Desde el punto de vista de quienes producimos los contenidos, el momento actual es inmejorable. 

El mundo se está llenando de pantallas, todo el mundo quiere producir contenidos propios (léase «siliwood», pero también las marcas), pero sobre todo de momentos de consumo que no existían hace pocos años, por ejemplo:

Pensemos en posibilidades como contenidos para ver en la ducha con nuestro nuevo móvil impermeable, o contenidos para ver ver mientras viajas en un coche autónomo, pero también en realidades como que las marcas invierten cada día más dinero en vídeos efímeros que duran 24 horas y luego se desvanecen, en que los contenidos cortos no es que se estén revalorizando sino que están adquiriendo un valor que nunca han tenido, y por último los contenidos inmersivos que nos abren abren todo un universo inexplorado.

Es un buen momento para los productores, pero sobre todo para los productores con mentalidad transmedia. Si, transmedia es una palabra horrible pero describe una capacidad de pensar el cómo las historias discurren a través de plataformas al mismo ritmo que la atención del espectador.

Esto implica que hay que estar por delante del próximo pensamiento del espectador, acompañarle en su interés y en su viaje a través de diferentes medios, y estar predispuesto a experimentar, innovar y adaptarse a sus reacciones para hacer que su experiencia sea más rica. No es fácil, pero es un reto apasionante y nuestro deber como productores transmediales. 

Si antes se pensaban los contenidos en función a una parrilla, ahora se piensan en función al espectador e incluso, cosa insólita, en función a la historia(!). 

Ya no tenemos que apretujar seis novelas en dos horas porque lo que toca es hacer una película (mejor hacemos una serie). Y ya no tenemos que estirar media hora una historia que da para 15 minutos por la misma razón. Cada historia se debe contar en al formato en el que mejor funcione sin tener que ajustarse a espacios rígidos  predeterminados.

Por eso tengo mis dudas cuando se dice esto de que “el contenido es el rey”, (tan manido que como saben cada vez que alguien dice esto de un millennial se queda sin datos móviles).