En estos días extraños de, lo que algunos llaman, “hibernación forzosa”, dónde muchos prueban a ensayar cosas (o conductas) que nunca hicieron, es buen momento para atreverse también a probar a pensar y crear sin referencias. Es el momento de ser más libres que nunca para crear y accionar procesos de innovación que, no lo olvidemos, empiezan en la persona y sus reflexiones.

Afortunadamente contamos con miembros de Innovación Audiovisual a los que gusta la agitación justo cuando hace falta. Me refiero al último post de Juanjo Mestre sobre el “no-saber”, auténtica palanca de lo que ahora escribo. Gracias, Juanjo, por motivarme.

Su post es una defensa, a mi parecer, de la valentía, del “atreverse a” más allá de un supuesto conocimiento adquirido que acotaría los posibles caminos por el que determinadas actividades, en concreto la creatividad y la innovación, deberían desarrollarse. La cuestión es, ¿es esto posible?

La Filosofía y otras ramas como la Psicología, la Sociología y la Antropología, pero sobre todo la primera, se han planteado a lo largo de los siglos eso que se llama “el problema del conocimiento”. Múltiples teorías  se han ido formulando, moviéndose entre el determinismo por razones biológicas hasta el conocimiento apriorístico de Platón, Kant o Chomsky. La pregunta sería ¿hay realmente un “no-saber” puro.

Vaya por adelantado que no es mi intención desarrollar un texto filosófico-científico en este blog que, por otro lado, es un blog más profesional o técnico. A lo que voy es que incluso el problema de la formación de lo que llamamos conocimiento, es en si mismo un proceso de acumulación de información que determina de alguna manera al estudioso o, simplemente, curioso que quiere aproximarse a él.  A mi parecer sólo los griegos, esencialmente de la era presocrática, alcanzaron ese punto de des-referencia que les permitía aproximarse con la mera intuición y la reflexión teórica a su campo de estudio y, no olvidemos, que para Nietzsche toda la Filosofía ya fue formulada por los griegos siendo lo demás notas al margen.

Aviso, tampoco soy ningún experto en Filosofía. De hecho no sabría decir si soy “experto” en alguna cosa. Utilizo la palabra para presentarme a veces, como sinónimo de “estar especializado”, si es que lo estoy en algo.

Hay algunos elementos en las temáticas que aborda el post de Juanjo que sería para profundizar más en un contexto de debate abierto. Por ejemplo la diferencia entre “no-saber” e “ignorancia”. Por cierto que la “ignorancia” puede adolecer de relatividad, es decir se es ignorante sobre un aspecto concreto, ¿o hay una ignorancia absoluta? Y, por cierto, ¿es realmente la ignorancia un causa de exclusión en procesos de reflexión o innovación?. Soy de la opinión que siempre se dispone de algún saber. Puede que yo no sepa nada de producción de cine, pero a lo mejor se algo de conducción porque soy conductor de un taxi o un Cabify y lo que pueda comentar en una sesión de ideación es un saber que al combinarse crea un nuevo componente químico y se lía parda. Creo que a estas cosas se refiere Juanjo, cuyo no-saber, como el de toda la humanidad, constituye un saber en sí mismo.

En realidad, para mi lo que es esencial es hablar de ese pensamiento des-referenciado que señalaba unos renglones más arriba. Atreverse a pensar sin herencias de ningún tipo, lo que normalmente sería infravalorado por intelectuales, científicos, etc , pero que es el campo donde realmente puede aflorar, en mi opinión, una innovación radical. ¿Por qué si no los grandes de la tecnología acudían al Burning Man?.

Des-referenciarse no es un camino fácil y puede generar desdén en un mundo acostumbrado al pensamiento científico y a lo metodológico. Incluso hay un tipo de “desrefencia” que tiene cierto peligro, como pueda ser la formulación de teorías en determinados campos (muy de cerca tenemos el biológico, químico, etc) sin contrastar datos o la llamada “Historia Creativa” en la que se formulan acontecimientos del pasado de manera especulativa y luego se intentan explicar. Puede caerse fácilmente en ese concepto de las llamadas “Fake News”. Hay una línea que separa estas cosas con lo que llamo o, interpreto, como pensamiento des referenciado.

Pongo un ejemplo de la dificultad de aceptación de lo que carece de referentes. Hace no mucho fui invitado a un foro de reflexión en cuyas mesas y paneles ha participado algún otro miembro de Innovación Audiovisual. Es un foro que activa iniciativas de reflexión profunda sobre distintos temas de forma permanente. En concreto fui invitado a participar en una relacionada con la transformación a nivel planetario, a establecer prioridades para la transformación completa de la Humanidad. Una reflexión valiente y compleja. Acudí ilusionado para comprobar que el peso del saber acumulado se convertía en una losa y que cuando propuse la idea de des referenciarse de cualquier estudio anterior que señalase posibles opciones pare crear una iniciativa completamente nueva, incluso se produjo una risotada por parte de algunos de los participantes.

En realidad, creo que en los procesos de innovación y creatividad hacen falta personas como Juanjo y, tal vez, como yo, junto a personas referenciadas a algo. Porque dónde se cruzan el no-saber, el saber, la especulación o el diseño de futuros es dónde surge una innovación transformadora

Photo Credit: foxgrrl Flickr via Compfight cc

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