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Alguien tiene que hacerlo. Alguien tiene que sentar de una vez las bases de la Narrativa Digital. Una Narrativa que, sobre el papel, se presenta atomizada, dispersa en decenas de propuestas narrativas independientes —y complementarias— alrededor de un gran relato central, pero articuladas, la mayor parte de las veces, con la caligrafía de la narrativa tradicional. Un conjunto de relatos paralelos (“transmedia”, lo llaman por ahí) que añaden sumandos a la “historia” pero cuyo resultado final (otros lo llaman “universo narrativo”), aún no sabemos explicar.

Alguien tiene que definir eso que hacemos hoy en día cuando contamos una historia de la mano de la tecnología. Alguien tiene que decir qué es la Narrativa Digital.

El asunto de la unidad mínima.

No es necesario hacerlo con definiciones —otra vez la caligrafía tradicional— ni tratando de encerrar las ideas en artículos de Wikipedia. Bastaría, tal vez, con describir la gramática de cada propuesta narrativa y buscar los elementos comunes a todas ellas.

Pero para construir una gramática antes hay que conocer el lenguaje que la articula. Y este es el primer escollo al que nos enfrentamos. Pensemos un instante. Si en la lengua la unidad mínima es el morfema, o en el lenguaje audiovisual, el plano, ¿cuál es la unidad mínima de la Narrativa Digital? ¿Qué elemento es común a todas las propuestas narrativas que definimos como “innovadoras”? ¿Existe ese elemento común?

Un lenguaje sin unidad mínima que lo construya no es un lenguaje. Tampoco lo es sin gramática, reales academias o Lázaros Carreteres. Pero esto es para valientes, no hay que rendirse aún.

El asunto del formato.

Veamos si, al menos, podemos deducir que la Narrativa Digital responde a un formato, esa fórmula mágica tan trascendente en televisión que permite empaquetar contenidos con una serie de pautas para, fundamentalmente, vender el producto a otras cadenas.

Uno de los rasgos que caracterizan a ciertas manifestaciones de la Narrativa Digital es su voluntad de ensanchar el relato. De partir de él para crear vidas paralelas, de construir un universo narrativo mayor que lo que una pantalla delimita. Lo que persigue esta narrativa es, en definitiva, acercar el relato a la vida. O, dicho de otro modo, crear la ilusión de estar viviendo el relato. Y, no nos engañemos, ahí se queda la mayor parte de las veces, en una ilusión. Pero la intención es lo que cuenta y es clara: ir rodeando —en el sentido apache del término— al espectador de trozos de vida que nacen de un relato central para darle la sensación de que vive dentro de él.

Otras propuestas más innovadoras y que juegan abiertamente a difuminar las barreras entre espectador y relato —especialmente las que tienen que ver con lo sensorial, o con la inmersión literal en mundos narrativos a través de la RV—, tienden a la misma idea: que el espectador no presencie un relato sino que lo viva. Dar a entender que las cosas que uno ve, como en la vida, suceden sin que nadie las esté contando. La experiencia como eje: la estrategia que busca, no ya suspender la incredulidad, sino suspender la realidad misma.

Pero, ¿es eso un formato? Igualar la narración a la vida, proponer la experiencia como lectura de un relato… Es algo que comparten las diferentes iniciativas, al menos en intenciones, sin embargo, cuesta deducir de eso un formato, algo que paute las propuestas y que permita domesticar a esta bestia que es, por ahora, la Narrativa Digital.

No, tal vez no exista un formato de la Narrativa Digital porque no existe un formato de la vida.

El asunto del espectador.

Queremos identificar relato con vida; queremos formatear la vida para construir historias; queremos relatos que no se vean, se vivan. Y la vida, entre otros, la pueblan espectadores. Todo lo que se persigue gira en torno a ellos. Es el elemento común a todas las variables. La constante.

¿Es él? ¿Es el espectador eso que estamos buscando? ¿Es el espectador la unidad mínima de la Narrativa Digital? ¿Es él la gramática, el formato?

Sí. Construyamos desde ahí este nuevo lenguaje.

Imagen: Daily Risa

@ramontarres