“En EEUU existen aproximadamente unos 80 millones de taladros domésticos, cada uno de los cuales tiene un uso medio de unos 13 minutos a lo largo de su vida útil” Brian Chesky, CEO de AirBnb
De esta premisa nacen brillantes ideas de negocios como AirBnb que triunfan llegando a tener previsión de colaborar con Amadeus.
Búsqueda de «Sharing economy» según Google Trends desde 2004 hasta hoy
En esta prehistoria de Internet asistimos al nacimiento de nuevos modelos de negocio, como la economía colaborativa, que nos cambian la manera de entender el consumo.
Pero ¿no tenéis la sensación de que la economía colaborativa siempre ha existido? ¿Quién no le ha pedido ese taladro doméstico al vecino? Como decía Platón, conocer es recordar. Esta economía latente solo ha necesitado redes de información para expandirse en su naturaleza. La grandeza de su explotación ha sido la visión de negocio en esa colaboración que solo se daba entre círculos reducidos.
Desde que surgiera el término en 2007 con artículos como este cada vez es mayor su expansión…mientras que en España (introducido en 2012) muchos niegan la evidencia y resucitan el Ludismo; movimiento de la Revolución Industrial en la que los artesanos trataron de romper las máquinas que creían que iban a arruinar sus trabajos. Véase cómo tratan de prohibir Uber o impedir el uso de Car2go.
Adaptación de Megafounder al estudio «How to win in the collaborative economy»
Pero hoy vamos a ir un paso más allá: negocios todavía desconocidos que han dado una vuelta de tuerca en el sector del ocio. Nuevos aires y nuevas oportunidades.
Os hablo del “sharing” de entradas permitido, útil hasta la médula y tremendamente desconocido, que en EEUU es un sector maduro y en España estamos viéndolo nacer.
Esta fue mi sorpresa cuando comencé a trabajar en Monoticket (plataforma de intercambio de entradas entre usuarios) y vi que da solución a 2 situaciones comunes:
1. ¿Qué hago con las entradas del concierto al que no puedo ir?
- ¿Cómo puedo conseguir una entrada para el partido si están agotadas?
¿Cómo no se me había ocurrido antes? Piensan muchos usuarios cuando descubren la plataforma. Sin embargo, al contrario de lo que podamos pensar, es un sector complejo donde los lobbies “ludistas” se oponen a que le puedas dar una segunda vida a tu entrada…¡cuántos intereses cruzados!
Así es cómo llegamos a tener sentimientos encontrados:
- Alza absoluta de la economía colaborativa donde el mayor producto es la confianza en ese intercambio y donde la mejor moneda es la reputación de la plataforma.. PricewaterhouseCoopers asegura que las principales actividades de la economía colaborativa representarán 335.000 millones de dólares en 2025.
- Caos en la legislación y falta de regulación donde la misma Comunidad Europea llega a la conclusión de que lo ideal sería revisar cada negocio (case-by-case) para poder distinguir entre aquellos negocios que sean solo un intermediario digital o que pasen a verse como un proveedor de servicios.
- Y en España, mientras, cada sector intenta regularizar las empresas de economía colaborativa a razón del peso de sus lobbies.
Flexibilidad y dinamización de los precios de cara al consumidor. Despertar de los usuarios como profetas de estos negocios, ventajas y su uso. ¿Quién no ha contado sus vacaciones en un estupendo piso de Airbnb? o ¿Quién no ha contado la suerte de poder encontrar entradas para un gran concierto un día antes del mismo?
La demanda ya existía. La oferta solo esperaba tener un medio para existir.
Colaborar o compartir?
tengo esa duda es una «economía colaborativa o es una economía de compartir??
Es una economía de colaborar más que compartir aunque la palabra se use indistintamente.no es exactamente lo mismo. Pero, ¿qué diferencia ves tú Javier?