reina

Desde que Bill Gates publicara en enero de 1996 el célebre artículo “El contenido es el rey” han pasado más de 20 años y este mantra que tanto nos ha taladrado en cientos de ponencias sigue estando vigente. Lo curioso es que de esto se diera cuenta un tipo que se ha convertido en la mayor fortuna del mundo (con permiso de Amancio Ortega) creando aparatos y tecleando 1 y 0. En estos años no solo se ha cumplido esta predicción suya (entre muchas de las que hizo), sino que nos hemos encontrado un crecimiento exponencial de los contenidos gracias a la globalización, la consolidación de Internet y, por supuesto, la aparición de los smartphones y todas esas maquinitas que que cada día usamos para escribir, fotografiar, captar vídeo o audio o un sinfín de acciones.

En un entorno cada vez más transmediático, generar contenido no es difícil, es una obligación y hemos pasado en estos veinte años de una “economía de la escasez” de contenido a una “economía de la abundancia”. En estos casos, el contenido ya no es una diferencia, incluso se convierte en algo tedioso y difícil de etiquetar (éxito sobre el que se han basado algunos grandes actores de hoy como Netflix).

En este contexto cada vez más complicado, el pasado mes de marzo de 2016, el emprendedor Gary Vaynerchuk, nos ofrecía unos  de esos titulares que tanto nos gustan “si el contenido es el rey, el contexto es Dios”. Su idea es que para destacar al contenido en esta época de saturación hay que saber adaptarse al contexto donde se desarrolla, conocer bien al usuario y ofrecerle una buena propuesta sin interrumpirle. Un planteamiento sencillo pero de una gran utilidad que se puede leer en su post.

Pues bien, aunque yo soy mucho menos listo que los anteriores, me he propuesto dar también un titular molón: “si el contenido es el rey y el contexto es dios, la experiencia es la reina”. Me refiero a que en muchas ocasiones, en un mundo con impactos cada vez más on line, nos olvidamos de la experiencia en el mundo real, que es en muchas ocasiones la que más queda en nuestro recuerdo. Para demostrarlo, propongo un sencillo juego. Cierra los ojos y recuerda la primera vez que fuiste al cine. (…) ¿ya? –qué maravilloso recordar nuestra infancia, ¿verdad?. En ese recuerdo, lo que vive es tu experiencia, es probable que recuerdes el cine al que fuiste, la persona que te llevó, el misterio de la sala cuando se apagan las luces, el olor de las palomitas, los rayos de luz del proyector, etc. A lo mejor ni recuerdas la película que te llevaron a ver (el contenido), pero tu experiencia sigue estando ahí.

Vayamos ahora a otro recuerdo. Cierra tus ojos de nuevo y piensa cuando eras pequeño en tu noche de Reyes Magos o Papa Nöel. Emocionante ¿verdad?. Recordarás muchas cosas: sensaciones, vivencias, risas, nervios, etc. Recuerdas tu experiencia y probablemente no recordarás la mayoría de los juguetes que te regalaron (el contenido).

Para definir a qué me refiero con eso de que la experiencia es la reina me gustaría exponerla en varios puntos:

  • La experiencia debe ser física, real y presencial. No dudo que la experiencia del usuario en la navegación de una web o cualquier otro elemento es importante, de ahí la importancia del Service desing y el Thinking Desing (probablemente y en el fondo sea una suma de todo). Pero en este caso nos referimos a una acción que se dirija a nosotros como personas físicas.
  • El contenido debe estar relacionado con la experiencia, no vale cualquier cosa o juego de artificio para atraer nuestra atención. Esa experiencia no debe aspirar a entretenernos, debe de llegarnos al alma, tiene que ser transcendental.
  • La experiencia debe de tener un inicio y un fin, como toda buena película: planteamiento, nudo y desenlace. No concluir una experiencia tiene el peligro de perderla, de dejarla que se intoxique con la cotidianeidad.
  • Lo mejor de una experiencia es que pueda ser compartida con alguien. Las individuales son importantes y parte de nuestra vida, pero si estamos hablando de contar historias y de transcender, qué mejor manera que hacerlo acompañados.

Esta deseada reina guiará nuestras próximas experiencias, será quién decidirá qué ver, qué comprar o a qué hora conectarnos. Así que sigamos siendo curiosos y dando vida a experiencias que, con suerte, recordaremos para siempre.

Imagen: violscraper

@rafalinares