Cuñado: “Ok, Google, Cuéntame” (Quería oír la canción de la serie)

Google Home: “¿Qué quieres que te cuente?”

Cuñado: “Ok, Google, Cuéntame” (Es insistente)

Google Home: “Uno, dos, tres, cuatro…”

Esto ocurrió en casa de mi madre esta Navidad mientras mi cuñado (Ojo, al que adoro, que también hay cuñados adorables) trataba de entender por qué querría tener un altavoz inteligente en su vida y yo trataba de convencerle. Porque soy una convencida. Le expliqué que se llaman altavoces inteligentes pero que no te leen el pensamiento y que aunque hasta entonces le había reproducido las canciones que había pedido (Y eso que había ido a pillar con autores rarillos) esta tenía un título un poco confuso como para identificar que era una canción. Bastó con añadir “en Spotify” a la orden para que sonara religiosamente el tema.

Seguro que en muchas casas van a volver locos a los altavoces en estos Reyes, probando lo que pueden hacer y tratando de que se despisten. Porque equivocarse no se equivocan. Si comprenden la orden dada la ejecutan y si no, son muy honestos y te dicen que no te pueden ayudar (A veces añaden “de momento” como avisando de que habrá un día en que lo podrán hacer todo)

Mientras ellos se preparan para dominar el mundo yo voy a tratar de explicar por qué soy una convencida de que merece la pena tener uno en casa:

  • Porque ahorran procesos

Fijaos en la diferencia:

Llegas a casa: el abrigo, las llaves, el perro que te saluda y tú intentando desbloquear el móvil con la huella para entrar en Spoti, elegir lo que quieres escuchar y conectar con el altavoz correspondiente…

Llegas a casa y mientras acaricias al perro dices “Ok, Google, ya estoy en casa” y te responde “Hola, Sonia. Qué bien que estés ya en casa” y te pone lo último que estabas escuchando.

A mí esto ya me parece suficiente para comprar uno pero también te puede poner en la TV el capítulo de la serie que estás viendo mientras tú vas con la bandeja de la cena al salón o te da la previsión del tiempo, el estado del tráfico y te lee tu agenda del día mientras tú te preparas el desayuno.

Puede encender y apagar las luces o electrodomésticos conectados, hacerte la compra mientras le dices con la puerta del frigorífico abierta qué te hace falta, ponerte recordatorios en la agenda, contestarte dudas de cultura general o poner la radio. Sobre la importancia de estos dispositivos para la radio ya publicó en Innovación Audiovisual este interesante post Luismi Pedrero.

Todas son acciones que pueden hacer los móviles pero, aún en el caso de ser un ‘heavy user’ del asistente de voz, no lo aprovechamos tanto.

Esta simplificación de los procesos es un filón para las personas mayores a las que les cuestan un poco las nuevas tecnologías. Con un altavoz pueden obtener un montón de respuestas sin ponerse las gafas, ni teclear, ni liarse. Y para apagarlo no hace falta que llamen a un hijo o un vecino. Basta un “Para”.

¿Y para los niños? Ellos son los más prácticos y los que encuentran rápidamente la utilidad de los gadgets. Lo que hubiéramos dado nosotros por que alguien nos dictara los resultados de las operaciones como a este chaval tan espabilado.

  • Porque hay varios donde elegir

Yo uso sobre todo Google Home porque me resulta muy cómoda su sincronización con Chromecast y porque tiene un buen altavoz pero también tengo un Echo Spot.

¿Cuál elegir? Pues depende de cada uno, pero lo bueno es que si eres muy fan de Apple tienes el tuyo, si tienes manía a Google tienes alternativa, si lo quieres pequeño lo tienes… Hay un altavoz para cada usuario.

Aunque os encontraréis tablas comparativas muy completas como esta, aquí va un resumen de las principales opciones:

Google Home: 15 centímetros conectados con el ecosistema Google. Puedes sincronizarlo con tu calendario y con Chromecast. También con otros altavoces bluetooth. Cuesta 149 €.

Google Home Mini: La mejor opción para el que tenga dudas de si lo va a usar o no. Cuesta 59 € y para lo pequeño que es (parece un Bollycao japonés) suena bastante bien.

Echo y Echo Plus: Los esenciales de Amazon. Cuestan 99,99 € y 149,99 € respectivamente. El Plus es mejor altavoz e incluye controlador de hogar digital. Permiten llamar a otros usuarios de Echo y todos tienen disponible un catálogo bastante variado de skills (un equivalente a las apps del móvil) de medios, juegos, cocina, cuentos, compañías de transporte…

Echo Dot: La versión mini por 59,99 €.

Echo Spot: Versión con pantalla en la que muestra opciones, respuestas, vídeos… La pantalla lo hace muy atractivo pero el sonido es mejorable. Cuesta 129,99 €.

HomePod : Probablemente el mejor altavoz para escuchar música. Está conectado con iTunes, aprovecha completamente sus 18 centímetros y la calidad de sonido es excelente. En contra, solo es compatible con dispositivos Apple y cuesta349 €

 

  • Porque te espían, sí, pero tu móvil también lo hace

“Al colocarlos voluntariamente en casa ¿vendemos lo que nos queda de privacidad?” decía también Luismi Pedrero en este hilo de Twitter. Una compañera me comentó que había apagado su Echo después de escucharlo contestar desde otra habitación a una conversación en la que mencionaron la palabra Alexa. Es cierto que están siempre alerta y tienen una sensibilidad altísima y eso puede dar un poco de miedo. Pero llevamos pegado al cuerpo todo el día un aparato que nos puede escuchar y no por eso le cogemos manía.

Aunque no tengas altavoz en tu casa si usas Google es muy probable que en este link te encuentres tu voz grabada por tu móvil. Y no solo cuando le has preguntado algo al asistente de voz, a veces se activa por el motivo que sea y graba lo que suena.

En todo caso todos tienen un botón para mutear el micrófono y además tienen un gran defecto, no funcionan si no están enchufados, así que si en un momento dado te incomoda mucho lo que pueda estar oyendo, lo desenchufas y ya está.

 

  • Porque son bonitos

Unos más que otros, es verdad, pero no son un objeto a esconder. Mi Echo Spot con su soporte me parece maravilloso y me recuerda a la casa de Los Supersónicos. El de Apple, como siempre, es un prodigio de diseño. Las luces del Google Home son suaves e hipnóticas… Puede ser una razón frívola pero una razón en la que basamos también muchas decisiones de compra.

¿Y ahora? ¿Cómo entran los creadores de contenidos ahí? Muchos medios ya están tratando de hacerse el hueco. No me refiero a cuando el dispositivo se utiliza para escuchar un contenido ya creado como una emisora de radio, un capítulo de una serie o un podcast sino a crear contenido específico para los altavoces. Nosotros en Mediaset tenemos dos skills en Amazon y trabajamos en nuevos proyectos. Pero de momento es solo cuestión de estar presente en los dispositivos y tratar de aprender de sus datos y del uso que se le da. No hay retorno económico pero si seguimos aportando contenido tendrá que haber monetización. No parece tan raro pensar en cuñas de publicidad entre titulares pero, igual que pasar el formato de los spots de TV a los pre rolls de internet fue un error, las cuñas tendrían que ser más cortas que las de la radio. Igual que el consumidor de vídeo online es más impaciente que el de TV, el de los altavoces no tiene pinta de querer esperar ni siquiera los 20” de una cuña convencional. Sobre todo cuando para cambiar de acción no hay ni siquiera que pulsar un botón. Basta con dar una orden.

Lo que sí parece muy viable es el branded content y de momento he encontrado esta experiencia muy interesante de Oral B que creó un podcast para Alexa para que los niños se lo pusieran al ir a lavarse los dientes. Es una buena idea pero las normas de Amazon impedían cualquier mención al producto así que solo pudieron incluir la marca al subirlo también como podcast a Apple y Spotify. Está bien que quieran llevar un control para que las marcas no sigan confundiendo branded content con telepromos pero si no permiten ninguna mención no crearán nada.

Los medios también están siempre dispuestos a aprovechar cualquier canal de distribución para llegar a sus usuarios. El de los altavoces es un camino que no ha hecho más que empezar y que les ofrece muchísimas posibilidades. Tras el desengaño que muchos se han llevado con el esfuerzo realizado en Facebook los pasos serán prudentes pero el mundo que se abre a través de estos aparatos es otro reto más.

Imagen: Shutterstock

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