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El pasado martes 21 de Octubre, el portal informativo PR Newswire hizo que millones de ojos se posaran en una hermética start-up de Florida llamada Magic Leap, sobre la que prácticamente nadie había oído absolutamente nada hasta entonces. Los motivos principales fueron tres: el primero, que la citada compañía consiguió captar 542 millones de dólares en su segunda ronda de financiación -lo que es de por sí una cantidad muy elevada, incluso para los estándares de Silicon Valley-; el segundo, la dimensión y entidad de las instituciones que aportaron la mayor parte del dinero -entre las que se encuentran Google, Qualcomm, Legendary Entertainment y varios fondos de inversión muy influyentes, y cuando digo “influyentes” me refiero a la influencia que sus decisiones tienen sobre la economía mundial y no precisamente sobre las ventas de tal o cual pintalabios-; y el tercero, que casi nadie sabe a ciencia cierta qué hace Magic Leap y que a pesar de ello ha sido valorada en unos dos billones de dólares.

Para averiguar qué hace exactamente Magic Leap, una compañía tan inescrutable que a su lado los caminos del Señor parecen pavimentados con baldosas amarillas, los medios informativos hemos tenido que recurrir a la USPTO, la oficina de patentes y marcas registradas de los Estados Unidos de América, ya que Magic Leap no facilita más información que la que figura en su página web -y que resulta francamente vaga- y declina conceder cualquier tipo de entrevista.

Los formularios de la USPTO son, por lo tanto, la única herramienta de que disponemos actualmente para conocer más sobre aquello que el fundador y CEO de Magic Leap, Rony Abovitz, ha denominado “el interfaz informático portátil más sencillo y lógico del mundo”. Así, después de haber tenido acceso a estos formularios, encontramos que Magic Leap ha patentado una (aparentemente) sofisticada tecnología de visualización capaz de elevar el trampantojo hasta límites hasta ahora insospechados.

Mientras que la mayoría de los actuales dispositivos de visualización basados en “realidad virtual” -como Oculus- emplean únicamente imágenes bidimensionales, generando la profundidad necesaria para simular tridimensionalidad mostrando a cada uno de nuestros dos ojos sólo una parte de la imagen completa, la tecnología desarrollada por Magic Leap propone un enfoque alternativo basado en el concepto óptico de “campo claro”. El “campo claro” representa, a grandes rasgos, la función que describe el modo en que una cierta cantidad de luz se comporta en relación al espacio por el que viaja, dispersándose hacia todas direcciones y pasando por cada uno de los puntos que constituyen ese espacio.

Pero ¿en qué consiste exactamente la aplicación de este concepto óptico a la creación de esta nueva tecnología? Básicamente, en el hecho de sustituir la pantalla bidimensional por otro/s dispositivo/s capaz de reproducir los mismos patrones tridimensionales con que operan los rayos de luz al dispersarse a través del espacio o, más concretamente, capaz de recrear el modo en que nuestros ojos los perciben, derramándose entre los objetos del mundo físico que están a nuestro alrededor.

Es decir, que mientras los dispositivos basados en pantallas bidimensionales se afanan por engañar al ojo, haciéndole creer lo que no es, la tecnología de Magic Leap replica el funcionamiento del ojo, haciendo que no haya ninguna diferencia apreciable entre las imágenes reales que percibimos habitualmente y las imágenes “virtuales” mostradas a través de su interfaz. Este hecho abrirá, probablemente y llegado el caso, un debate estético-filosófico que ahora mismo no corresponde alimentar.

En el formulario de la USPTO, esta interfaz se describe, literalmente, como “hardware informático portátil, específicamente, un monitor óptico que incorpora un visualizador dinámico de campo claro”. Dicho monitor incorporaría, siempre según la patente descrita, una matriz compuesta por un gran número de pequeños espejos curvados, capaces de reflejar parte de la luz recibida por cada uno de ellos a través de fibra óptica, de modo que pueda crear la función de campo claro correspondiente a cada uno de los puntos del espacio tridimensional sobre el que actúa.

Otras de las patentes registradas por Magic Leap se centran en el uso de sensores de detección de movimiento y de cámaras de seguimiento (trackeo) ocular en un dispositivo portátil, y en cómo determinado tipo de videocámaras y de sensores infrarrojos y ultrasónicos pueden ser empleados para reconocer ciertos gestos y para “percibir” el entorno alrededor del usuario.

En qué estado se encuentra el proceso de desarrollo de los dispositivos a los que hacen referencia estas patentes, o cuánto tiempo pasará antes de que podamos disfrutar de ellos, son enigmas tan impenetrables como las puertas de Magic Leap. Pero el hecho de que compañías como Google o Qualcomm hayan puesto el ojo en ellas, significa que muy probablemente tengan algo interesante que poner ante los nuestros. Tengámoslos bien abiertos.

Imagen: visiophone en Flickr

@adchinchilla