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Sede de CCTV en Pekín

Digitalización es un concepto que en la industria audiovisual ya se encuentra totalmente superado, casi obsoleto, que incluso nos puede llegar a sonar arcaico.  Casi nadie recurre hoy en día a lo analógico, excepto algunas propuestas con cierto aire nostálgico, como por ejemplo las cámaras Lomo en el mundo fotográfico o el incremento de ventas de discos de vinilo en el entorno musical.

 

Si como ya se ha señalado en infinitas ocasiones, la digitalización ha tenido un impacto masivo sobre los procesos que componen la creación, producción y distribución de contenido audiovisual (incluso se ha considerado la mayor revolución desde la llegada del color), parecía que aún faltaba un último paso que cerrara el circulo dentro del mundo de la empresa audiovisual.

La llegada de la segunda pantalla supuso un paso más dentro de la ya implementada digitalización, pero también significa un cambio adicional en el paradigma audiovisual. Si el consumo de contenido audiovisual en las segundas pantallas no para de crecer anualmente y la producción de contenido destinada a pantallas móviles ya hace años que se encuentra plenamente desarrollada, la negociación de derechos de eventos deportivos todavía no habido sufrido ninguno de estos cambios. Es cierto que desde hace varios años los principales actores en este mercado, fundamentalmente los operadores de televisión, han incluido clausulas por las cuales también adquieren los derechos digitales para los principales activos deportivos (en el caso español esencialmente futbol). En la mayoría de casos simplemente se trataba de implementaciones simulcast, en la cual se repetía en el entorno digital lo que se estaba emitiendo en la pantalla de televisión o la señal internacional recibida, a pesar de que recientemente algunos operadores han empezado a apostar por diferenciar los contenidos en lo referente a deporte (por ejemplo, la inclusión de las cámaras ‘cockpit’ en las retransmisiones de Formula1 en Movistar).

Como es lógico y siguiendo las reglas generales del mercado, este modelo se repetía con mayor  regularidad en mercados con poca competencia, especialmente en aquellos con menor número de demandantes: oligopolios, monopolios o mercados fuertemente legislados.

Sin embargo la llegada de la segunda pantalla y su consumo masivo está produciendo cambios estructurales, incluso en un mercado hasta hace poco tiempo de carácter monopolístico, como por ejemplo el chino. Por primera vez en la historia la cadena gubernamental CCTV está perdiendo el control sobre los derechos de eventos deportivos. Desde su posición de monopolio había controlado el acceso a los derechos de los principales eventos deportivos desde su fundación, estableciendo un cuello de botella imposible de evitar para su atractivo mercado y estableciendo difíciles condiciones de negociación para los organizadores y agencias, que sufrían la presión de sponsors por aumentar su presencia en un mercado de 1.300 millones de personas. En su cadena CCTV5 (http://english.cntv.cn/live/cctv5/), o para aquellos contenidos con más demanda, incluso en la cadena principal (http://cctv.cntv.cn/cctv1/), la cadena gubernamental china programaba contenido deportivo Premium que resultara atractivo a la audiencia china, como por ejemplo la NBA desde la irrupción de Yao Ming.

Si además tenemos en cuenta que Pekín organizara los Juegos Olímpicos de Invierno en 2022, se espera que el precio de los derechos deportivos aumenten de precio debido al interés creciente del mercado chino.

Estas cinco plataformas digitales que están poniendo algún tipo de competencia CCTV, se encuentran desarrollando sus estrategias comerciales alrededor de contenido deportivo Premium, por lo que no parece que vayan a cambiar su estrategia en los próximos años.

Estas plataformas son: Ali Sports, Sina Sports, Tencent, iQiyi, PPTV y Le Sports. Y en próximos posts explicaré el posicionamiento y estrategia de cada una de ellas.

@jmdomgon