USA, Montana, Lakeside, lumberjack felling tree

Sí, lo sé. Normalmente en Innovación Audiovisual tratamos todo lo contrario. Alabamos e intentamos dar con la clave de  la viralidad  siempre que el contenido sea interesante, entretenido y divertido.

Pero, el tema del que os voy a hablar a continuación es delicado, de constante actualidad y sin una solución clara. Aunque sólo se me ocurre una, educar.

Por eso, el post de hoy, más que innovar,  tiene como fin concienciar y reivindicar sobre lo que sufren desafortunada y principalmente muchos y muchas jóvenes. Una situación que debemos intentar de erradicar ya y nunca es poco las veces que lo repitamos.

Muchos hemos sido testigos, en nuestros diferentes grupos de guassap, de como nos llegan videos o fotos de jóvenes de alto contenido erótico.

Hay gente que comparte videos de gente anónima sin pensar en las graves consecuencias que puede llegar a producir. Pero últimamente, la tendencia es ir a más. Parece ser que el anonimato no es suficiente, hay que darle realidad. Y  ahora ya no sólo te envían un video o una foto, sino que te ponen en situación sobre la o él protagonista, (aunque más que protagonista debemos de pensar que es una persona que está sufriendo acoso y ser conscientes de ello.) te envían su nombre de usuario de sus diferentes perfiles, la conversación de sus amigas, su nombre y apellido, donde vive, su situación actual, su número de teléfono, el nombre del novio, la  respuesta del novio, el colegio donde está, el video en cuestión y las conversaciones de su reacción que le han grabado tras haberse convertido en viral.

Al día siguiente esa persona sufre las miradas de todo el instituto o en la facultad.

El acoso que sufren muchos jóvenes por compartir material personal a través de diferentes herramientas de comunicación, principalmente guassapp,  es una práctica que cada vez es más y más frecuente y que a todos nos ha llegado a algún grupo en más de una ocasión. Un video o foto, que no es otra cosa que un delito.

Los jóvenes comparten ahora una historia. Una de esas que en verdad no quieres escuchar o ver.  Es esa información demás que hace que todavía coja más empuje el contenido en cuestión y que, sobre todo, la persona sufra un acoso aún más global y masivo. Hay que pensar dos veces antes de compartir ese tipo de contenidos que exponen la intimidad de las personas, las humilla o las vulnera.

Desgraciadamente cuando me llega a mí, sólo me queda deducir que ya es viral. Y la única manera que tengo para combatirlo, es en pensar antes de compartir. Es decir, en parar la cadena y no reenviarlo para no formar parte de ello. El mensaje que tenemos que lograr transmitir es que cuando compartes una foto íntima con una persona, puedes acabar compartiéndola con muchas más, además de generar un daño irreparable. Y esto parece ser lo que los más jóvenes no se dan cuenta, no entienden o no quieren entender.

Por este motivo, he querido recuperar una campaña de dos amigos míos, Alberto Lizaralde y Fernando Zurita, directores creativos. Una idea  que hicieron para Socionautas, la Asociación Española de Empresas y Usuarios de redes sociales, con un fin necesario, la denuncia, la prevención y la concienciación. Una de esas campañas que sí necesitan que se repitan hasta la saciedad.

Son unas simples instrucciones para intentar combatir este tipo de acoso, educando y concienciando  y, en ocasiones, puede que hasta que paralice  su viralización.  Yo  hace poco la reenvié a varios  grupos y obtuve la siguiente respuesta: –¡Qué bajón! – A lo que yo sólo pude contestar – piénsalo antes de compartir-.

Así que os recomiendo que guardéis la foto de la web para tenerla siempre en vuestras imágenes del teléfono para  reenviarla siempre que podáis y, sobre todo, transmitir el mensaje a los más jóvenes.

Pensad antes de compartir, pero este post no dudéis en compartirlo.

@jguillengarcia