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Hoy es sábado, y como cada sábado desde hace varios meses, mi casa se transformará en un plató hasta el domingo. Es una producción discreta, de esas con las que no cuesta convivir. El equipo se reduce a cuatro o cinco personas que ocupan dos habitaciones y un baño. No hay mucho más atrezzo que en un día normal y en los momentos de rodaje nadie me manda callar. Por otro lado tienes la oportunidad de seguir el desarrollo del proceso casi como un mecenas, ayudándolo a crecer al darle cobijo. Para nosotros es como un hijo más al que hay que mimar.

A veces la rutina se rompe y no hay rodaje. La semana pasada aproveché uno de esos escasas ocasiones para charlar con la realizadora y esto es lo que me contó:

“Rodé mi primer corto con 8 años. Era una enana sin conocimientos pero una vecina ya hacía sus películas en stop motion. Disparamos mil fotos en un proceso que me pareció tedioso pero cuando me mostró el resultado flipé y flipé más aun viendo la reacción de la gente; yo quiero hacer eso, dije. Luego me mudé y quedaron por editar dos cortos más. Luego volví a mudarme y pude crear el grupo con el que estoy trabajando ahora”

“Haber conocido a este grupo ha sido clave para que me lanzara a esta producción. Sin ellos no existiría ya que muchas de las situaciones en la película viene de cosas que hemos vivido recientemente. Esta película no sería la misma si la hiciéramos dentro de 10 años.”

“Antes de arrancar el proyecto hablamos mucho (el equipo y yo) siempre sacando situaciones y experiencias que se ven reflejadas en el guión y que han acabado influenciado una película que nace del aburrimiento y el tedio del final de un verano”

“Firmamos un compromiso y nos repartimos los trabajos. A partir de ahí me ofrecí a escribir el guión y realizar la película. Ninguna en el grupo escribe y a mi me gusta. Soy bastante creativa. No me cierro, exploro nuevas ideas y cambios, no tengo prisa por terminar un texto. Prefiero pasarme dos años escribiendo una historia que me guste, que intentar cerrarla en dos meses.”

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“Con sus ideas y con las mías fui añadiendo y restando escenas hasta cerrar el guión. En cierto modo es colaborativo; sabes que no estas compitiendo contra tu mente sino que hay más gente, mas mentes, y hay más ideas, mas puntos de vista, y a alguien se le puede ocurrir algo mejor que lo que tu tenías.”

“Sin formación especifica vamos aprendiendo sobre la marcha. Empezamos grabando por la tarde pero nos quedábamos sin luz así que utilizamos cualquier lámpara que tuviéramos a mano para iluminar. Rodamos con una Fuji muy básica. Para el sonido recurrimos a nuestro editor que ya tenía experiencia por grabar videos para colgar en You Tube. Pero el desconocimiento nunca ha sido un freno y al final no nos falta de nada: somos 5 actrices y un editor entre los que nos repartimos producción, guión, realización, vestuario, maquillaje, atrezzo, edición y sonido”

“Para encauzar el plan diario llevo todo muy controlado. Antes de grabar me aseguro de que todo el mundo está listo. Rodar con amigos es complicado y no, a la vez, para poder decirles “haz esto, haz lo otro” hay que saber diferenciar la relación. Cuándo estas con el amigo y cuándo con el personaje. En los momentos de mayor tensión negocio. Intento hablar con quien esté involucrada para mediar y que no se genere un problema mayor.”

“Suelen aparecen cuando estamos grabando escenas en las que aparecemos muchos y tengo que estar a muchas cosas; acting, maquillaje… No siempre se cumple el plan, surgen improvistos y tenemos que priorizar. Cuando pasa procuro ser sincera y no creo falsas esperanzas acerca de lo que nos espera ese día y así todo el mundo sabe lo que puede esperar.”

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“ También hay tensiones internas. Entonces recurro a la calma y la paciencia y utilizo la mejor arma que un realizador debe tener, la comunicación. Cuando ensayamos no me centro sólo en si la escena sale bien o está en plano, sino en como veo a esa persona hoy, ese actor. Mantengo charlas con ellos y si ha tenido un mal día no le pongo ciertas tareas. Sin comunicación no habría película, de hecho sin comunicación nunca nos habríamos conocido.”

En este punto de la charla Patricia, así se llama la realizadora y gestora del proyecto, empieza a demostrar cansancio. Lleva un buen rato hablando de sus amigas, de la película y, sin saberlo, de cómo está alimentando una vocación. Yo la escucharía durante horas porque lo que cuenta hace que cambie todo; “yo siempre lo he visto como una cosa muy difícil pero que si se trabaja mucho se puede conseguir” y en ello está.

Gracias a Patricia, a su hermana Mercedes, a Patricia y a Elena y a Mei y a Carlos por traerme a casa, cada semana, la magia del cine, el estimulo de su amistad y pronto una historia sobre la importancia de disfrutar de lo que se tiene porque en cualquier momento se puede ir y no volver jamás.

Imagenes de Juan Ignacio León y Castillo. Prohibida su reproducción con independencia del texto del post.

@jileonycastillo