Voy a decir una perogrullada pero que, a tenor de la cantidad de gente que me lo pregunta, igual no lo es tanto: No, las películas no se terminan y se estrenan corriendo en cuanto están listas. El plan de distribución es un asunto complejo en el que entran muchos factores diferentes que determinarán la fecha de lanzamiento del largometraje; a tenor de los resultados en taquilla del cine español en este 2018, parece que algunos de dichos factores están cambiando y el modelo que mayoritariamente se sigue da muestras de agotamiento.

A continuación vamos a analizar qué películas españolas han funcionado mejor este año, en qué momento del calendario lo hicieron y los posibles porqués de esos éxitos o fracasos (en lo que respecta al timing del lanzamiento, exclusivamente).

En los últimos meses he tenido la inmensa suerte de vivir en primera persona el proceso de creación de una película española. Mi primer largometraje como guionista me ha permitido aprender mucho de las distintas fases de producción y ahora entiendo mejor que antes lo enrevesado que es esto de sacar una película adelante. Ahora que estamos encarando la fase de distribución, las lecciones no han dejado de sucederse y, hoy, las comparto aquí con todos vosotros.

Lo primero que hay que decir en cuanto al calendario de estrenos cinematográficos es que siempre han existido épocas “calientes” y “frías” en las que el público acude más o menos a las salas de cine. En teoría, el otoño es la época más fuerte del año; el periodo que va desde la vuelta de vacaciones en septiembre a la Navidad se considera la pole position para aquellas películas que quieren ser relevantes tanto en crítica como en público. Ésta tendencia se arrastra hasta el comienzo del invierno (ya que se supone que el frío lleva a la gente a elegir el cine de entre sus planes de ocio). Por el contrario, la primavera y el verano son considerados momentos malos para estrenar y de poca afluencia de espectadores (en teoría, debido al buen clima y que la gente hace más planes al aire libre). El caso estival tiene su excepción en las películas infantiles y el cine comercial más palomitero, que considera esta estación como el segundo gran momento del año, tras las Navidades.

Otro de los condicionantes que encontramos a la hora de programar el estreno de tu película son los circuitos de festivales y los premios de la industria. Las cintas más artísticas siempre aspiran a ser seleccionadas en alguno de los festivales de categoría A (fundamentalmente Cannes, Venecia, Berlín y San Sebastián). Los grandes directores también tratan de estrenar sus obras fuera de concurso en los festivales o, si les encarta, pelear por Osos, Leones, Conchas y Palmas.

En el caso de los premios anuales tipo Oscar, Goya, Golden Globes, Feroz, Bafta, César, etc. aunque todos admiten películas estrenadas en el año natural a concurso, las producciones con potencial para la victoria intentan pegar su estreno lo máximo posible a la celebración de las galas (que siempre son a comienzos de año) por dos motivos fundamentales: tener un recuerdo más fresco en la cabeza de los académicos para poder hacer las campañas de marketing pidiendo el voto más eficaces y también por tratar de que el posible éxito de premios les sirva como arrastre en taquilla, alargando la vida de la película o logrando un reestreno en muchas salas.

Dicho esto, se deduce que grandes películas españolas de 2018 deben estar ahora mismo en cartel y haciendo buenos números de taquilla, mientras que el primer semestre del año habrá sido de baja incidencia en cuanto a número de estrenos y resultados… ¿O no?

Porque resulta que, si ahora que quedan pocos días para cerrar el año, miramos el top 10 de recaudación anual nos encontramos lo siguiente:

Datos de taquilla cine español a 13 de diciembre de 2018

 

De los cinco puestos de honor «Campeones» y «La tribu«, primera y quinta en el ranking, se estrenaron en el mes de marzo e hicieron su recorrido fundamentalmente en primavera. La 2ª de la lista, «El mejor verano de mi vida» se estrenó en julio y acaparó su éxito en los supuestos dos peores meses del año. Sólo la 3ª y la 4ª responden a un calendario de estrenos tradicional, ya que “Perfectos desconocidos” vino de ser un gran pelotazo en las Navidades de 2017 y arrastró el éxito a todo el invierno 2018; mientras que “Súperlópez” apenas lleva 3 semanas en cartel y cerrará el año, previsiblemente, sobre los 10 millones.

Si seguimos analizando las cinco siguientes, vemos que “El cuaderno de Sara” (febrero) o “Sin rodeos” (marzo) también triunfan con unas fechas poco habituales, mientras que “Yucatán”, “Todos lo saben” y “Los futbolísimos” (todas septiembre) si que siguen el patrón imperante. El saldo total nos deja un 50% de estrenos de éxito en las fechas calientes del calendario y otro 50% en las frías, pero con la diferencia de que las segundas consiguen mucho más dinero total que las primeras.

Analizando otro parámetro recién conocido, como son las nominaciones a los Goya, podemos comprobar que la apuesta por estrenar este otoño está saliendo cara a algunas de las películas con más cartel de “cine de calidad”. Y lo decimos porque “El Reino” (septiembre) y sus 13 nominaciones sólo han recaudado 1.400.000 € de los 4 que costó. Por su parte “Entre dos aguas” (noviembre), con su Concha de Oro del Festival de San Sebastian y sus candidaturas a mejor película y director, lleva unos pírricos 26.000 €. Tampoco entusiasma en taquilla “Quien te cantará” (septiembre) que responde a sus 7 nominaciones con sólo 190.000 €. “Todos lo saben” (septiembre), que tiene 8 candidaturas, ha funcionado mejor en taquilla gracias el tirón de Penélope Cruz y Javier Bardem, pero sus 3 millones de recaudación siguen lejos de los 11 que tenía de presupuesto. “Carmen y Lola” (septiembre) supone en cierto modo la excepción y, tras pasar por la Quincena de realizadores de Cannes, logra, con un presupuesto muy pequeño, 8 nominaciones y una taquilla de 325.000 €.

Algunas voces apuntan a la saturación de estrenos en las fechas otoñales para explicar el fracaso de taquilla de buena parte de estos filmes, así como la tibia marcha de otros con aspiraciones más taquilleras como “Ola de crímenes” (octubre) que ha logrado recaudar los 3 millones que costó, “El fotógrafo de Mathausen” (octubre) del fenómeno en taquilla Mario Casas, que lleva recaudados sólo la mitad de los 4 millones que costó, o “La sombra de la ley” (octubre) que roza el millón y medio y queda muy lejos de los 5 de presupuesto con que contaba.

Así pues ¿Cabe pensar en que el modelo ha cambiado y que el público ya no acude a las salas en los mismos periodos en que lo hacía antes? Esta es una opción clara, máxime teniendo en cuenta la cada vez mayor implantación en la sociedad del consumo audiovisual a través plataformas de pago. Aun así, este motivo explicaría una bajada de la asistencia a salas pero no sirve mucho como causa de una redistribución de los mismos espectadores a lo largo del año, que es lo que sucede en este caso.

¿Se puede achacar todo a que la avalancha de estrenos otoñales satura al público y provoca que muchos espectadores ni se enteren de algunos estrenos, que son sepultados por aquellos que cuentan con más músculo promocional para su lanzamiento? Este es un factor seguro que incide en parte del problema, pero que tampoco aclara el aluvión masivo de espectadores en épocas de bajo consumo cinematográfico.

¿Debemos culpar de todo a las majors americanas que con sus productos copan las pantallas y expulsan de ellas al cine español? Sin duda es un gran problema real y grave, que debe atacarse desde la política con propuestas que protejan y fomenten la exhibición de cierto tipo de cine español. Pero una vez más, hay películas nacionales que funcionan estupendamente frente a los titanes de EEUU…

¿Podemos pensar en que los resultados de 2018 constituyen un hecho aislado y justificado por la calidad o atractivo de 2 o 3 películas estrenadas en temporada baja? Sinceramente no lo creo, dada la calidad de algunos de los títulos que han triunfado.

En mi opinión, lo que demuestra esta taquilla de 2018 es que las películas también necesitan de cierto tiempo y recorrido para poder triunfar, no sólo de un lanzamiento brutal. Que el clásico “boca a boca” funciona y es real siempre que el producto tenga oportunidad de gozar de una trayectoria en salas que vaya más allá de la primera semana. Que si sumas un buen estreno porque no hay demasiada competencia a la posibilidad de mantener cintas en un buen número de pantallas durante 8 o 10 semanas, el resultado será excelente.

Vivimos unos tiempos tan voraces que todo se juega en el instante inicial, parece que sólo cuente el ya, el aquí y el ahora. Ni nos acordamos de que hace tan sólo 4 años la película más taquillera de la historia del cine español logró lo que logró gracias a un flujo continuado de espectadores durante muchos meses. Nos olvidamos de que un producto tan costoso en tiempo y dinero como es un película, que cuesta años y millones llevar a cabo, necesita de cierto mimo en la distribución y comercialización para tener opciones de funcionar como se espera de ella.

Dicho esto, sólo queda lanzar el reto a productores y distribuidores: ¿Prefieren seguir compitiendo en un calendario saturado y hecho al dictado de festivales y premios o van a cuidar sus películas dándoles la vida suficiente como para entablar una relación con su público? ¿Prefieren ser cola de león o cabeza de ratón?

Piénsenlo bien, no sea que el ratón se coma al león, como en este 2018.

 

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Photo credit: Jennifer Wiggins via Flick.

Datos de taquilla obtenidos de www.taquillaespana.es