cartel película

Todavía recuerdo como me impactó en su día la película “La muerte en directo”(“La mort en direct”/”Death Watch”) dirigida  por Bertrand Tavernier en 1980.  Basada en la novela de ciencia ficción de David G. Compton “The Unsleeping Eye” una amarga parábola moral sobre la muerte como espectáculo y sobre la manipulación del individuo por parte de los medios de comunicación”(Filmaffinity).

En ella, una enferma terminal (Romy Schneider) es seguida por un hombre (Harvey Keitel) que tiene alojada en el cerebro una microcámara que transmite imágenes a una cadena de televisión para emitirlas en un popular programa de televisión “La muerte en directo”.

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El director con esta película, cuya acción sitúa en los años 90,  se adelantaba en cierta manera a los abusos de la denominada “televisión basura”, un término que sé que a muchos no hace gracia, y que aunque es un tema que suele generar debate no es el centro de esta reflexión. Si lo es el hecho de que con esta película ya se adelantaba Bertrand Tavenier al uso del avance de la tecnología, con la posibilidad de implantar una microcámara en el cerebro para hacer un seguimiento más real. Aún considerada de ciencia ficción, esta película se acercaba mucho a lo que la tecnología actual podría permitir. El mal uso que se puede hacer de la misma en pro de la mala condición humana. Pero, insisto, una ciencia ficción que puede ser bastante real.

Todos conocemos los acontecimientos acaecidos la semana pasada sobre la muerte de la reportera Alison Parker y del cámara de televisión  Adam Ward abatidos a tiros durante la retransmisión de un reportaje para el informativo en el que trabajaban de la cadena WDBJ en Roanoke, Virginia. Además de la crueldad del asesinato éste tuvo la  máxima repercusión por el hecho de que se visionaron las imágenes en directo tomadas por la propia cámara y a su vez el propio asesino grabó el tiroteo y colgó esas imágenes en las redes sociales convirtiéndose por  un momento en la primera muerte en directo y viral.

Por un lado todos los espectadores fuimos testigos de la emisión de las imágenes en los informativos, la propia imagen captada por el camarógrafo en el momento de su muerte. Unas imágenes que en otro momento podían haber sido no emitidas y que en este caso se emitieron en la mayoría de los informativos del mundo. Ante la cuestión moral de si es lícito o no emitir estas imágenes los responsables de las mismas se han escudado en el valor informativo y el hecho de que esas imágenes ya habían circulado por internet.

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Por otro lado el propio autor del tiroteo grabó las imágenes empuñando la pistola y disparando  y  los vídeos fueron publicados en twitter y facebook por él mismo. Tras tuitear los videos, el asesino  tuiteó lo siguiente: “grabé estas imágenes”. La grabación circuló en las redes sociales. Tanto Facebook y Twitter mostraron las imágenes a través de videos que se reproducían automáticamente, los autoplay. Esto significa que muchos usuarios en Estados Unidos estaban viendo imágenes de asesinatos en sus notificaciones de redes sociales. Tanto twitter como Facebook retiraron las cuentas y las imágenes en cuanto fueron conscientes pero ya miles de usuarios las habían visto por la característica del autoplay.

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El autoplay de twitter  fue anunciado en junio pasado, como una manera de que sus usuarios puedan “mantenerse en la acción” que permitiría no sólo al usuario disfrutar de una mejor experiencia, sino también a las empresas aprovechar mejor sus estrategias de marketing en la plataforma social. Facebook ha utilizado esta característica desde septiembre de 2013. “Es una mejor experiencia para la gente y conlleva una mejor interacción”, refiere Facebook. Pero el miércoles pasado, el autoplay hizo que fuera difícil para muchos usuarios en  evitar ver estas imágenes. Más adelante la gente tuiteó instrucciones sobre cómo desactivar la características, pero esto requiere que los usuarios reingresen con sus contraseñas y cambien las opciones de su perfil. Pero quizás no sea suficiente desactivar la característica. Aunque en España no ha sido así en Estados Unidos  ha generado un segundo debate,  después del manido debate sobre la legalidad o no de las armas (digo manido por poco efectivo). El debate sobre el control sobre la innovación tecnológica y la responsabilidad de las plataformas.

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Sin querer caer en un moralismo exagerado sí que creo que hay tres puntos que es importante tener en cuenta:

  • El uso equivocado de los avances tecnológicos nos tiene que hacer repensar las características de las plataformas y redes sociales.
  • Aunque la tecnología no está creada pensando en lo peor de la humanidad sí que es cierto que quizás las plataformas líderes en tecnología tendrían que pensar sobre las medidas de seguridad que se deberían implementar.
  • El poder que tienen las redes sociales sobre la línea editorial de los informativos y los medios de comunicación actuales. ¿Por qué no lo vamos a emitir nosotros si ya se está viendo en las redes sociales?

Me da escalofríos aventurar lo que otros asesinos, como en su momento los asesinos de la matanza de Columbine, que ya en su día grabaron la planificación de su ataque con vídeo casero, podrían haber ideado con las nuevas tecnologías de hoy en día a su alcance.

Al menos para mí sí que da que pensar…

Después de escribir este post he tenido el placer de leer el post “Periodismo inmersivo y otras posibilidades de la realidad virtual”que ha publicado  nuestro compañero Ferran Clavell. En el mismo afirma que “A través de la realidad virtual hoy podemos también plantearnos que los contenidos periodísticos vayan todavía más allá de la pura información y puedan incluso transmitir sensaciones y emociones” De nuevo me planteo ¿qué tipo de sensaciones y emociones? ¿Estaría justificado su uso en cualquier caso?  Otro objeto de reflexión…

Imágenes: Cartel película «Death Watch» & twitter

@macujackson