2017 ha sido un año de consolidación para las grandes plataformas de streaming de contenidos. No solo en crecimiento suscriptores y beneficio económico. También por el reconocimiento que su producción original ha recibido por parte de crítica y público.

Pero sin duda 2017 quedará registrado en la cronología de la historia de la televisión por Internet por la decisión de la todopoderosa Disney de unirse a este concurrido negocio.

Crónica de un jaque mate 

En agosto del pasado año Disney anunciaba, casi por sorpresa, su intención de no renovar la cesión  de los derechos de streaming de sus contenidos a Netflix, que revertirán de nuevo en la compañía propietaria cuando caduquen a finales de este año. El anuncio, irónicamente, llegaba pocos días después de que Netflix hiciese público su fichaje estrella para desarrollar contenido original en la plataforma. Se trataba de Shonda Rhimes (Anatomía de Grey, Scandal), una de las showrunners más rentables de Abc (propiedad de Disney).

Retener su catálogo, hasta ahora cedido a otras compañías, era la antesala de una decisión de mayor calado. Disney también anunciaba el lanzamiento de dos plataformas de streaming propias: una centrada en contenido deportivo para 2018 (ESPN Plus) y otra de carácter generalista, prevista para 2019, a la que irá a parar el contenido que está a punto de recuperar. Esta última, en palabras del CEO de Disney, Bob Iger, nace con vocación de servicio de calidad, familiar y será «sustancialmente más barata que Netflix».

Todavía había más. Disney colocaba la guinda al pastel en diciembre, al anunciar la compra de 21st Century Fox por más de 52 mil millones de dólares. Aunque el acuerdo de venta no incluye toda la compañía, sí que aumenta sustancialmente el arsenal de Disney en la batalla por la conquista del home entertainment digital. Una galaxia ya no tan lejana en la que el espectador tiene cada vez más pretendientes. Algunos de ellos con una gran ventaja competitiva y muchos ceros a sus espaldas, como Youtube, Apple o Facebook.

¿Qué compra Disney? 

Fuente: The Walt Disney Company

Todavía hay que esperar a que la compra sea autorizada por la autoridad federal de defensa de la competencia. Y, vistos los problemas con los que se ha encontrado la fusión AT&T y Time Warner, no parece que vaya a ser pan comido. Pero de entrada se perfila un escenario interesante, que podría cambiar sustancialmente el sector del entretenimiento en general y el del streaming en particular.

Solo en contenidos, el resultado de sumar ambos estudios es abrumador. Si la compra se formaliza, al ya vasto catálogo de Disney (incluidas las recientes adquisiciones de Marvel y Lucasfilm), se unirán franquicias tan rentables como Avatar, X Men, Los Simpson o Family Guy.

Fuente: The Walt Disney Company

Sobre la mesa también está el canal de televisión de pago FX, hogar de series de éxito como Fargo, The Americans, Feud o American Crime Story, entre muchas otras. Y la cosa se pone todavía más interesante. La compra convertirá a Disney en el accionista mayoritario de hulu, ya que sumaría al 30% que ya tiene el 30% que ostenta Fox a través de Abc. Si existe una participación mayoritaria de hulu, se podría producir un cambio de estrategia en la compañía. No hay que olvidar que gran parte del apalancamiento de hulu se debe, precisamente, al reparto de su propiedad, aspecto que ya se tuvo la oportunidad de analizar en otra entrada para este mismo blog. Aunque no será fácil. Como explica Todd Spangler, según los términos de la joint venture que gobierna la empresa, no se pueden hacer cambios estructurales sin el apoyo de Comcast, que posee otro 30% (a raíz de la compra de NBC Universal). Y aunque ahora es socio «silente», a partir de 2018 podrá votar (y vetar) las decisiones relativas a la compañía.

¿Por qué ahora? 

Disney llega un poco tarde a toda esta fiesta. Pero es consciente de que la conquista del consumo del entretenimiento en el hogar pasa por afianzar la extensión digital de su imperio. El primer paso es prescindir de intermediarios y crear un servicio de streaming inequívocamente vinculado a su marca. Como explica Nicole Laporte, «necesita construir una relación sólida y directa con su audiencia, lo que a la larga será cada vez más importante para mantener sus otras divisiones, desde los juguetes a los parques temáticos, en un entorno en el que las opciones de entretenimiento no paran de crecer». Disney, de esta manera, se prepara para construir lo que Brian Bishop denomina una «explotación 360 de propiedad intelectual jamás vista», un ecosistema en el que la audiencia se entiende como un sistema de energía renovable. Del cine y la televisión a Internet. De la pantalla al espacio físico. Del espacio físico a las librerías y los centros comerciales.  Que Disney triunfará con sus contenidos es un hecho. Y, gracias a esta estrategia, tampoco plantea dudas su capacidad de captar suscriptores, con toda su oferta y productos a disposición del nuevo servicio.

Espejito, espejito… ¿cómo será el streaming de Disney? 

Todavía quedan muchas incógnitas por despejar aunque todos los medios especializados se han lanzado a hacer sus propias apuestas sobre cuál podría ser la fotografía final de la nueva división de streaming de Disney. Según declaraciones de la propia compañía, pretenden desarrollar su actividad a través de tres servicios (los dos de nueva creación anunciados en verano -deportes y generalista-) y hulu.

Se estima que ESPN Plus ofrecerá más de 10.000 horas de eventos deportivos en directo al año. Ello, unido a la red de cadenas de deportes locales que incorporará a través de Fox, posiciona al servicio en un buen lugar. Para la plataforma de contenido familiar también hay grandes planes. Contará con películas y series de TV originales (basadas Star Wars, Marvel, High School Musical y Monsters S.A). No obstante, el núcleo duro (y su gran reclamo de marketing) será su catálogo, sólidamente construido en torno a franquicias con potentes fenómenos fan. Esto dejaría la programación para un público más adulto circunscrita a hulu, en donde se alojaría todo lo que no forme parte del servicio familiar, así como el contenido de ABC y de FX.  Disney ha declarado su intención es invertir para hacer hulu más competitivo. Con la compra de Fox, además, se abre una puerta a su expansión internacional, ya que le daría una participación en la británica Sky y Star India, ambas con sus respectivos servicios on demand. La posibilidad de ofrecer un bundle para contratarlos de forma conjunta también está sobre la mesa, según ha declarado el propio Bob Iger.

El futuro que le espera al streaming de contenidos es cada vez más incierto. Operaciones como esta alejan al espectador del tan anhelado servicio único que lo aglutine todo en favor de la tan temida (pero rentable) fragmentación. Con la equiparación de los estándares tecnológicos empleados, la homogeneización de interfaces y experiencias de usuario y la paridad en los precios, parece que la batalla del streaming continuará centrándose en el verdadero elemento diferenciador: los contenidos.

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