Innovar en la radio. A muchos les parecerá un oxímoron, algo así como dos conceptos opuestos. Porque la palabra “radio” ha comenzado a tener caspa para algunos, olvidando la carga mágica que la distingue del “audio”.

Pues la radio se reinventa cada día. Poco o mucho, pero la competencia obliga, y las marcas también. Me explico. Unamos puntos.

Yo de pequeño quería ser inventor. No imaginaba que acabaría detrás de un micrófono, porque lo mío era crear cosas nuevas. Cuando recibí el Premio Ondas a la innovación por “Anda ya” me di cuenta de que, efectivamente, había conseguido inventar (importando bastante de Estados Unidos) algo que además ha perdurado en el tiempo: el formato “morning show” de muchos de los programas despertador. En el momento en el que empezamos a poner en marcha el de Los 40 allá por 1998, los programas que se llevaban a la audiencia matutina eran Gomaespuma en M80 y La Jungla en Cadena 100. El resto, música. No existía ese concepto de Morning con dúo mujer – hombre con humoristas, y mucho menos se estudiaba la cadencia, el ritmo, el tiempo medio de escucha, el porcentaje palabra / música, etc.

En 2006, exhausto, juré no volver a hacer un programa despertador. La presión de pasar del millón de oyentes, ser programa líder en tiempo récord, mantenernos arriba, evitar las bajadas importantes… todo era un poco pesadilla, y había que saber gestionar muy bien las presiones. En lo personal, tratar de tener una relación con alguien levantándote a las 4 de la mañana era bastante complicado. Ya no digo pareja. Alguien.

En estos once años, se ha evolucionado bastante en el envoltorio y las formas, pero los programas despertador han ido adaptando el formato a sus productos (emisoras). Con mayor o menor fortuna, pero también en la audiencia se ha creado ya la costumbre al concepto de “morning show” de cadena musical.

En 1998 era novedoso dejar de poner un tema musical para hablar, normalmente intentando hacer reír. Ahora ya no. Ahora es lo más común.

Seguimos la línea de puntos, y busquemos la innovación hasta aquí. La evolución de los programas de este tipo ha creado productos diferentes: uno centrado en el presentador, y su capacidad para emocionar o polarizar como “Levántate y Cárdenas” (Europa FM); el de Cadena Dial, Atrévete, apostó por las caras conocidas, y otro como el susodicho “Anda ya” (Los 40) se ha adaptado a los jóvenes actuales con lo audiovisual, lanzándose al vídeo. Javi Nieves junto a Mar Amate consolidaron durante años un robusto programa en Cadena 100 con “Buenos Días, Javi y Mar”. También han surgido nuevos como “Las Mañanas Kiss”, “Wake up”, “el aHitador”, etc. Pablo Motos comenzó su concepto de hormiguero en “No Somos Nadie”, de M80. En esa misma cadena pasaron bastantes realizadores como Celia Montalbán, José Antonio Ponseti, Sergi Mas, y hasta Juan Luis Cano sin su Guillermo lo intentó con mucho ahínco con su “Arriba España”. En Melodía FM, antes de que yo llegase y durante cuatro temporadas, Núria Roca y un equipo de colaboradores liderados por su marido Juan Del Val estuvo realizando un espacio que bien (y casi mejor) podría encajar en una gran cadena de radio hablada o incluso de televisión (se llegó a realizar TV online en directo), con “Lo Mejor Que Te Puede Pasar”. Se ha dado tantas vueltas…

Cada programa en su evolución ha tenido que ir innovando. Cada día, y cada trimestre. Y es que a los de la radio nos “dan las notas” cuatro veces al año. Ya sabes, cada vez que una empresa llamada AIMC ofrece las estimaciones de audiencia en base a encuestas. Sí, todavía estamos así. No hay IPs en la FM. Pero estos resultados arrojan datos muy creíbles, si se saben interpretar. Siempre es mejor hacer caso de tendencias consolidadas en un recorrido anual. Nada de esperar la inmediatez de otros medios. La audiencia en radio es inercia.

El impacto del EGM en la innovación de un programa despertador puede ser brutal. Tanto, que es importante relativizarlo y poner límites para no “perseguir al dato” y acabar sin rumbo.

A tener en cuenta: el programa despertador es la “locomotora” del resto de la cadena. La baliza al principio del día es lo que podrá crear la costumbre de dejarse acompañar por una cadena musical u otra.

Y en la radio, aunque le pese a algunos o no lo comprendan, crear hábito es la vida.

Ese hábito es frágil. Se puede romper con un simple comentario hiriente, una broma fuera de tono, demasiados anuncios sosos, un grito cuando el oyente está nervioso… Es entonces cuando esa persona, a la que dedicamos casi todo nuestro tiempo, decide convertirse en pianista, toca las teclas de su radio y se nos marcha. Y nos quedamos esperando una nueva oportunidad en la que el pequeñísimo Google del dial radiofónico, con apenas unos pocos resultados, nos devuelva al oyente perdido porque le haya pasado lo mismo escuchando a otro. Lo más inquietante es que hay algunas circunstancias sobre las que poco se puede hacer desde la realización: noticias impactantes que lleven a centenares de miles de personas a escuchar la radio convencional, mala cobertura FM, no sintonizarse en los túneles, o exceso de publicidad sin encanto. Eso seguirá ocurriendo hasta que la transición a la radio por internet no se generalice todavía más.

Pero volvamos a la innovación, que es de lo que se trata. El reto en la radio está en dar valor añadido a la escucha de música que podría escucharse en cualquier plataforma de streaming (Spotify, Apple Music). Esto ha llevado incluso a dar la espalda a las canciones. Al principio era innovador hablar en una radio musical. Ahora que nos hemos pasado hablando, lo innovador es volver a la música en un programa despertador. También a nivel de estructura, para estar al día, es importante tener muy en cuenta los nuevos tiempos. ¿Cómo son? Bueno, la radio ha vivido y está viviendo la más profunda transformación hacia el nuevo modelo de dejar de ser una todopoderosa cadena de radio para ser un buen “proveedor de contenidos”.

Algunas cadenas ya han vendido sus postes emisores, y muchas de las emisoras que conforman una cadena funcionan con UNA (1) sola persona. El mismo hace de comercial, vende las campañas, graba las cuñas, programa los tramos locales con esas cuñas, y es el director. Es decir: los mínimos costes posibles. La industria de la radio ha aprendido la lección y ya no se pueden permitir los gastos de antaño. Ser capaz de ofrecer la máxima eficiencia en lo económico es bueno incluso para los directores de programa.

Pues ya tenemos el resumen de la innovación en un morning show:

ANTES: Hablar mucho (más de 3 minutos entre canciones), grandes equipos humanos (Locutor, locutora, humoristas, productor, ayudante de producción…) colaboradores fijos, y en música, menos de 8 temas musicales a la hora. Publicidad en cuñas, y bastantes.

AHORA: Hablar menos (poco, pero hablar siempre), equipos mínimos y flexibles, colaboradores de bajo coste intercambiables, y mucha música. La selección musical es vital que sea exquisita, sin estridencias, “atrapando” a nuevos oyentes cada vez que caen en la emisora. Publicidad en directo, y patrocinios de contenidos.

El modelo IKEA de programa “modular”, muy práctico y eficaz, sin costes añadidos, veremos muy pronto cómo se va a ir imponiendo en las radios musicales. Poco a poco. Hay quién puede pensar que ya es el modelo imperante. Pues lo será aún más. Sí, aún más «Low-cost». Aún con menos personal. Aún con colaboradores más autónomos. Se puede. Se debe. Es hacia donde va todo.

Un pensamiento que paradójicamente significa la avanzadilla, y desde la vuelta al principio: la música es el verdadero centro de una cadena musical. Por la mañana podemos elegir la adecuada, podemos usarla como argumento para el humor, podemos relacionarla con contenidos ágiles y breves… Pero es el auténtico corazón de la cadena.

Aunque parezca extraño, que un programa despertador de una radio musical tenga a la música como punto de partida, empieza a ser innovador.

Fotografía tomada por mí desde nuestras oficinas de Hello Radio en Torre Europa, Madrid.

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