TonyAguilar

En algunos de sus siempre hilarantes monólogos el humorista Gila demostró ser un verdadero adelantado a su tiempo: aquellas actuaciones en la televisión pública de los setenta y ochenta constituyeron insuperables ejemplos de la stand-up comedy mucho antes de que, a finales de los noventa, el género se identificase como tal en España. A sus seguidores no les cuesta imaginar cómo (teléfono en mano) podría actualizar hoy las ácidas y recurrentes parodias sobre operadoras despistadas y clavijas mal conectadas con cualquier llamada a un servicio automatizado de atención al cliente —situación que, por cierto, tiende a representar cada vez más un subgénero… ¿tragicómico?—. Pero sus historias atisbaron innovaciones todavía más preclaras:

«Mi abuelo se pasaba el día en el balcón con un bote de pintura y una brocha dando manotazos al aire. Los vecinos se reían de él porque decía que quería inventar ‘la radio a colores’… “Sí, sí, vosotros reíros, ¡pero ya veréis el día que pille la onda!”, decía mi abuelo…».

La escena parece absurda, pero en realidad la radio siempre ha transmitido en colores, los que cada oyente asocia en su mente a los sonidos y voces difundidos por un receptor cuya evolución tecnológica a lo largo de casi un siglo cabe resumirse en apenas tres logros: la independización de la corriente eléctrica, la mejora en la calidad de la señal y la progresiva miniaturización de los transistores. Así ocurrió hasta que Internet introdujo la radio en las pantallas: fue a partir entonces cuando el entorno digital comenzó a normalizar la imagen y, seguramente también, a arrinconar el encanto de la imaginación.

Imágenes para la radio

No resulta exagerado afirmar que la radio siempre ha intentado exprimir su potencial visual: las emisiones de cualquier programa cara al público, sobre todo cuando se realizan fuera de los estudios, se han concebido a menudo como una gran representación tal vez “impostada” porque necesita cautivar a los espectadores con algo más que sonidos. Esa misma exigencia se aprecia también en los reiterados intentos por “televisar” un programa de radio que han salpicado la pequeña pantalla desde diferentes planteamientos, con distintos recursos y muy dispar suerte: desde las —muy poco televisivas— retransmisiones de Hoy por hoy en Canal Satélite Digital o de La Jungla en Vía Digital hasta las —plenamente catódicas— difusiones multicanal de Los desayunos de Radio 1 en TVE y RNE o El gato al agua en Intereconomía TV y Radio Intereconomía, sin olvidar las versiones para la pequeña pantalla de espacios hertzianos como Vuelta y Vuelta (la traslación a Tele 5 del morning show de José Antonio Abellán en la Cadena 100), El hormiguero (que nació en Cuatro como extensión del No somos nadie que Pablo Motos dirigía en M-80) o La Competència en color (el espacio que replica con periodicidad mensual en la cadena autonómica 8TV la emisión diaria en RAC 1), entre otros muchos ejemplos.

Pero llegó Internet, y su difusión transversal modificó de manera irreversible las rutinas propias de los medios analógicos, incluidos los de la ‘radio visual’: aquellas primeras webcams que prometían una ilusoria sensación de contemplar en vivo a través del ordenador programas de información, entretenimiento o fórmula musical se han ido transformando en auténticas retransmisiones televisivas conforme los operadores de audio comprendían el impacto de la imagen en un entorno de consumo digital cada vez más ligado a smartphones y tabletas. «La radio se oye, pero ahora también se ve», reconocía Alejandro Nieto cuando ocupaba la Dirección General de la SER, convencido de que «tenemos que utilizar todos los dispositivos y canales de comunicación porque existen otras ventanas a través de las cuales se puede llegar a mucha más gente».

Ése es, en definitiva, el argumento para defender la conveniencia de una adaptación multicanal, multimedia y hasta transmedia de un medio que a lo largo de su historia ha evidenciado una singular resiliencia ante cada nueva revolución tecnológica: en el entorno digital contemporáneo la radio debe apoyarse en las nuevas tecnologías y técnicas de narración para impulsar su valor de marca y ofrecer nuevas experiencias a un ‘usuario’ que ya no es sólo ‘oyente’. ¿Cómo proporcionar una dimensión visual a los contenidos de radio, el medio sonoro por excelencia? Pues de la única forma posible: probando, ensayando, equivocándose… y acertando. Así lo defiende Ben Cooper, el controlador de BBC Radio 1 y 1Xtra (las emisoras públicas de música pop dirigidas al público juvenil en UK): «Los niños y adolescentes pasan cada vez más tiempo en You Tube, 1 de cada 3 tiene tableta ¡y sólo 1 de cada 7 un receptor de radio! La única respuesta es visualizar el contenido, y en ese proceso estamos llamados a cometer un montón de errores, aunque el mayor sería no intentarlo».

Dicho ¡y hecho! BBC Radio 1 fue la primera estación que alcanzó 1 millón de suscriptores en You Tube (roza dos y medio en el momento de publicar este post) y acumula más de mil millones de visitas. En Francia, la cadena generalista Europe 1 emite con imagen 14 horas diarias; como relata Miguel Ormaetxea, «sintonizas con tu móvil Europe 1.fr o RTL.fr y puedes ver una pantalla a todo color con imágenes y en un lateral discurren los comentarios de los internautas, a los que el locutor se puede dirigir si lo estima oportuno. Los seguidores se hablan en Facebook o Twitter, intercambian imágenes, se integran en los programas. La crónica de un corresponsal o la opinión de un experto se puede hacer con hangout o con un ‘selfi’ con su propio móvil. Los terminales más avanzados proporcionan imágenes de gran calidad, el coste y las prestaciones de las cámaras están en fulgurante mejora».

Manolo Lama  MAMendez

¿Qué ventajas ofrece la ‘radio visual’?

Esa misma idea parece impregnar las estrategias que la industria española de radio ha empezado a desarrollar en los últimos años intentando extender su presencia por los dispositivos digitales: vídeos con resúmenes de programas en la web y en redes sociales, videoblogs de los periodistas y colaboradores más reconocidos, reportajes y gráficos multimedia (innovador y muy esmerado el proyecto de COPE interactivos) y, sobre todo, diseño y producción de contenidos visuales que —sin perder su esencia radiofónica— multiplican su impacto al brindar, en directo o a la carta, una experiencia de consumo diferente que no deja de asociarse a la marca por mucho que se disfrute desde una pantalla. De hecho, podríamos concretar algunas ventajas que para la radio en el entorno digital supone maridarse con la imagen sin dejar de cuidar su irrenunciable narrativa sonora:

  • Refuerzo informativo: la inclusión de imágenes (fotos, gráficos, declaraciones…) o la retransmisión de ciertas secciones enriquece el discurso oral de un programa y clarifica la descripción y/o valoración de un hecho noticioso; ya sea el resumen del partido comentado en la tertulia de Marcador (Radio Marca) o las entrevistas a personajes relevantes (por ejemplo, la de Pepa Bueno a Esperanza Aguirre o la de José Ramón de la Morena a Iker Casillas, ambas en la Cadena SER, aunque esta última concebida para su consumo visual a partir de una trabajada escenografía).
  • Refuerzo publicitario: el recurso al branded content como fórmula de financiación alcanza un efecto mayor si las emisiones (y marcas) radiadas pueden ser, además, contempladas mediante su difusión en streaming, sobre todo cuando el público potencial se corresponde con los ‘nativos digitales’. Gran parte del acierto de Yu, no te pierdas nada en Los 40 Principales (Vodafone) o de Un lugar llamado mundo en Europa FM (San Miguel) radica en su concepción multicanal, multidispositivo e incluso transmedia (la emisión en Canal + de ULLM es diferente a la radiofónica).
  • Refuerzo promocional: la retransmisión visual de algunas emisiones radiofónicas resulta poco menos que inviable por su duración y su complejidad técnica; ¿cómo planificar la difusión con imágenes en directo de los programas deportivos del fin de semana? Sin embargo, la edición y difusión de vídeos con fragmentos de esas retransmisiones se transforma en un eficiente y atractivo reclamo para promover la escucha de futuras ediciones, como prueban estos ejemplos de “así se vivió el partido…” en Carrusel Deportivo (Cadena SER) y Tiempo de Juego (Cadena COPE).
  • Refuerzo social: pocas emisiones radiofónicas se adivinan menos visuales que las musicales, al menos si consisten en la presentación de canciones por un locutor. Pero ¿y si se combinan discos y videoclips, participan artistas en directo y se muestran los regalos sorteados? ¿Y si los jóvenes presentes en el estudio se intercambian mensajes con los oyentes a través de una pizarra que se muestra ante la cámara? ¿Y si en la pantalla se incluye un hastag y un teléfono para potenciar la interacción en redes sociales? ¿Y si tras la emisión simultánea radio/web se difunde un acústico en exclusiva por Internet? No es un supuesto, sino una estimulante iniciativa llamada a crear escuela: Del 40 al 1 en la Cadena 40 Principales.
  • Refuerzo digitalla radio enriquecida con imágenes encuentra su máximo exponente en un formato que se podría considerarse producto televisivo adaptado al medio sonoro; se estrenó en la primavera de 2015 en la Cadena SER bajo el título Oh! My LOL, un contenedor que cada día presentan distintos humoristas con un horario de emisión que privilegia la web sobre la emisión convencional. Bajo una estética de late night show, esta apuesta ilustra mejor que ninguna otra el potencial de la radio visual, su idoneidad para un consumo fragmentado en dispositivos digitales, su capacidad para atraer a nuevos públicos y, en definitiva, su versatilidad para demostrar que este vetusto medio también sabe reinventarse.

Sí, el título de este post se formula como una pregunta, pero tras estas consideraciones cabe plantearse si la combinación de sonidos e imágenes difundidos por un operador de radio precisa de un nombre diferencial: ¿no se enfatiza que lo importante sigue siendo “la-radio” y lo complementario “que-se-ve”? ¿No debería asumirse ya que el tradicional soporte hertziano está obligado en el entorno digital a mostrarse multidispositivo, multicanal y multimedia? Quizá asusten nomenclaturas que distorsionen el eterno e indiscutible valor sonoro de la radio: ante un recelo semejante, bastaría con reconocer simplemente que, después de tanto tiempo intentándolo, el abuelo de Gila consiguió por fin pintar de colores la onda…

Imagen de cabecera: Tony Aguilar en Del 40 al 1 (fuente: www.los40.com)

@luismipedrero