mediante huevos que se fertilizan y transportan en el interior de una bolsa ventral del macho. Ellos se encargan de la gestación durante un máximo de seis semanas. La hembra participa en el proceso pero sigue con su vida sin problemas.

Algo así suena idílico. Esa libertad temporal, ese desentendimiento en la reproducción, parece un escenario ideal para una mujer directiva.  Hoy en día es complicado mantener un puesto de trabajo de cierto alto mando siendo mujer. En mi caso, soy una mujer joven, occidental, universitaria, de clase media, media-alta, sin hijos y veo como algo muy lejano el poder acceder a puestos de responsabilidad directiva en el mundo digital.

Las cifras respaldan esta sensación. En la plantilla de Google no se llega ni al 30% de mujeres. Dato inferior o similar en Apple y en Facebook, por poner de ejemplo a los tres grandes emporios digitales del momento.

Por eso, cuando saltó la noticia de que en 2015 Apple y Facebook iban a dar la opción a las mujeres de su empresa de poder congelar sus óvulos, se agolparon muchas reflexiones. En primer lugar, no obliga a congelar los óvulos, ¡acabáramos!, permite la opción de financiar el proceso de congelación de los óvulos, lo que me hace preguntarme si se paga el trámite entero de la congelación, fecundación y colocación o si se trata de una ayuda general y la empleada puede disponer de ese dinero a su antojo a la hora de costear el servicio. En segundo lugar, si hay un despido durante este tratamiento, ¿qué sucede con esos óvulos y la financiación del proceso reproductivo asistido? ¿Hasta qué punto es dueña la empresa de los óvulos congelados de sus empleadas?

Entiendo el giro que quiere darle Apple a la noticia sobre esta herramienta para atraer y mantener el talento femenino en Silicon Valley. Como maestros que son en darle la vuelta a la tortilla, no sorprende la siguiente afirmación en su comunicado:

«Seguimos expandiendo nuestros beneficios para las mujeres, con una nueva política de permisos por maternidad, junto con criopreservación y almacenamiento de óvulos como parte de nuestro extenso apoyo a los tratamientos contra la infertilidad».

A mi juicio, parece lícito que estas medidas se vean como una ayuda pero siempre me queda la sensación de si estas grandes corporaciones buscan lo mejor para sus empleados o tan sólo pretenden postergar el «reloj biológico» en aras de una mayor productividad.

Estas contribuciones se suman al abanico de ayudas empresariales para la adopción o para la ampliación de los días de baja por maternidad. A priori son políticas internas de gran popularidad, con un marcado impacto comunicativo, siempre y cuando no se conviertan en una obligación impuesta de una forma velada y sí en una forma más de proteger el legado de aquellas personas que dan su vida por un trabajo desplazando a un segundo plano su ámbito familiar.

Caballitos de Mar Digitales

Creo que toda mujer se cuestiona en algún momento si tendrá que sacrificar algún aspecto de su vida por otro. Por eso vuelvo al título del post y pienso que ¡me encantaría ser un caballito de mar!. Me encantaría saber qué pasaría si la opción del embarazo fuera la opción del hombre. ¿Cómo sería el mundo con un embarazo masculino?

Me resulta muy difícil saber si estoy en el momento idóneo para tener un hijo o si aún tengo «tiempo» para poder seguir concentrándome en mi carrera profesional. Si aún tengo la posibilidad de llegar a puestos directivos digitales para los que llevo trabajando y estudiando tantos años. Si seré igual de valiente que todas esas mujeres que deciden el camino a seguir en la encrucijada laboral y familiar.

Solo espero tomar la decisión acertada en el momento adecuado.

Imagen | Ed Yourdon