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En todo este tiempo que lleva Innovación Audiovisual publicando, solo recuerdo que se haya tratado el tema de los webdocs en un post de Javier Jaúregui el pasado diciembre. Y esa es la realidad. Nadie se acuerda de los webdocs o documentales interactivos o idoc (llamarlos como queráis). Y es que, al igual que el documental es al audiovisual el hermano feo del que nadie se acuerda, con esto de los nuevos formatos pasa algo parecido. Pero los que hacíamos documentales y ahora nos metemos en los berenjenales del webdoc, ya estamos acostumbrados. Somos los que pataleamos para que nos escuchen y la palabra crisis es nuestro segundo apellido, nunca hemos disfrutado de la bonanza.

Y es que como señalaba Javier en su post, el webdoc tiene un “tremendo potencial aún no del todo explotado” y señalaba varias razones todas con un enorme optimismo. Hoy me toca ponerme en el sector pesimista y ver las limitaciones del webdoc:

  • No los consume nadie, no seamos tan radicales y digamos, mejor, que muy poca gente. Son como los documentales de animales de la sobremesa. Todo el mundo te habla de la maravillas del Canal Arte o NFB pero realmente ¿cuántos los ven?
  • La financiación de este tipo de documentales es imposible en España. No tienen cabida en ningún sitio. La única manera de poder explorar el formato es partiendo de un documental de concepción clásica que te lo financie una cadena y de ahí, si tienes surte, la cadena pondrá al Lab propio (si es que lo tiene) a desarrollar una acción transmedia. Menos da una piedra, es cierto, pero se comete uno de los grandes errores en esto del webdoc, el intentar adaptar algo que no es.
  • Como ya indicaban en un artículo de Indiwire los webdcos son atractivos, pero ¿quién los está viendo realmente?. Existen dificultad para encontrarlos y mucho de ellos se hacen fuera de la órbita de los medios de comunicación tradicionales por lo que se acusa su dificultad de acceso.
  • La mayoría de los webdocs están pensados para verlos on line y una gran parte en navegador en ordenador. Muchos de ellos están más pensados para el lean forward que para el lean back . Es difícil un consumo de ocio en estas circunstancia y la exigencia a una conexión on line hace que no podamos disfrutar el documental en circunstancias o momentos más propensos.
  • Para colmo de nuestros males, el New York Times y muchos otros periódicos a los que se han sumado los españoles les ha dado por desarrollar reportajes de investigación interactivos (algunos espectaculares) lo que hace que el público general pueda empezar a confundir los géneros.
  • La explosión del big data y sobre todo la visualización de datos exige cada vez más a los creadores incluir más y más elementos en sus proyectos para ser atractivos.
  • La exigencia del desarrollo tecnológico hace que a veces los creadores de documentales no consigamos llegar a la altura, sobre todo por la falta de acceso a financiación y lo que supone de incremento en los presupuestos.

Pero no quiero terminar un post de una manera tan pesimista y es que en el fondo creo que los webdoc son un campo espectacular para la innovación y explorar nuevas formas narrativas por las siguientes razones.

  • Sus presupuestos son más accesibles que los de ficción, lo que puede permitir asumir riesgos más grandes y sobre todo es posible que su producción esté en manos de productores con ideas nuevas y diferentes.
  • Los documentales, a diferencia de la ficción, generaran una enorme cantidad de materiales, tanto de documentación como de grabación. Estos materiales son ideales para probar nuevas narrativas y generar contenidos atractivos.
  • Los aficionados a los documentales suele ser un público exigente ansioso de conocimiento y muy fieles.
  • La realidad es maravillosa e imprevisible y oculta infinitas historias que contar.

Pero todo esto hay que creérselo y apostar por ello, como lo hace la National Film Boad of Canada, a través de un manifiesto de acción para los años 2013-18 (inspirador y de obligada lectura) “Imagine, engage, transform”, donde sus cinco objetivos para estos años son:

  • Convertir a NFB en un líder global basado en la creación y la innovación a través de sus actividades.
  • Incrementar la presencia de la NFB a través de premios e impactos de los trabajos de producción propia con el fin de generar relaciones con los púbicos canadiense e internacionales.
  • Fortalecer y hacer crecer la capacidad financiera de NFB a través del desarrollo de nuevos modelos de negocio y oportunidades.
  • Romper la estructuras rígidas de la compañía haciéndolas dinámicas y fluidas, mejorando así la capacidad de trabajo e innovación creativa.
  • Redefinir la naturaleza y propuesta de nuestra naturaleza pública para el próximo siglo XXI.

¿Os imagináis un manifiesto así de algunas de nuestros canales públicos o de nuestro ICAA? Sería maravilloso, luchemos por ello. Hasta Garci ya se ha dado cuenta que “el cine ya ni se llama cine, ¡se llama mundo audiovisual!”

 

¡Viva San Fermín!

 Imagen: propia tomada en el rodaje del documental Harraga

@rafalinares