Ser valiente no es solo cuestión de suerte…

El storytelling no es solamente contar historias de ficción. También convertir la realidad en una historia digna de ser contada. Por lo tanto, el storytelling no solo se reserva a creadores, publicistas, cineastas, escritores… Como concluía mi compañera Fátima Cayetano en su post anterior, “We’re all storytellers”.

En este arte de utilizar el storytelling como identidad, quiero hablar de Vetusta Morla. Para los que no los conozcan, Vetusta Morla es un grupo madrileño que se dio a conocer al gran público en 2008, con la revolución de su primer disco Un día en el mundo. Sí, ya está, eso es todo. Una banda. Sin embargo, esta gente tiene una historia que marca la diferencia. No es solo que su música sea excepcional, que lo es, si no que es su storytelling lo que les ha colocado en donde merecen estar.

Puede ser que mañana esconda mi voz, por hacerlo a mi manera…

La historia detrás de la banda ya es conocida por muchos. Es difícil no hablar de Vetusta Morla y no saber cosas como que se conocieron tocando en su instituto en Tres Cantos, que llevaban tocando 10 años por bares y salas antes de llegar a ser conocidos, y sobre cómo ninguna discográfica realmente apostaba por ellos. Esta historia tampoco es rara, sin embargo ellos decidieron seguir peleando, y fuerte, por su sueño: auto-editaron sus propios discos con Pequeño Salto Mortal y una noche en Beirut se juraron que todos dejarían en algún momento sus trabajos para dedicarse por entero a la música. El último de ellos en renunciar a su empleo “normal” lo hizo el mismo día que llenaron la Riviera por primera vez.

Esta historia es tan emocionante, que es imposible que no resuene en sus seguidores y no seguidores. Es la lucha por los sueños, es el viaje del héroe de Joseph Campbell hecho realidad. Aquellos que lucharon tan duro que le demostraron al mundo que podían ser ellos mismos y triunfar, sin hacer concesiones. Este storytelling, tan potente y tan identitario, genera vínculos emocionales muy fuertes, que como es obvio, cosecha fans muy entregados.

Y no solo se queda aquí. Además se convierten en auténticos héroes. Una vez han conseguido la atención de los medios, la utilizan con responsabilidad. Particularmente, se embarcan en un concierto benéfico con la Orquesta Sinfónica de Murcia para que Lorca, la ciudad afectada por el terremoto de 2011, consiga la rehabilitación que aún necesita y que ha caído en el olvido tras el boom mediático de los primeros días de la catástrofe. “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad” se decía en Spiderman.

Te he dejado en el sillón las pinturas y una historia en blanco…

Y el storytelling no solo se queda en su historia, sino que además salta a sus letras. En un grupo de seis, sus dos compositores, Juanma Latorre y Guillermo Galván, destilan algo de su experiencia en unas letras que se alejan totalmente de a lo que estamos habituados a escuchar en español. Un mundo de metáforas, de dobles significados, tan amplio en el que es difícil no identificarse de alguna manera. De este modo, sigue ese storytelling, poniendo al público en el centro, dándole autoridad para interpretar del modo que quiera las letras, lo que las hace más fuertes, más arraigadas a la emoción de cada uno. Porque al fin de al cabo, esas letras hablan de nosotros, de nuestra historia, porque la imaginación nos proyecta en ellas. No hay nada más poderoso para una buena historia que dejar que espectador la haga completamente suya dejándole su espacio dentro de ella.

Es tan poderoso ese mundo que Vetusta Morla genera en sus crípticas canciones, tan seductor y misterioso, que casi compone un universo narrativo en sí mismo. Una idea que se recoge en la iniciativa de Los ríos de Alice, una aventura gráfica de Delirium Studios en forma de app que recoge el mito de Alicia en el País de las Maravillas y la interna en un mundo sonoro lleno de atmósferas, de acertijos y referencias a canciones de la banda. Un deleite para los que le damos sentido propio a sus letras y que además jugábamos a estas aventuras a principios de los noventa. Escogida por The App Date como la mejor aplicación del año, lleva el storytelling de la banda más allá y le da cuerpo y textura, lo hace habitable y lleva más aún más lejos la conexión emocional con el mundo narrativo de Vetusta Morla.

He tenido tiempo de desdoblarme y ver mi rostro en otras vidas…

Supongo que se me ve el plumero. Yo soy una de esas fans entregadas, subyugadas por la historia. Incluso en la intimidad puedo contaros cuándo y cómo escuché su primera canción y lo que eso significó para mi. Creo que no hay más conexión emocional que esa. Y es más, me veo reflejada en ellos. Los sueños, la pelea, los logros… Escuchar a Vetusta Morla me hace creer en lo imposible y en que hay que seguir luchando. Será que acaban de sacar nuevo disco y estoy emocionada. Y este es el tipo de pasión que debe despertar un buen storytelling.

Imagen: Capture the Uncapturable          

@Belen_Santa