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Las redes sociales quieren vídeos. Los últimos cambios de Facebook, Twitter e Instagram buscan fomentar la subida de vídeo por encima de cualquier otro formato. Ni enlaces, ni texto, ni imágenes ¿Pero queremos los usuarios consumir tanto vídeo? ¿O nos quieren hacer creer que nos encanta todo en vídeo porque es un formato mucho más atractivo para la publicidad? Claramente prefiero ver un vídeo de La Voz que leer una crónica sobre el programa, pero no sé si quiero un vídeo de un analista político hablando del debate de investidura… creo que prefiero leer su crónica.

Facebook ordena los contenidos que muestra en función del gusto del usuario, pero prima los vídeos por encima del resto de formatos y muy especialmente los vídeos en directo. El alcance que obtiene Facebook Live es tan deseable que medios y usuarios tenemos la tentación de hacer vídeos en directo de cualquier cosa solo para conseguir llegar a más gente. Esto ya le ha ocurrido al New York Times y lo ha reconocido en este texto su Defensora del Lector que afirma que han hecho demasiados vídeos en directo de baja calidad o sin interés. “El mundo ya tiene un exceso de vídeos malos”, dice.

Este estudio del Reuters Institute for the Study of Journalism concluye que solo el 26% de los usuarios que consume noticias lo hace en vídeo. El resto prefiere leer y estas son las principales razones que esgrime para hacerlo:

  1. Es más rápido y práctico
  2. Los pre-roll me molestan
  3. Los vídeos tardan demasiado en cargarse

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La cuarta razón también es importante: Los vídeos no aportan nada al texto. Esto no siempre es cierto. Los sucesos o las entrevistas por ejemplo ganan mucho incluyendo vídeo, pero la clave es precisamente el criterio para decidir cuándo utilizar el vídeo y cómo hacerlo. No es lo mismo publicar un trozo de una intervención de un político a palo seco que montar un buen vídeo con rótulos y efectos como este.

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Las cadenas de televisión tienen muchas más posibilidades que otros medios de hacer vídeos interesantes y de buena calidad. Por eso las redes sociales se acercan a ofrecerles oportunidades de negocio por subir vídeos nativos. Pero no parece que estén teniendo mucho éxito. Como cuenta aquí el Wall Street Journal, las grandes compañías de TV estadounidenses se resisten a subir sus contenidos directamente a las redes a pesar de las propuestas de revenue/share. No ven claro el negocio y son prudentes antes de entregar su mayor tesoro, su contenido exclusivo, a un extraño.

El contenido audiovisual bueno no es barato. Es cierto que un vídeo casero puede triunfar por una razón determinada pero para replicar el modelo, para hacer contenido audiovisual interesante con regularidad, hay que gastarse dinero. Y no hablamos solo de series o de programas sofisticados. Los youtubers dedican mucho tiempo a elaborar sus vídeos y la mayoría de los consagrados cuenta con compañías especializadas que les ayudan o asesoran en la edición. BuzzFeed, un medio muy rentable pese a su gran dependencia de las redes sociales, ha montado unos estudios de producción en Los Ángeles como si de una gran compañía cinematográfica se tratara. (Ya, muchos estáis recordando este vídeo de la sandía y no era para tanto pero ¿a que a vosotros no se os habría ocurrido?) Alojan sus vídeos en plataformas ajenas con las que comparten beneficios pero no es de ellas de las que obtienen sus ingresos principales. Lo hacen de las marcas con las que negocian directamente para introducirlas de alguna manera en esos vídeos.

“Dentro de cinco años tu Facebook solo te mostrará vídeos” decía un ejecutivo de la red de Zuckerberg hace unos meses. Facebook lleva años luchando por convertirse en la principal plataforma de vídeo y arrebatarle el trono a Youtube. Le superó en reproducciones en 2014 pero con un matiz importante: el reproductor de Facebook funciona en autoplay y cuenta como reproducción a partir de los 3 segundos mientras en Youtube hay que dar al clic y son necesarios 5 segundos. Para evitar ser el segundo, Youtube comenzó a publicar las horas de consumo de vídeo diarias que realizaban sus usuarios. Según publica aquí el Business Insider deben de rondar los 650 millones mientras que las de Facebook están en torno a los 100 millones. En todo caso no es una cifra nada desdeñable y seguro que va en aumento.

Los últimos cambios que han realizado las redes tienen como objetivo que el usuario suba más vídeos a sus plataformas:

  • Twitter acaba de anunciar que repartirá los ingresos por publicidad con los creadores de vídeo.
  • Instagram ha puesto en marcha los vídeos sugeridos y los Moments para combatir a Snapchat.
  • Facebook, tras su gran apuesta por el directo, ahora hace pruebas para que los vídeos se reproduzcan automáticamente con sonido.

Las redes sociales quieren vídeos pero si fomentan la presencia de más vídeos de los que el usuario está dispuesto a consumir la estrategia acabará en burbuja. Y entre que se pincha o se deshincha Youtube ha decidido incluir texto y fotos en sus publicaciones.

Imagen: lazyllama (Shutterstock)

@soniagot