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Todos tenemos un cerebro, conexiones sinápticas entre neuronas que llevan la información a toda velocidad creando una gran red de información ¿No te recuerda a algo? Has acertado, cuando hablo del cerebro del mundo me refiero a internet.

Este cerebro, de momento, no tiene consciencia de si mismo. Pero tiene una gran capacidad de almacenar datos y compartirlos a gran velocidad. ¿Pero puede ser este cerebro creativo? Claro que si! La creatividad muchas veces empieza con el intento de resolución de un problema o la búsqueda de respuestas. Es aquí donde entra en escena el Big Data, una palabra tan inmensa como la cantidad de terabytes que contiene. Pero el análisis y la interpretación de todos estos datos puede ayudar a este gran cerebro a ser creativo, cambiar en beneficio de si mismo y de la multitud de pequeñas partes que lo componen, de buscar soluciones para los miles de millones de usuarios que interactúan entre ellos a modo de neuronas.

Este flujo creativo puede ayudar al propio cerebro a crear contenido de interés para retroalimentarse. Durante muchas décadas lo considerado interesante o relevante para la sociedad de consumo ha sido la gran cuestión que intentan abordar creativos y cineastas. La decisiones finales muchas veces se toman amparándose en la confianza hacia el criterio de personas avaladas por trabajos de éxito. Obviamente esto seguirá ocurriendo, pero cada vez es más frecuente que la propia red de redes acabe decidiendo sobre sus propios contenidos.

Una de las plataformas que está utilizando mejor la mente creativa del cerebro del mundo es Netflix. En sus esfuerzos por organizar y aconsejar los contenidos según los gustos de sus usuarios, ha conseguido saber exactamente lo que prefieren visionar sus millones de abonados. El siguiente paso lógico era crear contenido propio y ¿que mejor que crearlo a partir de lo que la gente quiere? Entonces, como si se tratara de un encargo a un showrunner, le encomendaron al sistema que les propusiera un proyecto de serie. Meses después ya tenían la idea inicial sobre la mesa, serie de intrigas políticas en la casa blanca protagonizada por Kevin Spacey y dirigida por David Fincher. O un caso mucho mas reciente apuntó hacia las películas de aventuras con niños de los 80 que se enfrentan a fenómenos fantásticos/paranormales.

Es verdad que esta mente creativa no funciona por si sola y que cuando se crean las tramas y se desarrollan los personajes los guionistas de oficio son lo que tiran del carro. Pero esta gran mente puede ayudarnos de forma activa y creativa, puede aconsejarnos en la fase de creación de la idea, puede aconsejarnos en el casting, en las localizaciones e incluso en la banda sonora. En un proyecto lanzado, nos puede ayudar a detectar exactamente lo que funciona y lo que no funciona. En una encrucijada puede ser el guía que marque la diferencia para encontrar la mejor solución, y esto solo acaba de empezar.

Siempre estarán los proyectos salidos de un impulso por comunicar algo concreto, liderado por personas que no busquen, a priori, el beneplácito de la mayoría. Pero en la industria audiovisual, muchas veces financiada con grandes presupuestos. Tener de nuestro lado la mente creativa del cerebro del mundo puede marcar la diferencia, dando más herramientas a los diferentes profesionales del sector y aportando garantías a los que ponen el dinero. Al final, una de las claves del éxito es conseguir que lo que hacemos sea trascendente, lo mejor es preguntar al nuevo paradigma del inconsciente colectivo.