Este post es, en realidad, una llamada a la acción para todos los que estéis leyéndolo. Me gustaría, si os apetece, contar con vosotros para desarrollar y demostrar una teoría. Os voy a poner un poco de metralla al principio para que los que no os la creáis, o no queráis participar, discutir, rebatir, etc… al menos os entretengáis unos minutos visitando los sitios que enlazo o viendo algún vídeo.

Estaba yo pensando el otro día que este año veo bastante probable que Nicolás Alcalá, entre otros, revolucionen el panorama audiovisual con experiencias y contenidos que nos hagan flipar en colores. No paran de surgir iniciativas relacionadas con la realidad virtual, y al final … ¡no me va a dar tiempo a disfrutar de todas! The Void y Zero Latency, entre ellas.

La última de la que me he enterado surge de la colaboración de un parque temático británico con un mentalista. Un proyecto llamado Ghost Train, que tiene una pintaza increíble. Echadle un vistazo a la promo:

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=PAHenmKkasc]

Se percibe claramente un estado generalizado de ilusión alrededor de estas nuevas tecnologías. Crear, mezclar, distorsionar, aumentar y virtualizar realidades trae consigo el nacimiento de un nuevo mundo de entretenimiento, de arte y de las relaciones humanas, en general.

A raíz de todo esto, volví a un antiguo pensamiento que consumía mi tiempo hace años. La ilusión. En aquella época, me dedicaba a pensar mucho en las emociones que despertaba la ficción en las personas. Quería relacionarme con consumidores a través de productos televisivos de ficción. Si queréis pasar un buen rato, leeros esto.

Siempre he pensado que la ilusión es el motor de toda nuestra existencia. Es la razón por la que vivimos, compartimos y construimos cosas. Creo que es la base de cualquier tipo de relación entre personas, ya sea comercial, personal, individual, colectiva, planetaria o interplanetaria. Así que me animé y me puse a pensar en la concepción de una teoría de la ilusión que pudiese ser aplicable a los negocios en el siglo XXI. Si esto os suena un poco crazy, o simplemente absurdo, ¡corred insensatos!

Hipótesis de partida

Lo que busco demostrar con esta teoría es que existen una serie de variables medibles que pueden conformar el éxito empresarial, basándose en un índice de ilusión creado en el consumidor. Creo que, en la época en la que vivimos, las relaciones entre las empresas y las personas se rigen exactamente por las mismas normas que las relaciones entre personas. De la misma forma, pienso que las relaciones entre distintas empresas deberían regirse por las mismas reglas.

Esto es bastante evidente en los últimos años. Todo lo que ha ocurrido con internet y con la revolución de las redes sociales ha desembocado en la creacion de estrategias centradas en el usuario que están encaminadas exactamente a crear relaciones más cercanas, más personales. Si, como pienso, la ilusión es lo que hace que creamos y confiemos en las personas, o en proyectos profesionales o personales, o incluso nos haga hacer cosas que jamás haríamos, me parece bastante sensato utilizar la ilusión como el indicador clave en la salud y el crecimiento de un negocio. Las ventas no serían un objetivo, sino una consecuencia.

Variables a tener en cuenta

En principio, veo dos pilares principales (mis dos íes) sobre los que creo que habría que construir y medir. Uno estaría destinado a componer la perspectiva de la organización en sí misma y otro a la perspectiva de la relación con los consumidores. Sin más, mis elegidos son:

  • Imaginación

Hay algunos filósofos, como Heráclito, Hume o William James, que hablaron sobre una teoría de la ilusión. Hacían referencia al permanente estado de cambio al que estamos expuestos. No existe un «yo» igual, persistente en el tiempo.

Estamos en plena era de disrupción empresarial. A mí me encanta, claro, y creo que es buenísimo para esta teoría que haya organizaciones que replanteen los sistemas establecidos, e inventen unos nuevos. Que propongan el cambio y estén orientados de verdad a solucionar problemas de los usuarios y consumidores, poniéndoles por delante. Hay otros que, al contrario, ven esto como una amenaza. Lo atacan, o lo intentan paralizar.

Este pilar iría encaminado a medir la capacidad imaginativa y creativa de las organizaciones, a todos los niveles. Nivel de inversión en I+D+i, número de relaciones win-win con proveedores y agentes externos, capacidad de adaptación al cambio, políticas de recursos humanos y diversidad, líneas de organigrama, fórmulas de financiación, responsabilidad social corporativa, … y muchas más que ahora mismo no he tenido en cuenta pero que irían añadiéndose.

¿Por qué imaginación? Es un nombre, da un poco igual. Lo he denominado así porque sin imaginación creo que no hay ilusión. Los deseos más intensos que tenemos son aquellos que imaginamos, que no podemos llegar a visualizar hasta que realmente ocurren. Y entonces creamos unos nuevos, cargados de más imaginación. Venga, pensad en ese chico o chica con el que siempre imaginábais cositas … pues eso. Si una organización es capaz de generar esa emoción en un consumidor, ¿cuánto valor le pondríais?.

  • Inmersión

Esta es la parte que más me gusta. Aquí lo que definiríamos serían ratios de interacción, integración en procesos, comunicación y diálogo, experiencia de usuario, sistemas de recompensa y gamificación, y todo aquello que haga crecer la relación con los consumidores. Si lo extrapolamos a relaciones personales, inmersión puede significar amor, amistad o simplemente conexión. Se trata de generar y medir vínculos especiales con los consumidores, en los que éstos quieran tener información sobre el nuevo proyecto que va a poner en marcha la compañía, la forma de participación que les proponen como consumidores o los cambios y decisiones importantes que la organización tiene que tomar con ellos. Un ejemplo fácil de esto.

¿Por qué inmersión? Creo que en este caso está mucho más claro que antes. Cuando como persona estás formando parte de algo, integrado, aportando tu valor (de cualquier forma o modo) te sientes muchísimo más identificado y, como consecuencia, tienes más ilusión o te hace más ilusión que pasen cosas alrededor de ese «algo». Un buen ejemplo de esto, aquí.

Y…. bueno, eso es todo lo que comparto con vosotros, de momento. ¡Queda un montón! Yo seguiré investigando y tendré algo más serio que contar en algún momento. Me encantaría saber si le veis sentido, si conocéis algún acercamiento a esto que pueda ayudar, si os inspira algo o si os parece la peor basura que habéis leído últimamente. Si os apetece, estáis todos invitados a participar, solo tenéis que comentar aquí o decírmelo.

Crédito de la imagen: Yviss via Compfight cc

@bernimel y también