Interfaz de netflix.com accediendo desde IP española

Interfaz de netflix.com accediendo desde IP española

A principios de este año Netflix hacía públicos sus planes de desembarco en 200 nuevos países antes de que terminase 2016. La llegada a España de pronto no parecía tan lejana, tras un intento fallido en 2010 y (según las malas lenguas) unos pésimos informes de viabilidad financiera por los elevados índices de piratería en nuestro territorio. Medios especializados han asegurado que las negociaciones con España llevan meses en curso y que ya se han cerrado varios acuerdos de licencia de contenidos, con la mirada puesta en otoño 2015.

Sigue sin haber confirmación oficial por parte de la compañía pero hay señales que invitan al optimismo. Desde hace unos días la url netflix.com redirecciona a un site en castellano en el que podemos dejar el correo electrónico para que nos informen sobre la activación del servicio en nuestro país. La cosa parece inminente.

De Netflix se ha hablado mucho, con posiciones que van desde quienes lo esperan cuan advenimiento del Mesías audiovisual a los que aseguran que el pobre contenido de su catálogo no logrará convencer al españolito de a pie,  asentado en la cultura del gratis total.

El artículo de hoy condensa gran parte de la información pública de su servicio de atención al cliente, entrevistas al staff, artículos de analistas y medios especializados e informes de accionistas de la compañía. ¿El objetivo? Arrojar algo de luz  sobre las grandes preguntas que planean cuando se habla de Netflix. ¿Cuál es su oferta real? ¿Hay limitaciones a la cantidad de contenido que se puede ver? ¿Cuánto cuesta? ¿De verdad es tarifa plana o hay que pagar por lo que merece la pena? ¿Qué opciones de contratación ofrece? ¿En qué dispositivos funciona?

¿Qué es?

Netflix es lo que se conoce como SVOD (Subscription Video On Demand), es decir, un servicio streaming de contenidos que ofrece a los suscriptores acceso ilimitado a su catálogo a cambio de una tarifa mensual. El reproductor del cliente (set top box, SmartTV, consola, móvil, tableta o portátil) conecta con el servidor remoto de Netflix, que envía el archivo seleccionado. A continuación el sistema construye un buffer en donde se va almacenando. Cuando éste se llena con una fracción mínima del archivo original, se puede reproducir mientras la descarga continúa en un segundo plano. Netflix no tiene modo sin conexión ni permite la descarga de ficheros, de manera que no funcionará si no tenemos Internet. La calidad del streaming dependerá de nuestra conexión y, desde luego, lo preferible es disponer de banda ancha. En sus especificaciones técnicas, Netflix recomienda velocidades de conexión que van desde un mínimo de 0,5 megabytes por segundo a 25 megabytes por segundo para contenido en Ultra HD.

La monitorización de la reproducción es exhaustiva y constante para garantizar tanto la continuidad del servicio como un correcto seguimiento de lo que ve cada cliente.  Si paramos un contenido, al volver a reproducirlo se nos ofrecerá la posibilidad de reanudarlo donde lo dejamos o comenzar de nuevo. En el caso de series de TV, la lista de capítulos va mostrando un «check» cuando ya se han visto. También ofrece un mecanismo automático que encadena el final de la reproducción del capítulo que acabamos de ver con el siguiente.

Precio y paquetes disponibles

Las tarifas rondan unos precios similares en todos los países, si bien intentan adaptarse a las necesidades de cada mercado manejando diferentes variables. Y una de ellas, por increíble que parezca, son los índices de piratería locales. En declaraciones a varios medios, David Wells (Chief Financial Officer de Netflix) afirmaba que precisamente en los territorios con una tasa elevada de piratería no se plantean subir precios porque asumen que esa es su gran competencia. Ofrecer una opción económicamente asequible por un contenido accesible y atractivo les parece la manera más realista de convertir a quien piratea en cliente de pago.

Netflix ofrece 1 mes de servicio gratuito, sin compromiso de permanencia. Pasado ese mes, el cliente puede elegir entre 3 paquetes de contratación (básico, estándar y premium) que se incrementan en precio de manera proporcional a los servicios que ofrecen. El rango de precios en EEUU va de 7,99 a 11,99 dólares en función de la calidad de vídeo y el número de consumos simultáneos. Todos los paquetes permiten cancelar la suscripción en cualquier momento y verlo en todos los dispositivos que soportan el servicio.

Fuente: Netflix.com

Fuente: Netflix.com

En entorno europeo la tarifa más barata es de 7,99 € (Francia, Alemania, Austria, Bélgia y Luxemburgo).

Personalización

Hace poco Eva Patricia Fernández hablaba en este mismo blog sobre los beneficios que tiene para las organizaciones el empleo de los datos masivos. Pues bien, Netflix ha hecho del Big Data su mantra corporativo. Dispone de un ejército de personas cuyo trabajo consiste en visionar horas y horas de vídeo asignando etiquetas y categorías a todo el catálogo que adquiere. Este equipo de taggers, además, se refuerza localmente contratando a personas en los territorios en los que se prepara el desembarco, lo que garantiza una óptima incorporación de la cultura audiovisual del país a su algoritmo. Como pudo constatar Alexis Madrigal en su extraordinario artículo «How Netflix reverse-engineered Hollywood» esta indexación de contenidos ha generado casi 80.000 microgéneros sobre los que se asienta la asombrosa especifidad de su motor de recomendación. Netflix no se limita a recomendarte «Películas de aventuras» ni «Dramas médicos». Si has visto The Fall y House of cards y las has valorado con 5 estrellas es posible que más adelante encuentres una selección de contenidos bajo una categoría tipo «Critically acclaimed dramas with a strong female lead». Cuantos más contenidos ves, más puntos de contacto encontrará el algoritmo entre ellos. Y más acertará en sus recomendaciones. Buscan experiencias hiperpersonalizadas, incluso para cada uno de los miembros de la misma unidad familiar, a los que permite crear un perfil diferenciado cada vez que acceden a la plataforma.

Netflix se jacta de conocer a sus clientes igual de bien que a sus contenidos. Monitoriza número de reproducciones (play, FF, RW, pausa, abandono), el número de estrellas que se le da, las búsquedas, la ubicación geográfica, el soporte desde el que se visiona, el día y la hora y hasta la huella social que vamos dejando con nuestros comentarios. Si estás pensando abonarte a Netflix prepárate para un bombardeo constante de newsletters, encuestas, peticiones de valoración de contenidos, sugerencias de log con perfiles sociales etcétera. La personalización también se cuida en las versiones que ofrece según el tipo de dispositivo desde el que se accede al servicio (app o navegador) tanto a nivel de interfaz como de usabilidad.

 

Fuente: Netflix.com/Personalize

Fuente: Netflix.com/Personalize

 

Netflix no es un simple escaparate de contenidos. Es un sistema inteligente que se depura y adapta al usuario con cada una de sus búsquedas, visitas y descartes. Como afirmaba Todd Yellin, (Vicepresidente de Innovación de Producto) al hablar del reciente rediseño de su web, Netflix aspira a funcionar como una “inteligencia” predictiva para colocar delante de cada nuevo visitante aquel producto que, sobre la base de todos los datos de que disponen, es el que con mayor probabilidad querría ver en cada momento.

Contenidos

La gran incógnita de Netflix España es cuál será su catálogo al arrancar el servicio. Su oferta es dispar por países (tanto en calidad como en cantidad de títulos) y cualquier apuesta sería pura especulación. Una cosa ha de quedar clara desde el principio: no esperes encontrar los últimos estrenos en cines ni la última temporada de tu serie favorita. Los títulos entran en un servicio SVOD al cerrarse la ventana de la TV de pago. Eso implica una disponibilidad muchos meses después de un estreno en cines o del season finale de una serie de culto. Ahora bien, es más que probable que te encuentres la última temporada de una serie que todavía está en emisión a pocas semanas del estreno de los nuevos capítulos. Netflix es famoso por utilizar esta estrategia de repesca de espectadores que se ponen al día en su servicio y acaban convirtiéndose en nueva audiencia televisiva de la emisión en parrilla.

En España existen distintos servicios de VOD (Filmin, Yomvi, Wuaki.TV, Nubeox...) que sí explotan alquiler digital de títulos (disponibles tras 3-4 meses de su paso por cines) pagando un extra por su visionado, complementando esta opción con sus propias tarifas planas. Netflix, sin embargo, no dispone de «títulos premium» que requieran un pago adicional. Es un «all you can eat» en el que el cliente no tiene más límites que el tiempo de que disponga y el tamaño del catálogo. Baste recordar el golpe de efecto que dio al colgar todos los capítulos de House of cards en lugar de serializarla (aunque ha flirteado con la emisión capitular), popularizando los atracones audiovisuales (el famoso binge watching).

Netflix ha reconocido que su oferta cuando debuta en un nuevo país siempre será peor que la que estará en condiciones de ofrecer tras un tiempo de rodaje. Aquí va a llegar a un mercado con varios competidores sin algunas de las niñas bonitas de su catálogo, cuyos derechos de explotación digitales cedió con anterioridad a otros servicios. Pero asume las carencias y rotación de su catálogo. No podrían mantener sus tarifas si su objetivo fuese tenerlo absolutamente todo. Por ello se aseguran de que los títulos que sí están garanticen unos niveles de satisfacción óptimos a sus clientes. La entrada y salida de títulos de su catálogo es, en realidad, un constante ensayo-error que les permite desechar lo que no funciona en favor de contenidos más populares dentro de la plataforma, es decir, aquellos que repercuten favorablemente en el tamaño de su cartera de clientes y en el número de horas de visionado. Y siempre desde el más absoluto secretismo en lo que concierne al tamaño real de su catálogo o las audiencias de sus programas.

Muchos llevamos meses haciendo quinielas de contenido y precio para Netflix, y elucubrando sobre el éxito o el fracaso de su aventura española. No parece que a la compañía le falte Business Intelligence como para entrar en un mercado con todo en contra sin un as en la manga. ¿Se animará con algún Netflix Originals (producciones propias de la compañía) local, como con «Marseille» en Francia? ¿Apostará por las producciones españolas en su catálogo? ¿Ofrecerá un precio verdaderamente competitivo? ¿Conseguirá reducir los índices de piratería como ha hecho en otros países?

La respuesta, próximamente en sus pantallas.

 

@elena_neira