asimov

Estaba medio dormido y desperté, parecía una voz que me hablaba desde la conciencia, pero no, era Isaac Asimov conversando en un podcast. Apareció en mi móvil de forma casual y me despertó de una siesta que había empezado con Iker Jimenez.

Asimov, en inglés, departía de forma profética sobre cómo internet iba a cambiar la forma de aprender de las personas. Poniendo énfasis en que la mayor fuerza educativa proviene de aprender algo por que te gusta, no porque sea algo impuesto, si no porque te interesa.

La locución formaba parte de una entrevista de 1988. Desde su visión y lucidez con la perspectiva de no haber entrado de lleno en la era digital. Sin haber oído nunca hablar del eLearning, Asimov pudo ver la esencia de lo que marca la diferencia entre lo que recibimos con entusiasmo o lo que repudiamos sin remedio.

Cuando era pequeño y no tenía más de seis años, tuve un profesor que me marcó para siempre, se llamaba Tomás. Él nos daba las lecciones con una guitarra, con títeres, con murales. Nos hacía vivir una experiencia de aprendizaje completa, disfrutábamos, participábamos. A veces pienso que es increíble que lo recuerde de forma tan vivaz a pesar de mi corta edad. Mi padre también lo recuerda muy bien, sobretodo cuando Tomás dejó de ser mi profesor y yo dejé de tener ganas de ir a la escuela. En ese momento estaba demasiado bien acostumbrado a disfrutar del aprendizaje, pero no amigo, la siguiente profesora que tuve sabía que al colegio se iba a aprender no a disfrutar.  

Yo creo que nuestro cerebro necesita estímulos interesantes, quiere aprender cosas nuevas, crecer. El aburrimiento y la desidia no son mas que mecanismos que tiene para decirnos que algo no va bien. Dicho así parece obvio, pero no lo es tanto. Muchas veces confundimos lo que si nos gusta con un hobbie ¿Por qué alguien debería pagarnos por hacer lo que nos gusta? Este pensamiento erróneo viene del mismo sitio oscuro donde las escuelas solo sirven para aprender y no para disfrutar, como si no fueran ligados. O del mismo sitio donde se llevan piedras en los zapatos o donde el sexo es malo por que es un placer de la vida.

Por eso, cuando entramos en internet todo esto cambia y se da la vuelta. Somos los absolutos dueños, podemos ir donde queramos, consultar toda la información sobre un tema y encontrar personas que les apasiona lo mismo que a nosotros. Es entonces cuando este aprendizaje se vuelve realmente efectivo y se sienta en las bases de nuestro conocimiento. Basado en una amor hacia una materia y utilizado como una fuerza de atención inagotable. Muchas veces llamamos procrastinar a navegar entre cosas que nos interesan, que nos culturizan, que nos enseñan.

Otro ejemplo es la televisión, mirar la televisión ha sido siempre considerado un acto para hacer el vago, que no aporta nada. Pero yo creo que está muy alejado de la realidad. El niño ve en las imágenes una fuente inagotable de información interesante, de historias, de formas, de colores. De viajar a otros países, a otros continentes, a otras realidades. ¿Cuántos aprendimos cosas gracias a la rana Gustavo? Tengo un amigo que siempre dice que en cada capítulo de Los Soprano se aprende una lección básica sobre la vida. Muchas veces las cosas que se han hecho con una primera vocación de gustar acaban por enseñar de forma mucho más efectiva de las que lo han hecho al revés.

Aunque cualquier pieza audiovisual que sea efectiva pretende enseñar y emocionar. Lo que llamamos premisa, idea, concepto o directamente moraleja es el resumen de la enseñanza principal que pretende el relato. Hoy en día es casi indispensable para la mayoría de la gente, aunque le llamemos entretenimiento. Muchos de nosotros somos incapaces de ceder dos horas de nuestro tiempo a algo con lo que no aprendemos absolutamente nada.

En este sentido, la parte de aprendizaje es de un solo consumo, mientras que la parte emocional es de cuantas repeticiones quieras. Por ejemplo, las canciones son muy emocionales, nos evocan un sentimiento, una sensación, un estado de ánimo, por lo que las canciones que nos gustan las oímos una gran cantidad de veces, queremos volver a sentir esa sensación. Pero las películas o documentales que son más de aprendizaje, que nos enseñan conceptos, ideas, que nos dan información, son de un solo consumo. La misma noticia en el telenoticias aburre, no ves dos veces un documental sobre arquitectura precolombina en Méjico D.F. aunque te gustase la primera vez. En cambio mucha gente vuelve a ver cada año Pretty Woman, una película que esta echa principalmente para emocionar, pero que nos enseñan valores preciosos sobre los prejuicios, sobre la verdadera belleza o sobre el amor. Cuando somos niños, si una película nos gusta somos capaces de verla muchísimas veces, porque principalmente nos evoca una emoción, la percibimos de una forma mucho más sensitiva y queremos volver a sentir “eso”. Si la película lleva un aprendizaje de la vida, este se nos queda a fuego, integrado de una forma orgánica. 

El cerebro nos pide disfrutar para aprender, o quizás es la única manera que nos índica que está aprendiendo realmente. Esta es la base en el cual se cimienta la buena enseñanza, los buenos profesores, el buen eLearning. Intentando que el alumno se divierta, disfrute del aprendizaje, con  juegos, con vídeos, con canciones, con tutoriales. Todos ellos hacen participe al que aprende y como más se implique mejor asimilará.

Haciendo una alusión a la brillante película de Pixar Upside down, todos los recuerdos, todo lo que almacenamos en nuestro cerebro va unido a una emoción, intentemos que esa emoción sea positiva. Dejemos de pensar que todo lo que nos hace gozar es ocio y entremos en el club de la gente que disfruta de su profesión, que ejerce su pasión. Ya desde niños, vivamos con intensidad el viaje de la vida, el maravilloso crecimiento personal intentado comprender el mundo que nos rodea, de esta manera no dejaremos nunca de aprender, de crecer, de mejorar.

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Imagen: Zakeena en SketchPort