Podrás cambiar de pareja, de número de teléfono, de localidad y hasta el nombre de usuario. Pero tu cara déjala tal cual, es importante para el negocio.

Con la aplicación del nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) el pasado 25 mayo que marcaba un estándar en las compañías que operaban en la Unión Europea, fuimos testigos de la cantidad de sitios que atesoraban nuestros datos personales. Unos lo hacían bien y otros no tanto, y por ello se dedicaron a acribillarnos a mails pidiendo nuestro consentimiento para seguir usándolos. También está que muchos vimos esto como una oportunidad fantástica para vaciar de amigos cuestionables nuestra carpeta de spam.

Pero aquí hay un tema un tanto más preciso referido a qué son realmente los datos personales que va más allá del nombre, el mail o la dirección de casa. Ahora, debido al uso que hacemos de las nuevas tecnologías, se extiende también a aspectos físicos como puede ser el rostro, la huella digital o el cuerpo. ¿Quién querría esto, cómo y para qué?

A día de hoy existen muchos negocios interesados en la identificación de las personas a través de herramientas de reconocimiento facial con fines tanto preventivos de conductas peligrosas como útiles para el negocio.

Con la implantación del RGPD Facebook pidió permiso a millones de europeos para utilizar herramientas de reconocimiento facial automático, a día de hoy muchos de estos usuarios no tiene claro este hecho. Facebook usa el reconocimiento facial como valor de su propia estrategia, mejorando la experiencia del usuario. Por ello, permite que etiquetes y que te etiqueten, también puede avisarte de cuándo sales en un vídeo o foto y también avisa de cuándo una cuenta se está haciendo pasar por ti.

Amazon trabaja con Rekognition, una herramienta de reconocimiento que permite identificar objetos, acciones, comparar rostros o identifica caras. A partir de aquí se generan decisiones. Por tanto, en función de métricas cuantitativas de valores como el grado de apertura de ojos o la cantidad de pelo se asignan datos demográficos o sentimientos expresados.

 

El avance en implantar técnicas de reconocimiento facial y, aún más, la aceptación para su uso por parte de los usuarios cobra muchísimo sentido y valor si atendemos al aumento exponencial de imágenes volcadas al ecosistema de Internet. ¿Sabes cuántas fotos se hicieron el año pasado? Las cifras son altísimas si tenemos en cuenta que: convivimos 7,5 billones de personas en el mundo, de ellas 5 billones tenemos acceso a un teléfono móvil y un 80% de estos dispositivos tienen cámara, lo que supone 14 trillones de fotos anuales. Incrementándose un 9% cada año desde 2013.

Además, en el caso de Amazon y su estrategia empresarial basada en la diversificación de negocios a través del Big data, una de sus innovaciones más novedosas fue ya hace 2 años del prototipo en Seattle de Amazon go, una tienda sin colas para pagar, sin cajas.. entra, coge el producto y sal, simplemente “just walk out technology”. Sobre esta novedosa acción basada en tecnología con un claro objetivo de mejora exponencial de la experiencia de usuario, reposan innovaciones y herramientas como deep learning algorithms, sensor fusion, machine learning, inteligencia artificial y computer vision. Todo este esfuerzo tecnológico cumple dos objetivos, por un lado la experiencia de compra es considerablemente novedosa y cómoda, evitando la interactuación con otras personas, una sensación de anonimato o, como a muchos nos gusta ver, un ofrecimiento de datos involuntario al olvidar que estamos siendo monitorizados, lo que nos lleva a pensar en un segundo objetivo: una estrategia de negocio basada en la obtención y gestión de grandes cantidades de datos, por lo tanto un diseño de negocio a medida de una inteligencia de negocio basada en el Big data.

 

 

Ya sabemos que no actuamos igual cuando notamos que somos observados, pero más aún cuando sabemos que podemos ser reconocidos.

A día de hoy, el reconocimiento facial se extiende en países como China en los metros de Beijing y Shanghai o en las gafas de sus policías, lo que permite identificación de viajeros. En India, se ha experimentado en temas humanitarios aplicado la tecnología a la búsqueda de niños a partir de una base de datos de niños extraviados e identificación de niños mediante tecnología de reconocimiento. En Rusia, hace ya unos años que la red social VKontakte (El Facebook ruso con más de 350 millones de cuentas) incorporó la tecnología FindFace que en segundos comparaba las imágenes de caras subidas con la base de datos de la propia red social, lo que permitía identificar a una persona aún no sabiendo su nombre, solo con su cara. La actualización de esta aplicación, permitió atribuir características a las gestos fotografiados, leer las emociones. Ahora, con el Mundial de Rusia, una cámara vigilará a los espectadoras y manejará patrones de comportamiento peligroso, la tecnología que hay detrás del reconocimiento facial es nuevamente Findface.

La tecnología al servicio del negocio o de las personas debe ofrecernos un valor, solo así lo veremos como un avance y no como un peligro propio de una película de ciencia ficción. Y aquí, una baza importante lo cobra la formación en el manejo de nuevas tecnologías, siendo conscientes de lo importante que es preservar nuestra intimidad.

Imagen 1: Tolal Recall

Imagen 2: Amazon Rekognition

Vídeo 1: Amazon go

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