Programa "Arts i oficis" Canal 33

Programa «Arts i oficis», Canal 33

 

Pasan los años y la televisión es incapaz de acomodar correctamente los contenidos culturales en sus estrategias de programación. Ya sea por el tipo de contenido o por el formato, este tipo de programas cada vez pintan menos en el imaginario de la audiencia española.

Antiguamente hubo casos de éxito, aunque fuera solo por las particularidades de sus presentadores (todos hemos imitado a Punset), por los colaboradores (ahí está Garci y la tropa del humo) o por histrionismo puro (viva Fernando Arrabal y su milenarismo). Por qué los contenidos culturales pintan tan poco en la TV

También disfrutamos de contenidos culturales por su calidad y seriedad en las épocas en las que los canales temáticos ejercían como tales, e incluso hubo un momento en el que el deseado Canal Cultura parecía ser una realidad… que se esfumó. Eran épocas en las que mirábamos el Canal Arte con el mismo empeño con el que nuestros abuelos se escapaban a Perpiñán a ver películas subidas de tono.

No me malinterpreten. No estoy diciendo que hoy en día no haya programas culturales de calidad en nuestras televisiones, sino que son pocos y con poco impacto.

Las métricas dicen que las grandes audiencias tienden a la ficción, el entretenimiento y los eventos en directo, e incluso parece lógico. Lo que no parece tan lógico es que parte de lo que llena nuestras vidas tenga un papel tan insignificante en los medios de comunicación y derivados. Y, por favor, no piensen que tengo una visión utópica de la vida en la que todo el mundo toca el piano, recita el Quijote y prefiere visitar museos a irse de cañas.

Lo cierto es que todos, en mayor o menor medida, escuchamos música; leemos libros, revistas, cómics, folletos; miramos series, películas o a youtubers; bailamos en público y en privado, e incluso, algunos, cantamos en la ducha. Actividades cotidianas de las que parece ser que no deseamos saber mucho. Asombroso.

 

"AiO" Escenografía

«AiO» Escenografía

Obviando un discurso simplista de la cultura por la cultura, me pregunto en qué nos hemos equivocado los generadores y programadores de contenidos culturales en el ámbito televisivo:

  1. Naming

Denominar un contenido como «cultural» es hacerle un flaco favor. El término «cultura» está asociado a muchísimos conceptos y la mayoría no están relacionados con el entretenimiento, que es lo que la gran audiencia espera de la televisión.

Seguramente necesitaría ser denominado de otra manera.

  1. Formato

Históricamente han existido dos formatos base: a) programas para intelectuales, y b) formatos ligeros (basados en las tendencias para públicos juveniles). No es fácil encontrar términos medios que busquen una audiencia mayoritaria.

Todos estos programas culturales son divulgativos e informativos, y descartan el entretenimiento, los realities y la ficción. Más aún: pocos contenidos como los culturales tienen tanta capacidad transmedia.

  1. Usabilidad

¿Exactamente para qué sirven los contenidos culturales en la estrategia de una antena o un generador de contenidos?

¿Son útiles para la antena?

  • ¿Generan grandes audiencias? NO
  • ¿Generan prestigio? A VECES
  • ¿Generan espacios para el ámbito publicitario y de las marcas? EN ALGUNAS OCASIONES
  • ¿Generan contactos con sectores claves para desarrollar proyectos en el ámbito de la ficción y el entretenimiento de la propia cadena? NO

¿Son útiles para el sector?

  • ¿Generan prestigio?
  • ¿Permiten a los profesionales de los sectores creativos vender más? OCASIONALMENTE

¿Son útiles para el espectador?

  • ¿Le permite evadirse de la realidad? OCASIONALMENTE
  • ¿Otorga al espectador más conocimiento para enfrentarse a su día a día? NO DA ESTA SENSACIÓN
  • ¿Le facilita el consumo cultural? OCASIONALMENTE

Evidentemente, no existen ni indicadores ni métricas para conocer la respuesta a estas preguntas

  1. Conversión

Me extraña que no exista una traslación directa entre un programa cultural y un club de consumo, que convierta la experiencia del espectador en consumo inmediato a través del comercio electrónico.

También me extraña que las antenas no usen los productos elaborados por el sector cultural con finalidades publicitarias o marketinianas. No es habitual ver moscas creadas por diseñadores de referencia, cortinillas musicadas por grupos del momento o caretas elaboradas por pintores contemporáneos.

Sorprende incluso más ver cómo una ventana audiovisual como YouTube está llena de contenidos en videotutoriales mientras las antenas convencionales (principalmente públicas y temáticas) no elaboran este tipo de productos a pesar de estar en contacto con los mejores y más reconocidos autores y prescriptores.

  1. Target 

A pesar de que siempre nos quedará la señora de Cuenca, lo cultural suele conllevar cierta edad y estatus económico, pero aun así los targets de los programas de este tipo han sido y son confusos: los generadores no sabemos si trabajamos para jóvenes universitarios o jubilados amantes del arte.

 


 

Y hasta aquí la parte catastrófica.

La buena noticia es que disponemos de un montón de contenidos que mueven y conmueven a una parte de la población, y que en el ámbito de los medios están poco explotados.

En el fondo, lo que esconde toda esta digresión se resume en una simple pregunta: ¿se pueden generar contenidos audiovisuales o mediáticos sin una intencionalidad diáfana más allá de la audiencia?

Mi humilde respuesta es no.

"Calixto Bieito, el taller universal", TVE

«Calixto Bieito, el taller universal», TVE

Es un lujo, hoy por hoy, poder plantear un contenido sin una estrategia clara de retorno económico y/o social.

No encontramos destacadas estrategias televisivas basadas en la intencionalidad y la conversión en el ámbito cultural (exceptuando las estratagemas que llevan a cabo muchas antenas con los programas musicales de madrugada con relación a los derechos de autor).

A lo mejor, las posibilidades de éxito de un programa cultural se ampliarían aplicando algunos preceptos básicos que están transformando el sector audiovisual:

  • Utilizar la narración transmedia
  • Vincular el contenido al consumo (e-commerce) 
  • Aplicar estrategias del Branded Content (convirtiendo en marcas los activos culturales)
  • Incrementar el uso del directo (evento singular)

Los contenidos podrían estar conectados directamente con el consumo, las marcas o las aulas, de modo que los telespectadores podrían ser usuarios activos o consumidores.

Los clubs de consumo podrían aprovechar estos contenidos en los medios tradicionales y así las audiencias activas tendrían la posibilidad de acceder a actividades que les refuercen su relación con el contenido.

Pongamos un ejemplo: si veo un programa de música, me gustaría saber dónde encontrar las canciones que me han gustado; comentarlo con mis amigos; suscribirme a una revista o descargar una app especializada; puede que me decida, por fin, a apuntarme a clases de guitarra; podría adquirir el instrumento y el manual de canciones, y, claro está, comprar las entradas para el concierto de la próxima semana. Y si durante este proceso me invitan a una cerveza porque una marca que se ha asociado con este contenido, pues beberemos.

Y todo esto de una tacada.

 

"AiO" diseñadores de videojuegos

«AiO» diseñadores de videojuegos

 

No se trata de pasarse al lado oscuro cegado por la obsesión por la explotación y la rentabilidad económica. Pero si no nos atrevemos a abrir este debate, quizá desaparezcamos lentamente, incapaces de despertar la atención de la audiencia y, por consiguiente, de la publicidad y del interés público. Y como efecto secundario definitivo, el sector cultural desarrollará sus propias estrategias comunicativas y de explotación en otros lares, dejándonos sin contenidos, ni audiencia, etcétera.

Y, en ese momento, los que no pintaremos nada seremos nosotros, los generadores de contenidos culturales audiovisuales.

 

@laudelgado_com