Acaba el año, pero de algo estamos seguros, y no es de seguir pobres porque no nos ha tocado el gordo, sino que es el año de contar historias. Tanto la publicidad, como en entretenimiento y ojito, la música, tienen como trasfondo una narración bien estudiada para sus públicos. Muchos miran el futuro, hablan de nuevos formatos, pero también debemos analizar qué es lo que ha funcionado o por lo menos, nos ha gustado.

Con la publicidad nos hemos dado cuenta que el anuncio de esa marca de limpieza donde aparece una mujer tecnológica y que maravillosamente limpia muy bien, es algo que no interiorizamos y eliminamos ante tantos estímulos. No obstante, una historia con un buen comienzo en la que nos cuente algo que capte nuestra atención, ha sido capaz de introducir su mensaje en nuestras dispersas cabezas, y también, que le metamos caña en Twitter.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=ei-_M_3aTyI?rel=0&w=640&h=360]

En televisión no han sido las series y las películas las únicas historias que hemos podido presenciar. David, ganador de la segunda edición de Top Chef, es todo un storyteller que ha transmitido de forma sencilla y sensible sus valores a través de las palabras, sabores y colores. Gracias a esa capacidad de comunicar, de contar un cuento, ha deleitado a los chefs más importantes del país y ha conseguido derribar el muro de Chicote que siempre tiene algo que comentar. Los jueces y los participantes han destacado esta cualidad, que se vio intensificada en la final cuando presentaba su menú ideal ante el jurado. Finalmente, una buena historia plasmada, venció a lo bonito y bien hecho y los platos con una historia detrás han sido los mejor valorados durante todo el programa.

Por último, en el ámbito de la música no solo las letras cuentan historias, los videoclips cada vez son más ambiciosos. Entre 2013 y 2014 el grupo de punk-rock Fall Out Boy decidió hacer una película dividida en once partes, que son, en realidad once singles de su disco Save Rock and Roll. Todo gira ante una serie de venganzas que van cayendo sobre el propio grupo, y con muy buena factura técnica, basta decirlo. Detrás de un videoclip hay una necesidad de contar una historia, o por lo menos plasmar un cuento, que en esta ocasión, se torna sangriento y oscuro.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=LkIWmsP3c_s?rel=0&w=640&h=360]

Durante todo el 2014, hemos visto como la publicidad y la televisión entre otros han evolucionado. También hemos participado en las diferentes formas de consumir la amplia variedad de formatos tanto digitales como convencionales o cómo un anuncio con una historia que podría ser real nos ha emocionado. Sea o no sea un ejercicio transmedia o un branded content de una marca, sea lo que sea, siempre nos ha gustado que nos cuenten cuentos, y con tanta información cerca, nos sentimos seguros ante las buenas historias. Con esto no digo que todo tengan que ser una narración hay cosas que brillan por su espectacularidad y deben mantenerse así, solo digo, que hay formatos que no funcionan y que es probable, que una forma de llegar sea esta.

Lo de los vídeos espectaculares son mainstream, estamos en temporada de historias, ¿o siempre lo hemos estado pero en otro lugar?