En los más de siete años que llevo dedicado profesionalmente a los servicios de videostreaming con mi empresa Agora News hay una constante que suele acompañar a los promotores de eventos profesionales antes de tomar su decisión: ¿es bueno para mi evento retransmitirlo gratuitamente en streaming?

Es comprensible el dilema que se plantea el profesional de los eventos: ¿se reducirán los asistentes a mi evento ante la posibilidad de consumirlo en remoto? Más aún cuando se trata de un evento de pago: ¿quién comprará su entrada cuando puede disfrutar del contenido gratis?

La experiencia de estos siete años nos muestra que, de hecho, es un falso dilema: los eventos con más tirón se llenan siempre físicamente y, además, tienen una enorme difusión en streaming. Se trata de un proceso que se retroalimenta: los que están físicamente en el evento comparten en sus perfiles sociales la experiencia presencial provocando que muchos otros se interesen por un evento que tal vez desconocían, se conecten al streaming correspondiente y se planteen muy seriamente acudir a futuras ediciones. Así nos lo demuestran numerosos eventos de referencia, gratuitos y de pago como The South Summit , iRedes , Inspiration Day o European Ecommerce Conference entre otros: año tras año incrementan su aforo, a medida que marcan nuevos records en la audiencia alcanzada vía streaming. La promoción online favorece su crecimiento offline.

Aún así, la más justificada de las salvedades (dar gratis en streaming lo que el resto pagan por disfrutar) tiene como alternativa viable el emergente streaming de pago. Recientemente el evento Smart Money ensayó esta fórmula con dos modalidades: crowfunding previo para obtener como recompensa la visualización de la jornada íntegra en directo y pay-per-view posterior para acceder a cada ponencia por separado. Medio centenar de usuarios aceptó pagar cifras que van desde los 5€ hasta los 20€ en sus distintas opciones, constatando una satisfacción elevada con con su adquisición.

Más allá de este dilema clásico, una nueva disyuntiva amenaza al sector de los streamings de eventos: se trata del abismo que separa la Economía de la escasez propia de la era industrial frente a la actual Economía de la abundancia, donde lo único escaso es la atención.

En 2008, cuando nació Agora News, el ancho de banda aún era un recurso caro y escaso: disponer de un servidor apto para streaming directo requería de una inversión inicial considerable a la que debía sumarse un coste variable por cada usuario conectado a la retransmisión. Teniendo en cuenta la escasa oferta de eventos en streaming, un caso de éxito podía traducirse con relativa facilidad en muerte (económica) por éxito si la audiencia se te iba de las manos.

Sin embargo, el abaratamiento del ancho de banda y la multiplicación de servicios de streaming gratuitos (incluyendo los recientemente citados en este blog Periscope, Meerkat o Upclose) nos llevan a un escenario donde el problema no es ya asumir los costes de una audiencia potencialmente millonaria sino conseguir que nuestra retransmisión merezca más atención que decenas de streamings alternativos que se dirigen simultáneamente a la misma audiencia.

En el caso concreto de los eventos que buscan una elevada difusión vía streaming (a menudo con compromisos concretos ante patrocinadores) la amenaza está representada por un «Gurú» que lanza su propio webcast en streaming o un famoso que muestra sus andanzas en Periscope. Ambos con mil veces más seguidores en redes sociales que cualquier evento.

La aproximación que en este momento estamos llevando a cabo desde Agora News para afrontar este nuevo desafío y garantizar que los eventos cumplen con sus objetivos de difusión pasa por la compra programática y los Social Ads. Se trata de avanzar desde la realización meramente técnica de un servicio de videostreaming hacia la consecución de una comunicación eficaz con la audiencia deseada, en un entorno de abundancia y competencia creciente.

Se trata de ser consecuentes con la Economía de la atención.