Aunque lo parezca, esto no es el título de un capítulo de La que se avecina. Es la historia de cómo levantar “con estas manitas” un proyecto transmedia con la única herramienta de la intuición. Pero antes de empezar, os invito a ver este vídeo. Son sólo 24 segundos, lo prometo.

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Este book-trailer es el punto de partida de “Círculos”, la novela que el guionista de cine y tv, Manuel Ríos San Martín (@fantasma), poco convencido de las ofertas que le hacían las editoriales para publicarla, decidió auto editarse y empezar a vivir una experiencia que le ha llevado a un punto que nunca imaginó.

Por situar… “Círculos” arranca cuando una persona muere en directo en un concurso de televisión. Inmediatamente se convierte en Trending Topic a nivel mundial. No está claro si ha podido ser intencionado. Se trata de un policiaco ambientado en un futuro cercano donde la gente vive obsesionada por la televisión, la violencia y las redes sociales.

Con este material entre manos, la primera decisión que tomó Ríos fue editar “Círculos” solo en e-book, es decir, en formato digital. Y la manera de hacerlo fue creando una web que sirviera de plataforma para poder adquirirla. Una vez llegó a la web, decidió explotar las posibilidades que esta le ofrecía y empezó a llenarla de contenido relacionado con la novela. Era una manera de arropar el manuscrito con material que lo complementara, material que también creó, contratando a tres actores (Ramón Esquinas, Andrea RF y Manuel Delgado) para que dieran vida a los dos protagonistas de la novela. Tras una sesión de fotos en un set creado también para la ocasión, este material gráfico se incorporó a la web y sirvió para alimentar la cuenta de Instagram y la página de Facebook.bg_cached_resized_97f0f3953403c14000495dadffb63900En la web también se incluyen multitud de enlaces y referencias, making off de las sesiones, noticias, comentarios del autor, así como material gráfico complementario relacionado con el contenido de la novela y el tema que trata (televisión, violencia, internet), parte de él en la zona privada a la que no se accede si no se ha adquirido la novela. Con esto, Ríos creó un universo que da vida a la ficción y, además, le sirve como reclamo para (auto) promocionar la novela por los diferentes canales a su alcance.

4’90 €

Si no eres El Rubius o tienes una multinacional detrás, el asunto de la promoción no deja de ser la madre del cordero si de llegar (y vender tu producto) a la gente se trata. El plan estaba trazado y el universo alrededor de “Círculos” construido, pero tocaba hacer lo más importante: invitar al público a vivir la experiencia. O, dicho sin tabúes, vender ejemplares.

Manuel Ríos echó mano de sus propias redes sociales: las virtuales y las reales. En las virtuales, movió el lanzamiento entre sus seguidores de Twitter, Facebook e Instagram; creó una cuenta del personaje principal de la novela (@Shultheiss65), y otra específica de la novela (@CirculosNovela). También contrató anuncios promocionados en Twitter con enlace directo a la web donde poder comprar la novela. En las redes “reales”, organizó una presentación donde invitó a todo aquel que quiso acudir con jefa de prensa, fotógrafos de medios y photo call.FullSizeRenderLo que estaba en su mano estaba hecho. La combinación de estrategias tradicionales y digitales había puesto a “Círculos” en el mapa. Pero, ¿se vende la novela? El precio, 4’90 euros, es realmente asequible. ¿Entra la gente en el universo que propone Ríos?

El RT con opción de compra.

Sí y no. Se vende, sí, pero tal vez no tanto como esperaba el autor. La gente valora el trabajo, le felicita, le da al “me gusta”, a la estrellita de “favorito” y retuitea sin parar. Pero lo cierto es que no todos dan el siguiente paso: registrarse y comprar la novela.

Este es uno de los grandes obstáculos a los que se enfrenta Ríos: el “momento de la verdad”, la decisión de tomar partido, la economía de la atención. No son más de cinco minutos los que se tarda en tener el e-book en tu kindle, pero nada comparable con las centésimas de segundo que se emplean en pulsar sobre el pulgar hacia arriba, convertir la estrellita en amarilla, o en verde las flechitas concéntricas del RT. Una distancia inmensa, como de la Tierra a Saturno. Para formar parte del universo de “Círculos” se debe querer formar parte del universo de “Círculos”. Y ese paso, el matrimonio con un contenido es, parece, tan trascendente como firmar la primera hipoteca de tu vida.

Y aquí entra en juego la importancia de lo material. El peso del objeto real, físico, de eso que se puede tocar. En el mundo editorial los actos de presentación sirven para vender ejemplares. En algunos casos solo es ahí donde se venden ejemplares. No fue el caso de “Círculos”. No porque no fuera gente (la sala estaba hasta la bandera); no porque no hubiera voluntad (los presentes estaban claramente a favor de obra); no por precariedad (4’90 €… vamos a ver). Fue porque “Círculos” no existe. No como objeto. Es solo la promesa de un tesoro cuya posesión se aplaza para más tarde. Un hermoso aperitivo que deja en manos del asistente la decisión de sentarse luego a degustar el menú en casa. La venta de lo inmaterial (una novela digital en este caso) cumple a la perfección su propia premisa: es tan etéreo como la voluntad. Tan volátil como un “me gusta” o un RT. Tan pobre, en definitiva.

Ríos descubrió una realidad que, no por evidente, a veces se nos escapa: para tener un éxito real (el de vender, el de ganarse la vida; no solo de imagen, no solo de marca), o te pones de moda o debes ir puerta a puerta vendiendo tu contenido.

Un Big Data casero.

Al margen de los resultados, nada desdeñables por otro lado, la aventura transmedia de “Círculos” ha dado como fruto un montón de información que, queramos o no, cae en nuestras manos cuando empezamos a interactuar con las redes sociales. Gracias a los anuncios promocionados en Twitter, Ríos sabe el perfil de usuario que más interactúa con su contenido. Seguidores de Juego de Tronos, The Walking Dead, Sin Identidad, Jordi Évole, Santiago Segura o Álex de la Iglesia, entre otros; sabe que hay más usuarios de Android que de iOS; que demográficamente son jóvenes más que adultos… son parte del perfil que muestra interés en la novela. Una información ¿valiosa? Sí, desde luego. Siempre y cuando sepas qué hacer con ella.

La información sobre nuestro público nos da libertad para poder elegir el camino a seguir tanto para mantener una conversación con ellos como para acertar el tiro a la hora de promocionar nuestro contenido. Pero uno no es Netflix y, en principio, no llevamos un algoritmo en la cartera que procese todos los datos. De la noche a la mañana nos vemos con una cantidad de datos que difícilmente podremos gestionar a nivel particular. Por el Big Data, al nirvana, pero no aún. El Big Data no es cosa de niños.

Self-made: un hombre, un transmedia.

Antes cualquiera podía jugar a ser cineasta, escritor o pintor. Los medios estaban al alcance y sólo hacía falta una cámara de Super-8, una máquina de escribir o un lienzo. Las reglas del juego estaban escritas y el éxito dependía de la pericia y del talento de cada uno. Acometer hoy un proyecto equivalente con las herramientas que la tecnología digital pone en nuestras manos es otra cosa. Es un territorio vasto e inexplorado. Una zona no apta para todos porque carece de formato. La intuición y el work-in-progress convierten la aventura en una carrera de fondo en la que perderse es bastante fácil.

El proyecto de Manuel Ríos puede calificarse de éxito por su valentía y resultados. Y porque no era una finalidad en sí mismo sino una parte de un proceso que, cosas del destino, le ha llevado a vender los derechos a la editorial Penguin para editar la novela en papel en 2016 y, quien sabe, convertirla en miniserie en un futuro cercano. La cuadratura del círculo transmedia que no hace otra cosa que honrar al propio título de la novela.

Os voy a joder a todos.

Por cierto, el book-trailer que encabeza este artículo fue censurado en Facebook. Un “joder” a destiempo es lo que tiene.

@ramontarres