Ni en la más optimista de sus previsiones imaginó Rafael Revert que aquel programa que le encargaron en el verano de 1966 para hacer hueco a las primigenias canciones pop “de ye-yes” en la FM de Radio Madrid sería el germen de la emisora musical más reconocible de España. Apasionado coleccionista del Billboard, al joven Revert se le ocurrió confeccionar una lista de sus cuarenta discos preferidos replicando el Top Forty norteamericano: eran las cuatro de la tarde del sábado, 18 de julio, y en lo más alto de aquella selección situó el Monday, monday de los californianos Mama’s and the Papa’s.
El nacimiento de Los 40 Principales coincidió con la creciente pujanza de una industria discográfica nacional que necesitaba promocionar a nuevos artistas y grupos (Miguel Ríos, Raphael, Los Brincos, José Luis Perales…), y para quienes la radio resultaba la más eficiente ventana promocional. Las dos horas iniciales del programa se convertirían pronto en cuatro, luego en seis y más tarde en ocho, y la emisión se extendió en seguida a Barcelona, Sevilla y otras diez frecuencias de la Cadena SER. La fórmula cristalizó en 1979, cuando pasó a emitirse 24 horas, y se consolidó en 1987 al constituirse como Cadena 40 con transmisión vía satélite.
A punto de cumplir 50 años, Los 40 Principales han redefinido estos días su marca —ahora son, sencillamente, LOS40— y su claim —Music Inspires Life— con el fin de reflejar una renovada visión estratégica del ocio global: «Nuestra transformación no sólo se enfoca en mejorar la experiencia en los diversos canales de consumo y en diferentes dispositivos, sino en conquistar nuevos contenidos y formatos editoriales innovadores en audio, web y vídeo», sintetiza la directora de Cadenas Musicales de PRISA Radio Eva Cebrián. Cinco décadas de 40 Principales convergen hoy en un producto que trasciende su original concepción y aspira a ramificarse por todas las manifestaciones del entretenimiento digital inspirándose en sus principales virtudes: las canciones y sus presentadores.
La radio musical de los disc jockeys
Ni la música pop irrumpió por sí sola en la radio ni los primeros hits sonaron aleatoriamente en antena. Un locutor —el norteamericano Alan Freed— bautizó el rock and roll en 1952 en su programa Moondog Rock ‘n’ Roll Party, y disc jockeys como Tony Blackburn, Johnnie Walker o John Peel fueron también quienes desde barcos amarrados frente a la costa (elocuente The Boat That Rocket) popularizaron en el Reino Unido la música de Beatles, Rolling Stones o The Who durante los primeros sesenta. La historia de la radio musical española se asienta sobre la personalidad, la credibilidad y la capacidad de prescripción de los locutores que supieron conectar con el público gracias a su manera de seleccionar, presentar y comentar en directo las canciones: sólo la voz y las aportaciones del “pinchadiscos” humanizan la radio y la diferencian de cualquier otro canal de difusión.
Para varias generaciones de oyentes Los 4o Principales estarán asociados para siempre a José Antonio Baby Abellán, Fernandisco, Yolanda Valencia, Juanma Ortega o el mítico Joaquín Luqui, tantas veces reivindicado como icono de esa insuperable empatía con el oyente. Desde hace años su papel lo asume con gran vocación, enorme talento y mucho trabajo Tony Aguilar, junto a quien se abre paso una prometedora cohorte de presentadores —Xavi Martínez, Cristina Boscá, Jorge Sánchez, Óscar Martínez…— que vuelven a identificar la fórmula de los éxitos con voces (y perfiles sociales) capaces de generar esa imprescindible sensación de valor añadido. Los 40 y el resto de cadenas musicales deben potenciar la figura de locutores bien formados sobre los que recuperar la impronta de la radio frente a las cada vez más enriquecidas plataformas de streaming en las que —de momento— nadie saluda, dedica o ilustra una canción. Como enfatiza el programador musical Tommy Ferraz, «la radio se está dando cuenta de que la palabra es uno de los principales generadores de engagement en la audiencia».
La radio musical de las novedades
Los 40 Principales representan desde su propio nacimiento la ventana donde suenan las canciones más populares del momento: se trata del Contemporary Hit Radio (CHR), el formato radiofónico más estandarizado e implantado en el mundo. Sin entrar a valorar el catálogo de títulos e intérpretes que publican las discográficas —la musical es la industria de la comunicación más concentrada y con prácticas menos transparentes—, la selección de canciones objeto de rotación atiende, por encima de todo, a su novedad: el último disco, el último single, la última canción editada por el solista o grupo…
El descenso de la natalidad acaecido en España desde la década de los noventa y el fulgurante éxito de los formatos de música del recuerdo (la irrupción de Kiss FM alteró las rutinas del conjunto de la radio musical) motivó la inclusión en Los 40 de títulos de épocas pasadas para aumentar el target natural —adolescentes y jóvenes— de la cadena. Se desnaturalizó así la esencia de una fórmula orientada al descubrimiento de nuevos talentos donde a lo largo de los últimos 50 años se han popularizado artistas de muy diferentes estilos y procedencias. Quizá uno de los retos de la cadena sea renovar una selección excesivamente dependiente de la industria en la que, con demasiada frecuencia, un mismo nombre figura con dos y hasta tres hits, y cuya consideración de éxito se evidencia en ocasiones poco justificada: ni Los 40 necesitan presumir de una biblioteca de 30 millones de grabaciones ni tampoco deberían generar la sensación de reiterada repetición de unas pocas canciones.
La inspiración musical del futuro
La reinvención de LOS40 enfatiza el carácter global de una marca multiplataforma —web, audio y vídeo— y la existencia de una comunidad “social” que supera los 20 millones de usuarios. Son virtudes objetivas y cuantitativamente relevantes, aunque por el momento no proporcionan el retorno social y económico que la fórmula alcanzó a finales de los ochenta, cuando se convirtió en la radio más escuchada en España con cerca de cinco millones de oyentes superando incluso a las programaciones convencionales.
Los responsables de la cadena entienden que en el actual entorno de consumo de ocio y entretenimiento digital el objetivo es conquistar el smartphone, dispositivo que ha multiplicado la dimensión sonora de la narrativa radiofónica analógica hasta dotarla de múltiples recursos visuales y herramientas para la interacción con el oyente: se ha apostado con firmeza por la radio visual (Yu, no te pierdas nada o Del 40 al 1), por la sinergia con las franquicias latinoamericanas (40 Global Show), por la creación de contenido exclusivo para la web y por la convencida implicación de los locutores en redes sociales. Con todo, las estrategias para que el producto “40” sea atractivo en el ecosistema digital no deben olvidar su esencia, la que hace 50 años promovió Revert con su primera lista: generar emoción a partir del diálogo entre la música, el disc jockey y el oyente. Suerte a LOS40… ¡y larga vida a la radio!
Imagen de cabecera: LOS40 estrenan su nueva imagen
@luismipedrero
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