Cero. SPOILER. 18 de julio, ayer, aniversario del golpe de Estado con el que arrancó nuestra guerra civil, el último gran centrifugado histórico de España. Entre las noticias del día se cuelan la amonestación vaticana a las declaraciones de su último nuncio acerca de la posible resurrección de Franco (!), o la enésima denuncia judicial contra Billy el Niño, el más conocido de los torturadores vivos del Régimen y post-régimen. Aprovecho la efemérides para hacer especulación innovadora multimedia y llevarla al territorio de las utopías posibles proponiendo, de paso, la mayor acción de Branded Content de todos los tiempos. Hablaremos de guerra, de soldados variados, de embajadores, de huesos y de nueva Narrativa. Hilaremos pensamientos en un Decálogo, un formato muy eficaz desde Moisés y que pervive hoy con éxito en los rankings virales de la Red.

Diez anotaciones sobre la Memoria Histórica; la número 10 te sorprenderá.

Uno. PUNTO DE PARTIDA. Más allá de su profunda significación ideológica, las recientes declaraciones del último nuncio apostólico en Madrid sobre qué hacer y qué no hacer con los restos de Franco son cobardes por el momento elegido, a menos cinco minutos de su jubilación como embajador de la Santa Sede. La cobardía no es una buena compañía, ni siquiera para un soldado de Dios. Una vez muerto, el dictador Franco siguió como en vida: bajo palio. La etimología es siempre mágica e incluye para «Paliar» una cuarta acepción reveladora; esconder, ocultar. Todos los palios de Franco corrieron a cargo de la misma institución, incluso el de hoy. La abadía benedictina de Cuelgamuros, en el Valle de los caidos, es un palio tan denso y radiactivo como su granito. El exnuncio tiene razón: sacar a Franco de ahí es resucitarlo porque significa desesconderlo, desocultarlo; a él y a lo que representó. Hoy la sola mención del cuerpo de Franco levanta una polvareda asombrosa, pero no la suficiente para dejar al descubierto el de muchos otros cuerpos ocultos en olivares de Granada o en cunetas y tapiales por toda España. Miles de cuerpos injustamente abandonados pero no olvidados. Por ahora.

Dos. ESTUDIO DE MERCADO. España es una comunidad de usuarios ejemplar en muchas cosas, como ha resumido esto dias D. Milton Henriquez, otro embajador, esta vez el de Panamá, en un discurso informal y apoteósico cuyo vídeo ha corrido como pólvora por las Redes. Su conclusión es una pregunta: si somos una cultura tan pletórica en todo, ¿de qué nos quejamos? Pues hoy me quejo de nuestra incapacidad para resolver de una vez el problema de la memoria histórica, siquiera en su parte más humanitaria, la de la exhumación y dignificación de los restos de miles de españoles. Es una verguenza que no puedo compartir, por razones familiares, por razones de ciudadanía y por razones éticas. Aún hoy, en pleno siglo XXI, siendo un país tan espectacularmente glorioso como el descrito por el señor Milton, España ocupa la segunda plaza en el ranking mundial de la ignominia respecto al trato otorgado a sus desaparecidos. O al no trato. En esta vergüenza nacional vamos solo por detrás de la Kampuchea de Pol Pot. Las estimaciones varían entre 114 y 140.000 cuerpos sin nombre apilados bajo tierra y diseminados en fosas por toda la geografía, y seguimos así, aún hoy, justo 80 años después del final de aquella guerra. Incluso la ONU nos ha dado un toque sobre esto. Como dijo un ministro de Defensa y poeta: ¡Manda huevos!

Tres. INSIGHTs. Nuestra sagrada Transición dura ya 40 años, tanto como lo hizo el franquismo vivo. Fue un proceso ejemplar en muchas cosas, si, pero con dos asignaturas suspendidas: la falta de un acuerdo de Estado sobre el modelo de Educación, y la negación premeditada de reconocimiento institucional a la memoria justa y honrosa de la mitad de los caídos en la guerra o, lo que es más sangrante, después de la misma. Es inhumano, inmoral e injusto. La palabra «reconocer», el palíndromo más largo, bello e inquietante del idioma, es la clave en esta cuestión, porque se puede aplicar al subsuelo de España en las 12 acepciones que le reconoce la RAE, hasta en la última, referida a las moléculas. Los vencedores militares de la guerra civil tiraron de manual para escribir la Historia a su medida, pero hicieron algo más que anclar el relato de su victoria: el régimen se apropió de la noción de Paz, como se puede rastrear hasta en sus sellos postales. Ese fue un error colectivo porque está basado en la negación -cuando no en el exterminio sistemático- de una parte significativa de la comunidad de Españoles. ¿Qué paz es esa? No hay tierra suficiente para convalidar el olvido. No funciona, lo sabemos. Volvemos al Vaticano para citar al Papa actual, Francisco, frente a Jordi Évole, un soldado del buen periodismo: “Una sociedad no puede sonreír al futuro teniendo sus muertos escondidos. Nunca vas a tener Paz con un muerto escondido. NUNCA.”

Cuatro. VALORES DE MARCA.  Entre el olvido y el perdón hay un abismo cultural – mientras uno ni siquiera cauteriza el otro resetea- y solo existe un puente útil para transitarlo: la Justicia. A los soldados de la Justicia dejamos ese trabajo; nosotros, meros soldados de la Narrativa tal vez podamos hacer algo por el relato de la memoria, la individual y la colectiva.

Cinco. POSICIONAMIENTO. ¿Qué tiene que ver esto con la innovación audiovisual? Pues innovación, porque vamos a proponer aquí, por elevación y desde una inocencia premeditada, la creación de un relato inédito que aúne huesos, historias y valores. En términos narrativos: un Branded Content puro.

Seis. TARGET Y NECESIDADES.  Existen aún miles de familias en este país cuyo microrrelato ha quedado resumido a la necesidad de dar reconocimiento y una sepultura honrosa a sus seres desaparecidos. A estas alturas y a estas edades, eso es casi todo lo que piden: tocar hueso y escribir un nombre en una lápida o en una placa. Punto. En casa hemos comprobado el efecto sanador de ese tránsito. ¿Tan difícil es dar satisfacción a una necesidad humana y cultural que nos acompaña desde que somos especie? Las iniciativas humanitarias para exhumar restos, reconocer identidades y dar un reposo digno a esos españoles son un movimiento colectivo formado por distintas iniciativas que se han encontrado siempre con un apoyo público tímido e insuficiente cuando no con la oposición abierta de parte de la sociedad civil o, incluso, institucional, como han mostrado diversas iniciativas y contra iniciativas legislativas y judiciales.

Siete.FUNDAMENTOS. ¿Por qué? ¿Por qué nos cuesta tanto reconocer la existencia de una herida como ésta y cerrarla para siempre? Hasta Chile o Argentina, países afines que también saben de esto, han reconocido la necesidad política y cultural de cerrar en positivo esta cuestión. Tienen leyes, exhumaciones, juicios y hasta museos dedicados a este asunto. Cuesta explicarle a un hijo las razones por las que una generación de abuelos españoles sigue inquieta y huérfana. La condición Humana supera naturalmente a la ideológica, así que las razones para dificultar este proceso no pueden ser meramente políticas. Son otras, y tal vez tengan que ver, por ejemplo, con el reparto del botín de guerra consentido por el Régimen, que no se limitó solo a paliar el robo de patrimonios, de casas, de fincas, de negocios, de bebés o de pazos gallegos (por cierto, otra noticia de hoy mismo). Aquél régimen también robó la memoria colectiva, la de todos los españoles. Sea como sea ha pasado el tiempo suficiente para encarar de frente una cuestión que afecta directamente a la línea de flotación de nuestro orgullo como sociedad y a la imagen de nuestro país, luz, por lo que se vé, de los embajadores del mundo.

Ocho. OBJETIVO. ¿Qué hacer? Para la via de la Justicia ya están el legislativo y el judicial, cuando se decidan. Para la recuperación de la Memoria, el primer escalón del proceso, aun hay tiempo para conjugar en presente de indicativo. Presente e indicativo. En primer lugar basta con responder a dos preguntas:

  • ¿Dónde están los desaparecidos?
  • ¿Quiénes son?

Es decir, un trabajo de documentación exhaustiva que recoga cuanta información quede en la memoria de los testigos aún vivos o de sus familiares. El tiempo apremia porque en esta misma década desaparecerán todos los ciudadanos que vivieron aquella tragedia en primera persona. Desaparecerán ellos y lo que quede de su memoria, que será heredada.

Nueve. FORMATO Y UTILIDADES. ¿Cómo hacerlo? Si los vivos no hemos sido capaces de resolver el problema en el mundo real probemos a hacerlo en la Realidad Virtual, donde las cosas parecen doler menos. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son herramientas perfectas para confeccionar una gran plataforma digital que documente la Memoria Histórica y conjure el olvido al que han querido condenarla. En esencia el principio es sencillo: basta con crear una plataforma multimedia y colaborativa que sirva de gran banco documental para el futuro. Un hormiguero digital de recuerdos e historias individuales, agregadas libremente por los propios afectados, para construir el gran Relato dinámico de nuestra prehistoria reciente. Ya existen algunas iniciativas interesantes justamente en esta línea, pero son de recursos y cobertura modestos para un objetivo que pretende la universalización de la memoria de todo un pueblo. La herramienta debe ser una plataforma colectiva y colaborativa – puro U.G.C-, generosa, abierta a todas las víctimas del conflicto, ilimitada, de acceso universal, de consulta sencilla, generadora de contenido y foro de diálogo social útil y pertinente para familiares, investigadores, legisladores y juristas del futuro.

Una plataforma que cumpla al menos con estas utilidades:

  • Mapa de localizaciones. Pura táctica digital: pasamos de señalar con el dedo de la memoria el lugar exacto de las fosas a geolocalizarlas: las exhumadas y las que no.
  • Repositorio de identidades. Acumulamos la información vigente sobre los nombres y perfiles de los desaparecidos en cada una de las localizaciónes.
  • Repositorio de documentos. Asociamos documentos escritos particulares y público (cartas, archivos, notificaciones) y fotografías de las personas a recuperar.
  • Repositorio de relatos y testimonios. Adjuntamos vídeos o audios de quienes aún conservan memoria de los hechos.
  • Banco de historias, con testimonios actuales de todo tipo asociados a la experiencia vital de la recuperación de los restos y de la dignificación de sus identidades y memorias.

Diez PLAN DE MEDIOS. ¿Quién PUEDE HACERLO? Es evidente que un trabajo de esta envergadura compete al Estado, pero no lo ha hecho ni cuando gobernaban los socialistas con mayoría absoluta. De nuevo la cobardía, esta vez gaseando las filas de los soldados defensores de los derechos sociales. Las iniciativas memorialistas han centrado todos sus esfuerzos en el ámbito regional y local, y bastante han tenido con resolver uno a uno los distintos casos promovidos por los familiares vivos o por colectivos humanitarios. Poca cosa en demasiado tiempo. Se camina despacio y se llega tarde, así que proponemos un triple salto mortal desde el trampolín más alto. Creo que la creación de esta gran plataforma documental para la Memoria Histórica es un trabajo perfecto para la Iglesia Católica española. Si, ¿por qué no?

La empresa multinacional más antigua de Occcidente ya se ha metido en fregados más grandes, como convocar Cruzadas o evangelizar Océanos. Aquí lo tienen más fácil. Como institución guarda una información privilegiada porque participó en primera línea de todo el proceso histórico, tanto como víctima, como testigo presencial, o incluso como encubridora. Como institución conserva una potentísima red de medios de información locales, regionales y nacionales y otra eficaz red de agentes sobre el terreno. Es verdad que ha conocido tiempos mejores. Como empresa la Iglesia tiene ahora una grave crisis de prestigio debida, entre otras cosas, a su anacronismo galopante: su producto se consume poco, la calidad de su servicio está siendo cuestionado en casi todos los lineales de distribución, y los KPIs de conversión van a la baja porque su audiencia caduca sin tasa de reposición sostenible, por citar solo alguno de los síntomas y eludir los más severos. Una situación de crisis global es también una ocasión óptima para reconocerse. Que decidan poner sus servidores -los humanos y los informáticos- al servicio de una empresa humanitaria de esta envergadura es una oportunidad inmejorable para que la Iglesia Católica complete su propia transición y encuentre un lugar de utilidad en este siglo. Una magna aventura de innovación narrativa con profundo sentido y calado social: contenidos y valores navegando en el mismo barco: Branded content puro, y a escala brontosáurica. Por decirlo en términos mas suyos se trata de recuperar la potestas moral facilitando la via del perdón a través de un gran gesto ecuménico de cultivo de la Verdad enfocado desde uno de sus valores nativos: la misericordia (de nuevo la etimología al rescate: misericordia = «desgracia ajena» + «corazón propio» = empatía pura, otro valor en alza que ahí se cultiva desde hace siglos). Alinear la estrategia no parece difícil, basta con oír al Papa. Tampoco parece difícil armar la táctica, al fin y al cabo la institución ya tiene experiencia sobrada en el reconocimiento oficial de una mitad de los caídos, como se puede rastrear aún en las fachadas de muchas iglesias del país.

¿Es una idea inocente? Si, claro, pero también lo fue la idea de recuperar los Juegos Olímpicos para la edad contemporánea y ahí están, con los mejores humanos corriendo para el planeta entero cada cuatro años.

BONUS TRACK. Los mejores revolucionarios de la Humanidad, los más eficaces, han sido siempre individuos formados dentro del sistema, capaces de ver sus límites y de reaccionar contra sus abusos. Hay numerosos ejemplos, pero, por armonía contextual, voy a traer aquí el de Martin Lutero, monje agustino, Teólogo, catedrático y causa primera del segundo mayor cisma de la Iglesia cristiana. En 1517, escandalizado por el escandaloso negocio de las escandalosas indulgencias, clavó en la puerta de la iglesia de  Willenberg un manifiesto con 95 tesis para el debate público. Nos quedamos con una, la 91, en traducción de César Vidal:

“Todas las cosas se solucionarían, incluso ni sucederían, si (las indulgencias) fueran predicadas según el espíritu y la mente del Papa.”

Amén.

imagen: Mark Vila. El periódico de Aragón