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#SlowTv: ¿Aburrida, divertida o adictiva?

En estos días de voracidad y apetito insaciable, de audiencias algo compulsivas ante un buffet infinito de productos audiovisuales, en soportes múltiples y de todos los formatos posibles cada vez más escuetos, me he dado de bruces con la slow tv.

El término nos remite al movimiento slow surgido en la Plaza de España en Roma (Italia) en 1986 cuando el periodista  Carlo Petrini  se topó con la apertura de un restaurante  McDonald’s en este enclave histórico de la capital italiana. Consideró que se estaban traspasando los límites de lo aceptable y predijo los peligros que se cernían sobre los hábitos alimentarios de los europeos, empeñados en imitar los dictados del otro lado del Atlántico. La respuesta no se hizo esperar, fundándose la semilla del movimiento Slow Food.

El movimiento ha crecido, se ha consolidado y ha trascendido lo gastronómico para instalarse en otros ámbitos desde la moda a la educación. Y como los medios no pueden permanecer ajenos a nada, se acuñó el concepto slow media y llegó la SLOW TV.

Un movimiento aparentemente previsible que seduciría a una audiencia más o menos minoritaria y con pocos visos de sorprendernos, ávidos, como estamos, de “THE NEXT BIG THING”

Vivimos en la era de la brevedad, «del increíble video menguante» de los mensajes cortos e ingeniosos, de los tweets de 140 caracteres, de los elevator pitch,  de la instantaneidad, de lo inmediato, del speed dating, del consumo rápido y ansioso. Tenemos cada vez más canales, más plataformas de emisión, más ventanas de difusión y más parrillas que alimentar. Se emite frenéticamente porque los ingresos publicitarios menguan y se atomizan.

Y todo tiende a mermar y a acortarse a “¡2 minutos son una eternidad!”, claman los gurús de la comunicación. Sitcoms y scketches parecen fórmulas mágicas y efectivas pero en los países mediterráneos tendemos a hacer ficciones de 70 minutos  (y no hay quien venda una sitcom de 30’ en este país), programas eternos, galas de Supervivientes, de Grandes Hermanos, “Sálvames” de saldo y de luxe… formatos de éxito, todos eternos (de 120 a 240 minutos aproximadamente). Jorge Javier Vázquez, sin embargo, prefiere llamar a estos programas Fast TV.

He estado en reuniones con creativos de todo el mundo (occidental) alrededor de una mesa tratando de imaginar ese mágico y deseado “próximo gran formato” “the next big thing”. Cuando intercambiábamos impresiones sobre nuestras interminables galas de realities, los colegas teutones y nórdicos nos preguntaban  ojipláticos “pero ¡¿Quién se queda horas viendo eso?! ¡¿Cómo lo hacéis?! Los españoles (y los italianos) estáis locos… ¿y siempre en directo? Es alucinante… es demencial”… Y yo, la verdad, algo de razón, les daba.

Y, paradojas de la vida, van ellos, los noruegos concretamente, y se inventan una emisión de ¡7horas!… y cuatro minutos.

Siete                      interminables                   horas.

El proyecto era para una de las cadenas con menos audiencia del país, sus creadores pensaban que podrían seducir a unos 2000 espectadores, poco más. Era arriesgado: Mostrar el recorrido del tren de Oslo a Bergen en tiempo real.  1’2 millones de noruegos lo vieron en algún momento.

Su creador y director, Thomas Hellum, lo explica maravillosamente en su TED titulado:

No tiene desperdicio…

Tras el éxito de esa primera experiencia y respondiendo a un reto lanzado en Twitter por un espectador, apostaron por una emisión todavía más arriesgada. ¿Por qué detenerse en 7 horas cuando puedes retratar el icónico trayecto de 3000 km del barco que recorre la costa noruega desde Bergen a Kirkenes durante ¡5días! ? Antes de lanzarse a definir el planteamiento, preguntaron al público qué querían ver. Obtuvieron mucha información… y empezaron a construir su audiencia…

El guión no era otro que la ruta del barco, no se preveía suspense, ni intrigas, ni puntos de giro, ni recompensas….  Hicieron un minucioso diseño de producción. Usaron cámaras modernas y sofisticadas propias de grandes eventos deportivos para captar detalles a grandes distancias, especialmente a las personas que esperaban para ver pasar el barco y saludaban a su paso… Todas tenían un móvil en sus manos. Sus familias les estaban viendo en sus televisores en sus casas… “¡¡Papá, te estoy viendo!!! ¡¡Estás saliendo ahora en la tele!!!!” Y papá saludaba emocionado desde la pantalla con el móvil pegado a la oreja.

Al final de la emisión de 134 horas y 45 minutos aparecía la mismísima reina de Noruega saludando desde el barco y Twitter se colapsó.

Twitter colapsado

La experiencia se ha registrado en el Libro Guinness de los records como el documental más largo de todos los tiempos y la actividad en la red y en la web fue también fabulosa.

seguimiento

Captura del TED de Thomas Hellum

Y esta es la curva de audiencia de la emisión en la cadena NRK2

curva

Captura del TED de Thomas Hellum

De los 5 millones de Noruegos, 3’2 millones vieron parte del programa.

Hellum comparte sus conclusiones y trata de definir algunos de los rasgos de la Slow tv :

-Lo ideal es retratar un evento en tiempo real y el espectador tiene la sensación de asistir al evento, de estar ahí, en el tren, en el barco, o en el escenario elegido.

– Tiene que tratarse de un evento arraigado culturalmente en el entorno de la audiencia.

– Hay que permitir y estimular que los espectadores participen y construyan su propia historia.  Al mantener la atención sobre un paisaje en el que aparentemente no sucede nada, se fija en los detalles y sin darse cuenta empieza a hacerse preguntas ¿Estará el granjero en casa?  ¿Adónde va esa vaca sola?… Eso es Slow tv.

A partir de ahí han producido más programas de Slow tv, desde la observación de pájaros en un decorado ad hoc, hasta 18 horas de pesca del salmón o la “Noche nacional de la leña”… Nunca jamás en la vida hubiera puesto la tele para ver un programa sobre “knitting”, de hacer punto, vamos. El título “National knitting night”, o sea, “la noche nacional del punto” no me resulta en absoluto atractivo, aunque me hace gracia. Pero para preparar este artículo quería echar un vistazo a uno de los hits de la Slow tv. El reto no podía ser menos atractivo: 12 horas para llegar de la oveja hasta el jersey, paso a paso. El arranque es fabuloso. La voz de la narradora, con esa cadencia de los comentaristas de patinaje artístico, opinando sobre el estado emocional de la oveja que está siendo esquilada, tiene algo de los Hermanos Coen… No quiero desvelar más. Juzguen ustedes: «National Knitting eve»

La BBC ya ha anunciado que abrirá un hueco en uno de sus canales para la slow tv. Y en USA, Travel Channel brindará a sus espectadores 12 horas de realismo auténtico durante el Black Friday “mientras media América se vuelve loca”.

Jimmy Kimmel tiene su punto de vista al respecto:

Si queréis ralentizaros un poco más sobre el tema os invito a curiosear la web del Primer Simposio en Bath sobre el tema, celebrado recientemente  y el Tim Prevett.

Un consejo de Thomas Hellum: La buena Slow tv llega cuando tu interlocutor te dice…. “oh no eso no se puede hacer, eso no funciona”

Imágenes:

Twitter: https://seventeenused.files.wordpress.com/2010/10/twitter-os-over.jpg