Siempre hemos creado contenidos.

El Hombre siempre ha tenido necesidad de crear contenidos.

Durante todas las épocas de la Humanidad, las personas han dedicado gran parte de su tiempo al consumo de contenidos, y para poder hacerlo ha tenido que haber gente dedicada a su creación.

El hombre de las cavernas se buscaba la vida para pintar las paredes de su refugio con historias de caza, aventuras y muerte, algunas de estas historias han llegado a nuestros días. Aplicaban la imaginación combinada con una serie de tintes para que, en forma de dibujos, poder contar sus historias.

Todo esto fue evolucionando y el Hombre aplicaba cualquier novedad que descubría para desarrollar contenido.

Por ejemplo, con la llegada de la escritura, llegó una auténtica revolución a la hora de crear contenidos. Todos hemos visto películas como El Nombre de la Rosa, donde hombres eruditos se encargaban de escribir libros, copiarlos una y otra vez, y muchas veces decidir qué era lo que se podía leer y qué no. Un papel, tinta y la imaginación o sabiduría del monje de turno se encargaban de darnos contenidos. Cuando al señor Gutenberg le dió por crear la imprenta, lógicamente, esto potenció la cantidad de contenidos que podíamos consumir. Trovadores, artistas callejeros con sus teatros itinerantes, la música en cualquiera de sus formas, pregoneros, todos creadores o canalizadores de contenidos, contenidos que la gente demandaba.

Nos acercamos a nuestra época más reciente, la llegada del cine fue por supuesto una nueva revolución, imágenes en movimiento sin sonido al principio hasta llegar al sonido 5.0, la radio y luego la televisión, todo ellos formas para hacer llegar nuestras historias de una manera u otra, al gusto del consumidor. En todos los periodos de la historia, la humanidad siempre ha estado buscando fórmulas para poder acercar contenidos a la gente, contenido a veces entretenido en formas de historias, otras veces informativo, contenidos para vender, otros para enseñar o entender pero al fin y al cabo siempre contenido.

Y llegamos a la, de momento, última revolución, impresionante, y que nos ha tocado de frente, una revolución tecnológica donde la creación de contenido ha sido uno de los factores más favorecidos.

Cuando empecé profesionalmente a gestionar y a producir contenido para los demás, recuerdo las primeras plantillas presupuestarias que hasta hace bien poco utilizaba, plantillas que muchas veces seguían el hilo temporal de un proceso de producción, siendo las primeras partidas puntos como las localizaciones, los guiones, luego las partidas referentes a la contratación artística, dirección, equipo de realización, producción y terminando con la edición, postproducción y edición e incluso en muchos de los proyectos, en la distribución. La verdad es que en la mayoría de los proyectos, la creatividad del productor se ponía de manifiesto a la hora de diseñar un plan de producción y el resto, pan comido, a partir del plan de producción se ajustaba un presupuesto que directamente se presentaba al cliente.

El súperproductor transmedia

El súperproductor transmedia.

Pero los productores al igual que el contenido hemos ido evolucionando, y hemos evolucionado de una forma paralela, y es ahora, cuando los productores estamos desarrollando más creatividad y estrategia que nunca, ya no se trata de definir las necesidades de personal profesional y material técnico y combinarlo con el tiempo, ahora, los productores, sobre todo los que nos movemos por el universo digital, tenemos que tirar de creatividad para definir estrategias que se puedan plantear en cualquier proyecto que implique la producción de un material audiovisual, nos hemos convertido en súperproductores y somos transmedia.

Así por ejemplo, en cuanto a presupuesto se refiere, antes de llegar a las partidas clásicas de los presupuestos que antes mencionaba, tenemos que añadir un montón de partidas previas más antes de llegar a las partidas que implican directamente la producción audiovisual. Y por supuesto, esto no acaba en la edición, postproducción y sonorización de una pieza, después de esto va la distribución, la conversación que generamos y cualquier evolución del contenido que salga a partir del contenido embrionario, porque los contenidos que producimos ahora están vivos y son líquidos.

Y es que, al igual que hoy en día casi ningún contenido se canaliza en un solo sitio y hay que adaptarlo a los diferentes canales propuestos de manera total, parcial o complementaria, para ser productor tampoco te puedes acotar a lo que es sólo la producción del contenido, y estamos en constante evolución absorbiendo todas las novedades, posibles canales, estrategias de marketing, etc. que hagan que nuestro contenido consiga su objetivo, y si es posible, más todavía. Y con todo esto os tengo que decir que la profesión de productor, si antes era una aventura, ahora es una aventura pero elevada a la enésima potencia y la verdad es que mola, y mucho.

¡Somos súperproductores transmedia! y vamos a donde va nuestro contenido.

@jaimelopezamor

@WeLoveBrandedC

 

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