“No entiendo por qué la gente se asusta de las nuevas ideas. A mí me asustan las viejas”

Así de tajante fue John Cage en cierta ocasión, probablemente ante una copa de Bourbon y charlando con buenos amigos. Y si esta afirmación la aplicáramos al mundo de los medios audiovisuales y más concretamente a la radio nos daremos cuenta de que estamos rodeados de cobardes.

Tal vez resulte duro lo que estoy diciendo, pero no puedo pensar otra cosa.

Hace unos días le proponía a una buena amiga un ejercicio de escucha sobre un trabajo realizado para la red internacional de radios experimentales “RADIA” (www.radia.fm) en el que con la inestimable colaboración de Bernard Clarke de la RTÉ la radio pública irlandesa, intenté bucear en las palabras inventadas por James Joyce.

http://www.ivoox.com/james-joyce-palabras-inventadas-audios-mp3_rf_8995444_1.html

Tras escuchar la pieza, me envió un Whatsapp para decirme que le había gustado, pero que la encontraba “poco complaciente con el radioescucha”.

Tenía razón. El trabajo es experimental, navegando por los límites del radioarte y utilizando elementos que no son habituales en un programa de radio “al uso”.

Y ese comentario acerca de la “complacencia” de los contenidos radiofónicos me lleva a preguntarme si los medios se esfuerzan en exceso en llevar a los oídos de los oyentes no solo aquello que esperan escuchar, sino en acercarlo con los mismos esquemas sonoros, con las mismas cuadrículas estereotipadas que llevamos escuchando casi 100 años. En definitiva si no cambiamos los registros de emisión porque se piensa que si se cambia podremos caer en “extraños experimentos” que nos aboquen a una pérdida de audiencias.

Existen foros internacionales donde anualmente se ponen en común proyectos relacionados con el arte radiofónico y sonoro, como el Prix Marulic de Radio Croacia, donde hasta hace unos pocos años no se había asomado ningún proyecto nacido en España.

Y es que el sonido parece no ser algo importante en la cultura española. No me refiero a la música, desde luego. Hablo de algo más simple, más cotidiano. El ejercicio de la escucha de nuestro entorno. Porque la necesidad de comunicarse es innata al ser humano.
Esto ha facilitado el aprendizaje y la evolución en todos los aspectos y ha llegado hasta nuestros días de tal forma que los nuevos sistemas digitales de relación (redes sociales, formatos interactivos, etc.) han mantenido la misma filosofía de trabajo que las primeras expresiones orales.

La radio del siglo XXI se caracteriza por su adaptación a las nuevas tecnologías de una manera casi natural. La experimentación, el radioarte, la ficción sonora, son formatos que o bien han dejado de formar parte de las parrillas de programación para ser meros «programas especiales» o bien sencillamente han desaparecido por completo.

A través de la formación y la experimentación podemos recuperar espacios radiofónicos, dar valor al mensaje sonoro y utilizar la radio como herramienta de formación en valores.

En estos días se celebra en Zaragoza el Seminario Radio y Red (http://seminarioradioyred.es/) organizado por Aragón Radio, la emisora pública del Gobierno de Aragón y la Universidad Menéndez Pelayo. En esta edición el tema a tratar en varias mesas redondas y charlas será “La Radio Híbrida”, esa tecnología que permite escuchar una emisora a través de un dispositivo móvil alternando la recepción por ondas y el paso a la recepción por internet cuando la cobertura en FM no es buena.

 

¿Qué es la radio híbrida? http://es.slideshare.net/fernandoalmarza1/radio-hbrida

 

Dejando de lado si esta tecnología nace ya obsoleta o no, lo importante es siempre el contenido. Mucho más que el continente.

Y ahí es donde debe estar el futuro, en los contenidos. Y en la formación de nuevos oyentes.

¿Cómo hacerlo? Llevando la radio a las escuelas, como herramienta de trabajo en el aula, como medio de expresión de niños y niñas, como complemento educativo a todos los niveles.

Pero esto es tema para otro artículo.