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Sobre el papel siempre hemos dicho que Internet ha cambiado la forma en la que vemos la tele. Sobre el papel siempre hemos afirmado que nos hemos vuelto espectadores mucho más sofisticados, que nosotros queremos decidir cuándo y dónde queremos ver los contenidos, e incluso en qué cantidad (Puedo ver un capítulo, dos, cuatro, o la temporada entera en una tarde). Sobre el papel hemos condenado a la televisión, tachándola de tecnología anticuada, especialmente por esa figura del programador que atenta contra las nuevas necesidades de los espectadores. Quizá nos hemos perdido entre tanto papeleo, porque mientras unos aun les cuesta aceptar las nuevas reglas de este juego, Snapchat ya las ha cambiado otra vez.

 Snapchat, el servicio de mensajería que te permite enviar a tus contactos fotos efímeras que se autodestruyen a los pocos segundos, ha dado el salto a los contenidos con su servicio Snapchat Discover.  Este servicio sigue manteniendo la esencia de Snapchat ya que es que esos contenidos dejan de estar disponibles a las 24 horas de su publicación. Es decir, presenta un modelo similar a la televisión en el que es la plataforma la que le dice al usuario «O lo ves ahora, o ya no lo verás más. Y además tienes que verlo en mi aplicación». Aunque el sistema pueda parecer anticuado, no solo ha recibido una buena aceptación, sino que ya afirman que este modelo podría ser lo más grande que le ha pasado al sector de la información de actualidad desde Twitter. CNN, Vice, Cosmopolitan, ESPN o National Geographic ya comparten contenido a través de esta plataforma. ¿Hemos matado a la televisión demasiado pronto?

Es cierto que Snapchat Discover no es exactamente televisión. Un contenido disponible durante 24 horas no es lo mismo que un contenido que empieza a las 10 y termina a las 12, y el hecho de llevarlo en tu teléfono hace que sea un contenido más portátil que una emisión en directo, pero es muy curioso como esto rompe totalmente con el servicio que habíamos aceptado como el modelo a seguir: Netflix, el gran videoclub digital. Netflix consiste en una biblioteca enorme de contenido que no para de expandirse, y que además cuando estrena sus series de producción propia estrena todos los episodios de forma simultánea, no en formato dosis de un episodio semanal. Snapchat Discover es justo lo contrario: volvemos a la dosis semanal (o diaria) y además con dosis no acumulables.

Si analizamos este modelo de distribución vemos que tiene mucho sentido y aporta muchas ventajas de cara a la plataforma. Cuando tenemos la seguridad de que ese contenido va a estar siempre disponible, si no nos interesa demasiado lo vamos aplazando con un «ya lo leeré/veré después» o «mejor lo dejo para mañana», y uno lo va aplazando hasta que olvida que existe. ¿Cuántas veces hemos marcado como favorito un Twit para ver el contenido del link más tarde, y al final ese contenido ha caído en el olvido? Esto no ocurre con Discover, porque o lo ves, o te lo pierdes. Snapchat Discover ha recreado el efecto Zara: Si no lo compro ahora, quizá cuando vuelva mañana ya no esté.

A esto le sumamos que el modelo Netflix de estrenar todos los episodios de forma simultánea tampoco es perfecto. El pasado día 6 de Marzo Netflix estrenó la comedia Unbreakable Kimmy Schmidt. Mi timeline de Twitter es muy seriéfilo y no había nadie que no estuviera viendo o opinando sobre la serie. La comedia era tan brillante que la gran mayoría de nosotros devoramos la temporada en menos de un fin de semana. La blogosfera seriéfila y los medios especializados se volcaron totalmente con noticias, entrevistas, curiosidades, listas… Una semana después ya apenas nadie hablaba de la serie porque ya lo habíamos visto todo, es decir, las conversaciones alrededor del contenido cesaron. ¿Qué hubiera pasado si la serie se hubiera emitido de forma semanal? ¿El interés por la serie (y el foco puesto en Netflix) hubiera durado 13 semanas y no una?

Vamos a usar Google Trends como ejemplo del interés que generó Unbreakable Kimmy Schmidt en 2015. Vemos claramente un pico en su estreno, y un descenso posterior. A continuación vemos otro gráfico, en este caso de la serie The 100 que se emitía semanalmente en la cadena The CW hasta que finalizó su temporada. Vemos que mientras se emiten episodios, el interés (y las conversaciones alrededor del contenido, con todo lo que eso conlleva) no solo se mantiene con el tiempo sino que este interés va creciendo hasta explotar en un gran pico en la emisión del episodio final de la temporada.

Búsquedas relacionadas con la serie Unbreakable Kimmy Schmitd

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Búsquedas relacionadas con la serie The 100

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Comparativa de la búsqueda de ambas series

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Pero el modelo Netflix no solo tiene algunos inconvenientes en cuanto al ruido que pueden generar sus contenidos a lo largo del tiempo, sino que los espectadores se dan cuenta de que la experiencia no es la misma. El pasado domingo 12 de abril se filtraron los cuatro primeros episodios de la quinta temporada de la aclamada Juego de Tronos, una temporada que empezaba esa misma noche en HBO después de 10 meses de espera. Lo más sorprendente fue la reacción de muchos seriéfilos que se negaron a ver los episodios filtrados porque saben que ver cuatro episodios del tirón no es lo mismo que ver un episodio a la semana. No querían corromper ese ritual en el que todos los lunes ponen a decargar el episodio de la noche anterior para poder comentar el episodio con sus amigos cuanto antes, o ese ritual de esquivar los spoilers unas horas más para ver el episodio en Canal + comentandolo en directo en las redes sociales.

Con esto solo quiero invitar a la reflexión. Es cierto que Internet está reformulando todas las normas que ya conocíamos, pero no debemos ser conformistas y aferrarnos a la primera novedad que funciona para afirmarla como verdad absoluta. Este caso me recuerda al de Amazon, en el que muchos afirmaron que su modelo de e-commerce era el futuro y acabaría con las tiendas físicas, y de repente todos se sorprendieron con la noticia de que Amazon podría abrir una tienda física en Nueva York. Quizá hemos declarado muerta a la televisión demasiado pronto por no poder convertirse en Netflix. Quizá a la televisión tradicional solo le hace falta un pequeño twist digital para reinventarse y revolucionar la comunicación y los contenidos. Internet está siendo tan maravilloso e incierto que incluso esto podría ocurrir.

Imagen: Susan E. Adams

@manganxet