A principios de junio, en el fragor de los preparativos para las actividades estivales para mis hijos (ardua tarea por otro lado dado la extensión de las vacaciones escolares y el nivel de actividad que hay que proporcionar a los pequeños hoy en día –aunque.. ese no es el tema hoy-) me topé con esto:

http://https://youtu.be/b1CyBNI56Sk

Ya veis, en principio no parece muy original, se trata de una escuela de cine para jóvenes en Londres, lo que si es original es cómo lo hacen.

El taller es exactamente lo que presenta el video y los niños hacen una peli en 4 días: escriben el guión, preparan los escenarios, reparten los papeles, y ensayan su interpretación, graban con cámaras de verdad, experimentan con el sonido y con la luz, componen y cortan y después proyectan su obra y se sienten orgullosos del trabajo realizado.

Tengo que destacar que el programa es completo, los medios sencillos pero suficientes y el entusiasmo de la escuela da un resultado que sorprende. Los niños aprenden lo que hay detrás de una cámara, lo que hay que invertir para crear una historia, el poder que tienen sobre ella y también lo divertido que resulta dejar volar tu imaginación plasmándolo en una obra audiovisual!

La creación audiovisual se introdujo así en el resto de nuestras vacaciones, mi hija no ha parado de inventar historias, grabar con su i-pad y hacer montajes con una serie de aplicaciones “molonas” que ha encontrado y aprende a usar sola.

Todo esto me lleva a reflexionar sobre la poca formación que recibimos en nuestra etapa joven sobre la creación, lo poco que se nos enseña a canalizar nuestra imaginación y a utilizarla como vía de escape para comunicar lo que no somos capaces de comunicar de otra manera o para dejar salir esos miedos que nos causa la vida cuando no entendemos lo que nos rodea.

Hoy, desde muy pequeños, todos consumimos, devoramos sin parar obra audiovisual sin hacernos ninguna pregunta. A cualquier edad, las obras están ahí y las tomamos sin mas, pero lo cierto es que no sabemos nada ni de cómo se hace el cine, ni de cómo ha llegado hasta nuestra pantalla, ni el trabajo que implican, ni de qué ni quiénes nos lo han servido en bandeja de plata.

Si queremos que el futuro del cine incluya personas que respeten los derechos de autor, reconozcan el valor y el talento que se refleja en las obras, y entiendan la importancia del proceso creativo creo que es esencial enseñar a los pequeños a hacer cine. Si queremos que nuestro cine sobreviva, los pequeños tendrán que aprender y comprender de donde viene lo que ven, cómo se hace, las opciones infinitas que se les brinda en el mundo audiovisual y los muchos caminos que pueden tomar para expresar sus ideas, sueños o preocupaciones, y el esfuerzo que toda obra requiere. Solo así tendremos un futuro de creadores que sigan creyendo en el valor de lo que hacen, que no vale simplemente el poder grabar cualquier cosa de cualquier manera que lo que importa es que sea viral. Distinguirán una obra audiovisual de un simple golpe de suerte y sobrevivirá un reducto creativo en el que la calidad de la obra sea importante.

Esto, que a mi ya se me aparece esencial no parece contar en nuestro sistema educativo, apenas algunas escuelas ofrecen clases de interpretación o incluso he llegado a conocer algunas propuestas de clases extraescolares de cine no se si con demasiado éxito o divulgación.

Ya no se trata solo de interpretar (que también) se trata de proyectar, idear, planificar, adaptar recursos, imaginar, revisar y criticar los resultados, decidir lo que te gusta y te parece que encaja mejor en la historia que quieres contar y finalmente, de disfrutar del resultado. Como padres creo que debemos provocar un cambio en la relación de nuestros hijos con el cine, quizá así su futuro parezca un poco más halagüeño..

¿Alguien se anima a hacer algo parecido aquí? Yo me apunto!