Queridos Reyes de las Redes Sociales,

Este año me he portado bien. A ver, no he dado envidia en redes sociales ni he odiado mucho al gobierno en Twitter. Además, he respondido a mi madre en Facebook y he escrito en el grupo de trabajo para colaborar en proyectos. Pero claro, hay cosas que no me cuadran y me gustaría contároslas para que entendáis mis peticiones en esta carta.

Desde hace mucho tiempo veo que en Facebook me salen noticias y videos de muchas cosas que no me suenan. Además siempre hay anuncios de diferentes marcas que me recomiendan rebajas y cosas de vida saludable. La verdad es que son útiles, y gracias a ello he conseguido comprarle unas zapatillas a mi hermano que le van a encantar, pero echo de menos cuando simplemente hablaba con mis amigos o compartía fotos de mis viajes para que mis amigos del pueblo pudieran ver cómo estoy. Echo de menos cuando era social y no exclusivamente publicitario. Que sigan saliendo marcas, pero las que me entretienen y me son útiles y no muchas, sin parar, sin descansar.  

Algo parecido me sucede con Instagram. Como amante de la fotografía la verdad es que me divertía mucho pensando en fotos, compartiendo reflexiones. Saciaba mi necesidad de cuentos e imágenes de Fotolog que compartía con mis amigos. Los filtros ayudan mucho (soy muy fan del de la boca grande) y hay gente que hace cosas maravillosas, pero este año me he cerrado la cuenta unas 5 veces porque sentía que no era feliz contemplando a otros y solo viendo los likes. He silenciado a amigos muy importantes porque sentía que vivía fuera de su realidad paralela preciosa, y en realidad quiero estar en lo bueno y en lo malo, y me he obsesionado viendo abdominales y ejercicios de fitness que me han hecho plantearme que mis 65 kilos y mis patas largas no merecen ni un like. ¿Por qué? Yo solo quiero ver imágenes bonitas.

Youtube es maravilloso. Me he reído con videos que ya tienen un tiempo como el del Zelda de El Rubius o el torneo de Fornite que acumuló 500.000 personas viéndolo en directo. Fue: A-L-U-C-I-N-A-N-T-E. Y entre La Resistencia y los límites del humor, Late Motiv, Informe Robinson… he aprendido y descubierto tanto. Pero claro, esta es mi visión parcial, cada vez que busco nuevos videos en tendencia solo veo challenges raros y noticias del corazón. ¿Pero qué está pasando? Hay tantas cosas y solo veo que lo que más ve la gente se promueve… canales como Enrique Alex que me hace soñar sobre viajes pasan desapercibidos cuando nos pueden enseñar tanto…

Bueno, y Twitter, mi arma de humor favorita. Creo que no me puedo reír tanto entre chistes, tendencias y cuentos que rozan puntos que jamás imaginé creativamente. Ya no necesito un periódico, ¡tengo el mundo! Me siento veloz en mi poco tiempo y me permite estar al día de algunas cosas que suceden, al mismo tiempo que compartir mis reflexiones que quedan expuestas a conversaciones. Todo está bien hasta que lo de libertad de expresión se lleva al límite. Vale que los que trabajamos en social media tenemos “esa tara” de ver todo lo malo y que evitamos que nos afecte a toda costa. ¿Pero y qué hacemos con la falta de respeto constante que contemplamos casi todos los días? Obviamente hay que expresarse, pero hay muchas formas y también hay que intentar entender cuándo es humor.

Queridos Reyes de las Redes Sociales, quiero disfrutar de conectividad, creatividad, vida, reflexiones, fechas de conciertos, noticias, amigos y muchas cosas más pero sin presión. Quiero ser yo y sentirme aceptada al mismo tiempo sin importar lo que ocupe. ¿Podremos llegar a ello?

 

Lo que he pretendido contar en esta carta, con el formato que me es más fácil expresarme, es que si a la presión social del mundo actual ya le echamos bastante la culpa, lo que nos faltaba era sobrecargarla con las redes sociales. Últimamente no es solo un mundo idealizado, es sectario, hay odio, destrucción y ha perdido esa esencia que independientemente de la inversión publicitaria. Quizás nos falta ética, educación, respeto… desconozco la clave, pero lo que era un patio del colegio donde jugar, parece un campo de batalla de likes, zascas, los hashtags y los trending topics. Para eso ya tenemos la adolescencia, que bastante nos ha costado cargar con ella.

Las redes sociales son mágicas pero nos están quemando. El daño está hecho, pero nosotros podemos modular la importancia que le queremos dar.

Y espero, que sea la justa.