Rail Piracy by Pascal

El otro día tuve con mis alumnos un interesante debate sobre la piratería. El debate empezó imaginándonos la piratería en otras indústrias. Cierra los ojos y piensa que pudieras ponerte lo que quisieras. Que pudieras comer lo que quisieras. Llevar el coche que quisieras. ¿Consumirías lo mismo? ¿Eligirías lo mismo que hoy compras? En la época del big data, ¿qué aprendemos de la piratería? ¿Qué reacciones ha tenido la industria del audiovisual ante ella? Todos sabemos que hay profesionales que consultan el top ten de la piratería de su país. En USA hay la creencia que si pirateas en streaming, el FBI no se presenta en tu casa porque no descargas el contenido. En otros países, como algunos de  América del Sur, es más frecuente que personas de todas las edades compren el DVD pirata.

El principal motivo para piratear en Europa, según los encuestados, es el no poder permitirse pagar por todo el contenido que se desea ver. Cada año suben los minutos por día dedicados al consumo del audiovisual. El hábito, el deseo, la costumbre de ver películas y series existe. Parece ser que una de las quejas es que no ha habido durante bastante tiempo una oferta legal y asequible que ofrezca un buen catálogo. Lo que deciamos antes, si el dinero no fuera un problema, habría quién se subscribiria a todo. El último estudio de media de Ericsson destaca cómo en España ha bajado la piratería. En 2011, de un 32% de file sharing a un 14% en 2015. Otras formas de piratear (incluyendo streaming), del 29% en 2011 al 16% en 2015. Podemos hablar de las limitaciones del catálogo de Netflix en España, de cómo será la oferta en unos años cuando hayan recuperado los derechos de sus buques insignia de la fición, de la llegada del streaming de HBO, del trabajo de Filmin o de Wuaki, de la apuesta de Atresplayer, Yomvi, Mitele, rtve.es, entre otras. La cuestión es que los datos indican una bajada de la piratería (veremos si una tendencia en los próximos años) y una clara reacción por parte de la indústria. Esto tendrá consecuencias. Cada vez más, los grandes se guardarán para su distribución propia sus propias producciones. Habrá más presión sobre las adquisiciones internacionales por el catálogo restante. Es por ello que es de esperar que la producción propia local despegue para ofrecer originalidad y exclusividad. De ser ésto así, sería una promesa para una indústria que lleva mucho tiempo sufriendo.

El segundo gran motivo que alegan los consumidores es que algunas películas son interesantes pero no vale la pena pagar por ellas. Hace tiempo que sabemos que trabajamos para una audiencia inteligente y educada, una audiencia que tiene ya muchas horas de vuelo y que sabe distinguir entre aquel proyecto que se reserva para el acto social de ir al cine (a la gran pantalla) y aquellos títulos de los que no está seguro pero por el que está dispuesto a dejarse sorprender en casa. Os imagináis el sneak preview como un modelo de negocio? Compre, mire, y si a los veinte minutos no le interesa, le dejamos cambiar por otra. Algún cine ya lo hizo con algún proyecto que indignaba. El debate aquí es sencillo, en el caso de las salas de cine, ¿vamos a acabar con salas repletas de blockbusters? La digitalización de las salas ha dado como resultado que se programan menos películas pequeñas de las que se esperaba. Vayamos sumando a todo ésto el hecho de que muchos cines de barrio han perecido y los espectadores pueden acceder a éstas películas pequeñas y medianas por otras vías. En cualquier caso, la mayoría de profesionales sabe por experiencia aquello de que: «Content is King and Context is Queen». La solución industrial evidente parece ser la de que todos los proyectos tengan como mínimo un target claro que esté dispuesto a pagar por ellos.

El tercer gran motivo que señalaban los europeos al responder a ésta encuesta de la Comisión Europea es uno devastador: No veo motivos para pagar. Hay series de televisión de animación que no son un negocio en sí. Son el escaparate para ganar dinero con el merchandising. Hay otros modelos de negocio de ecommerce, como El armario de la tele. Existen vías de retorno que los espectadores no tienen la sensación de financiar (como el sistema publicitario de toda la vida). En cualquier caso, hay toda una franja de personas que creen firmamente que no hay que pagar por los contenidos culturales. Hay quién se cuestiona cómo no se ha acabado ya con la piratería si es tan fácil seguir una IP. Éste debate, en la clase, nos llevó a hablar de una nueva vía de financiación del audiovisual en Cataluña (incluido también en algunos programas electorales de algunos partidos a nivel nacional): la tasa a las operadoras. Tras meses de batallas legales, el Tribunal Constitucional ha dictado sentencia y la Tasa se aplicará a todas aquellas operadoras que faciliten servicios de internet en Cataluña. Éstos ingresos servirán para financiar la cultura catalana. El texto promete que las operadoras pagarán la tasa sin subir el importe al usuario final. La indústria espera que ésta tasa se sume, y no substituya, a los recortados presupuestos de cultura.

Para ver películas que no se han estrenado en mi país, es el cuarto gran motivo. La ampliación de los catálogos de los operadores, y su especialización en nichos, ha sido una respuesta contundente por parte de la indústria. Cada vez hay más títulos disponibles. Para poder ver películas que me perdí en el cine y por las que no quiero esperar al estreno en DVD. Ésta es la eterna batalla por la reducción del tiempo legal entre las ventanas de explotación. Aún y así, modelos de negocio como el day-and-date o el UltraVOD pueden aplicarse a algunos títulos en concreto. Las películas llegan muy tarde a mi país es el sexto motivo. Es más que valorable el esfuerzo por estrenar a la par que en el país de origen y, además, doblado, en el caso de muchas series de televisión. Vemos cada vez más películas que tienen casi casi un estreno mundial. La indústria sabe muy bien de espectadores conectados, informados y exigentes que saben lo que se estrena en la otra punta del mundo y lo quieren ver también ésta noche en sus casas o en sus cines. Trabajamos para una audiencia que decide cuándo, cómo y dónde lo ve.

Finalizo ya con dos motivos que no salen en la encuesta: uno, pirateo porque es gratis, y dos, pirateo por comodidad. No puedo pensar (¿a vosotros se os ocurre alguna?) en ninguna indústria que pueda competir con un adversario cuyo principal atractivo sea ser percibido como gratuito. No tengo intención de entablar un debate ético sobre la diferencia entre precio y valor. Ni de hablar sobre educación, impacto, retorno a la sociedad, creación de puestos de trabajo, aportación al PIB, riqueza, cultura, política, IVA, intereses, etc. Lo que sí puedo decir, y lo he intentado demostrar en éste post, es que si bien quizás hubo en el pasado posturas inmobilistas, hay una respuesta industrial clara que demuestra interés por comprender una realidad compleja. También hay creatividad, competitividad y esfuerzo por ofrecer respuestas a la audiencia. Mientras, yo, desearé que todo el mundo tenga mucho dinero y suba el poder adquisitivo porque sospecho que la comodidad también es disponer de calidad.

@Helena_MrNz

Imagen / Rail Piracy by Pascal