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Últimamente estoy acudiendo a muchas presentaciones de proyectos, parece que abundan las conferencias, los Tedx o incluso maratones de PechaKucha, lo cual está muy bien para vivir en un mundo de relaciones sociales cada vez más virtuales. En el fondo, parece que necesitamos el calor de las personas, un feedback cercano que nos haga saber si vamos bien o nos estamos confundiendo a la hora de contar las cosa. Este es el caso de los pitching, ya sabéis: esas presentaciones orales en las que guionistas, creativos o productores tratan de echar el anzuelo a inversores deseosos de nuevos proyectos. Siento verdadera curiosidad por saber cómo fue en su día el pitching de los hermanos Wachoswky a propósito de Matrix, ¿Cuánto duró? y en el caso de mi encumbrado J.J. Abrams… ¿Hasta qué universo se remonta en los pitchings de sus historias?

Lo que sí tengo claro es que las nuevas narrativas audiovisuales: los proyectos transmedia, multimedia o crossmedia, o todos ellos juntos, cambian la manera de contar las historias a los demás. Existen ventanas que se cruzan, comunidades, grupos de fans, mundos, universos… ¿Cómo sintetizar toda esa información? Esta claro que no podemos, al menos en el tiempo de exposición que ofrecen las organizaciones de pitching, y que son minutos. También puede pasarnos que quien nos esté escuchando no esté familiarizado con un ejercicio creativo por diversas plataformas y sea incapaz de entender lo que le estamos contando. Sea como sea, está claro que nuevas narrativas suponen nuevas maneras de contar la historia. En el caso de los proyectos transmedia, sería de utilidad argumentar el pitching en torno a tres conceptos claves, tal y como nos cuenta el Bosque transmedia de @Gonzalomartin:

  • En primer lugar, el universo del proyecto: la mitología que trasciende al guión. Quizás no tengamos que complicarnos tanto como Matrix o Star wars, pero sí debería apelar a conceptos universales.
  • Después, deberíamos tener claro a qué público nos dirigimos. Un proyecto transmedia perfila un prosumer: un público colaborativo y participativo del universo.
  • Por último, como los proyectos transmedia se pueden consumir de muchas maneras, esto nos permite también conectar con públicos más tradicionales. Esto se conoce como los puntos de entrada al universo y pueden ser gracias a los soportes (cómic, libros, películas o videojuegos) o a los contenidos (temáticas, personajes, etc.) o, incluso, por otros puntos de enganche (sociales, publicitarios, modas, etc.).

Ahora bien, ¿Somos capaces de aplicar todo lo dicho a nuestro proyecto en 3 minutos? ¡Ese es el reto! Además, deberíamos tener en cuenta que los roles cambian en los proyectos transmedia, quizás sea un ingeniero quien presenta un potencialmente exitoso proyecto: hagámoslo simple, cuanto menos tecnicismos, más seguridad de que nos entiendan, contémoslo de manera sencilla. Además, está el manido tema de la brecha digital, y es que no todo el mundo está familiarizado no ya con los aspectos tecnológicos, sino con los selfies de los Oscar, los virales que nos cuenta @antoral, los casos de branded content de @rogercasas , el sensorconomy estudiado por @galindoru, los CM, los CRM, XCRM y hasta CrossCRM de @jotadiazg, etc. Al final, lo que uno quiere es que le entiendan para que el proyecto pueda gustar, ¿O no? Así que hagamos que la técnica y los soportes estén a disposición del contenido, y no al revés: que todos nos entiendan, sin dejar a nadie fuera 🙂

¿Cuál es el ROI? O, lo que es lo mismo, el retorno de la inversión, porque un ejercicio de pitching también tiene que tenerlo identificado. En el caso de proyectos tradicionales y monoplataformas los retornos económicos suelen estar bien medidos y conocidos. Pero, en los proyectos transmedia este retorno es más difícil de medir y predecir, depende de muchas variables que se desarrollarán de manera espaciada en el tiempo, quizás no solo es económico sino que es parte de un todo, y el público tiene que conocer también estos aspectos económicos.

Una de las principales diferencias con los proyectos audiovisuales tradicionales –y principalmente una de las barreras de entrada- son los tiempos para desarrollar estos proyectos. Los contenidos transmedia tienen un plan de trabajo que se prolonga mucho en el tiempo, esto es así porque necesitan un período de creación de comunidades en distintas fases, normalmente asociadas a soportes. Este gran período de tiempo conlleva habitualmente una mayor inversión y, en ocasiones, desarrollo tecnológico y esto, precisamente, será un punto delicado si tenemos una audiencia acostumbrada a manejar timings de semanas. Esto pasó con El cosmonauta, cuatro años contándonos (pitcheando) y convenciéndonos de su experiencia transmedia por los medios @cosmonauta

Estas son algunas ideas generales que pueden ayudarnos a la hora de presentar proyectos que juguetean por plataformas diversas. Me gusta pensar que lo más original de una presentación se encuentra en el propio contenido del proyecto, y eso lo hace único, pero parece que la retórica lineal flojea cuando se nos cruzan las plataformas, las comunidades y las redes sociales….

Si Aristóteles levantara la cabeza…

Imagen: Ian

@evapatricia